Читать книгу El desafío crucial - José Antonio Bustamante - Страница 9

Preparados para triunfar

Оглавление

Teniendo en mente el gran avance en el campo tecnológico con su impacto en las actividades laborales y en la vida diaria, podemos comenzar a extraer algunas conclusiones que nos servirán de fundamento para el viaje de preparación que nos lleve a superar en forma exitosa el desafío crucial que deberemos abordar en un futuro inmediato: 1. Se debe tener muy claro que el alto valor del conocimiento está asociado a la satisfacción de una necesidad latente y significativa para un grupo, empresa o la sociedad toda. 2. Una vez adquirido este conocimiento, otorga a aquellos que lo poseen una ventaja que es sólo temporal, hasta que otros también lo adquieran y las necesidades a satisfacer se hacen más complejas y sofisticadas, por ello la importancia y la razón de la búsqueda del saber nunca se detiene. 3. Existe un alto potencial de hacer evolucionar este conocimiento, pero es un conocimiento que se tiene que ir renovando y que se crea a partir de lo que ya existe. 4. El conocimiento que sirve de base para algo puede mutar a través de los procesos de mejora e innovación a dominios completamente diferentes a aquellos desde los cuales se originó. En el caso del fuego, por ejemplo, aquello que partió como algo para protegerse luego dio paso al fundido del metal, siendo después un medio para la fabricación de herramientas y armas. También ha estado presente en el arte, para generar piezas escultóricas o de artesanos y muchas otras aplicaciones y técnicas derivadas que requieren altas temperaturas. Un uso especialmente importante ha estado en lo referente a la cocción de alimentos, ya que esta acción estratégica, que permite aprovechar en una forma más completa los nutrientes sigue evolucionando hasta hoy, incluso en algunas de ellas el fuego ya no está presente en forma física, pues ha sido remplazado por electricidad y otros medios, dado que en el fondo era la temperatura la clave y no el fuego por sí mismo. Sin embargo, sin contar con el elemento en sus inicios, tal vez nunca se habría avanzado hasta llegar a los actuales hornos eléctricos, de microondas y últimamente, con base en electromagnetismo, que calienta sólo el utensilio y hay por lo tanto poca pérdida de energía en forma de calor. 5. Aquellos que poseen el conocimiento, personas, equipos, tienen una ventaja que los hace ser importantes, a veces imprescindibles, para llevar adelante una tarea o función de la cual dependen cosas esenciales relacionadas con una necesidad por satisfacer o un problema a resolver. 6. Se requiere precisar el significado y alcance del concepto conocimiento, ya que si recordamos una vez más la historia del fuego, aquéllos que observaban cómo otro lograba hacerlo de la nada, no podrían hacerlo ellos mismos con sólo observar o incluso escuchar el cómo lograrlo. Los hechos demuestran que no se puede considerar que exista verdadero conocimiento si no se es capaz de llevar a la práctica lo aprendido, pues una cosa será poseer información, conocimiento teórico y otra muy diferente será “saber hacer”. Cuanto sabemos hacer y el cómo hacerlo, determinan una diferencia fundamental.

A través de la historia los pueblos que han poseído un determinado conocimiento han logrado formar imperios asociados a la fuerza para imponer sus condiciones, sin embargo igual han terminado por caer en algún momento si es que no continuaron impulsando el desarrollo del saber como un aspecto de alta importancia. Esto le ocurrió al Imperio Romano, que socavó su superioridad, entre otras cosas, porque dejó de lado el progreso tecnológico y la innovación, envuelto en largas disputas por el poder político. Las guerras mundiales del siglo XX marcan un punto de inflexión en este aspecto. Ya en la primera de ellas, se inició el uso de muchas armas mecanizadas, especialmente tanques que hicieron la diferencia cuando Estados Unidos comienza a tomar parte. Para la segunda conflagración, los avances en aviación, comunicaciones y otros, sin contar el desarrollo de la energía atómica, fueron decisivos al inclinar la balanza de fuerzas en, quizás, la última guerra entre grandes ejércitos, pues las guerras desde entonces se han ido haciendo cada vez más a distancia, con misiles teledirigidos, drones y en el futuro cercano, con fuerzas robóticas de campo para tomar posesión de los lugares conquistados. En una de las recientes películas del Agente 007 un asistente de informática le comenta al famoso espía que “él puede hacer más daño desde su habitación antes del desayuno, que 007 como agente de campo viviendo todas las peripecias del espionaje”.

Precisar la importancia de lo que necesitamos aprender, implica tanto contenidos, habilidades y competencias que serán cada vez más genéricas o lo que se denomina meta competencias, cuyo dominio por la tecnología de inteligencia artificial se visualiza mucho más lejano. En este mismo sentido también se necesita cambiar las metodologías de aprendizaje, tomando cada vez mayor ventaja el aprendizaje que se logra desde la experiencia, en la práctica directa del trabajo, apoyado por el uso de tecnología móvil, el e-learnig y el aprendizaje colaborativo, mucho más que la enseñanza tradicional en sala de clase, a la cual se pronostica en el futuro cercano una casi total irrelevancia.

Otra conclusión que surge de una revisión de las primeras etapas del progreso en las técnicas y las ciencias, es la sistematización del conocimiento obtenido para permitir una base que facilite su registro replicación, pero esencialmente como pilar para crear una nueva etapa de desarrollo. En este sentido la invención de la escritura hace aproximadamente cinco mil años y su registro sucesivo en piedras, papiros y luego en papel, que se multiplicó, además, con el surgimiento de la imprenta en el siglo XV, hasta los enormes depósitos y disponibilidad que existe hoy debido a los motores de búsqueda como Google en internet o las diferentes formas de almacenamiento en línea tipo Wikipedia. Sin embargo esta gran disponibilidad de fuentes de información, no sirve de mucho si no se hace algo concreto con ella. Es como aquellos libros que están en la casa, pero que no se leen. El conocimiento puede estar disponible pero es como si no existiera si no se explora, aplica, y se genera algo nuevo a partir de ello. El asunto es aún más complejo cuando ni siquiera tenemos conciencia de que necesitamos hacer esa búsqueda, porque para ello se requiere motivación y un plan que nos permita gestionar lo que sabemos. Desde allí se comenzará a obtener la diferencia, pues permitirá la transformación y la generación de valor. Lo anterior requiere precisar un contexto en que líderes, equipos y la forma de aprender en los colegios, universidades y en la capacitación organizacional se haga en forma diferente. Esto no es menor, porque al parecer este aprendizaje ha estado centrado en desarrollar competencias para la revolución industrial que ya pasó y está completamente desfasada de la nueva era digital y la cuarta revolución industrial que está llegando. Este cambio tan dramático en la creación de valor puede ejemplificarse en los valores de mercado de compañías emblemáticas de la era industrial como las fábricas de automóviles, General Motors por nombrar una, que tiene un valor en bolsa menor a la empresa de taxis basada en una aplicación móvil, como es Uber. O la empresa de tecnología Apple, que tiene un valor mayor a las empresas del petróleo, como Shell o Exxon. Podemos decir que las empresas tecnológicas son la “industria pesada” del siglo XXI.

Por qué mejor no adelantarse y prepararse desde ahora sin perder más tiempo y comenzar a incorporar nuevas herramientas “multiuso”, para lograr una mirada diferente, estratégica, que sepan valorar en el mercado del trabajo y que impida la obsolescencia de muchas prácticas y tareas que no serán necesarias. Hace ya algunos años, el título de un artículo aparecido en el Financial Times decía “no busque empleos, busque clientes”. Para ello será necesario comprender y luego ofrecer algo que esos clientes valoren o aprecien en el futuro próximo, pues grandes cambios ocurrirán en menos de una década. El mundo será muy diferente en 2025. Como ya hemos examinado, a medida que avance la frontera tecnológica, muchos trabajos que hoy consideramos protegidos de la automatización porque no son rutinarios, acabarán siendo tan rutinarios como predecibles.

En forma complementaria, debemos tener en cuenta que el temor actual sobre la tecnología, no se debe a la idea de que las máquinas o los robots puedan actuar por su cuenta, sino a la idea de que nos pueden llegar a dominar. Sin embargo será necesario determinar su alcance para prepararnos adecuadamente en superar el desafío laboral y organizacional que este temor, pero también los avances reales demanden. Será necesario no olvidar los siguientes aspectos: en primer lugar las tecnologías de la información nos permiten automatizar la toma de decisiones en muchos campos, pero gracias a ello podemos concentrar el ejercicio de nuestras capacidades propiamente diferenciadoras en otros campos importantes y determinantes para nuestra sociedad. Las tecnologías de que disponemos, y más aún, seguramente las tecnologías de que dispondremos en el futuro, son extraordinariamente poderosas; sin embargo, la tecnología “total” no es posible. En segundo lugar, el desarrollo tecnológico responde a ciertas pautas de racionalidad práctica, pero depende de valoraciones y de actividades humanas, no es completamente autónomo. Las computadoras tienen un problema con la interpretación de contextos porque no viven en el caos del mundo humano, aunque extiendan sus funcionalidades en ambientes digitales y físicos. Las computadoras equipadas con sensores se vuelven más y más expertas, cada vez son más capaces de operar y aprender de la realidad de las calles de la ciudad, lugar de trabajo y el hogar, pero no pueden experimentar la vida humana, y porque no pueden conocer el mundo a través de la experiencia humana, no pueden explicar o apreciar completamente los contextos humanos. A medida que avanza el aprendizaje automático, las computadoras continuarán creciendo a más capacidades cognitivas sofisticadas, sin embargo carecerán de los lentes humanos con los cuales vemos la vida, aprendemos a interpretar contextos para evaluar, actuar y tomar decisiones importantes. Las máquinas inteligentes aprenden cuando sus neuronas artificiales forman conexiones más fuertes o más débiles alterándolas gradualmente a través de ensayo y error. Los seres humanos aprendemos de la misma manera, con nuestras conexiones sinápticas cada vez más fuertes o más débiles. La diferencia clave es que en lugar de entradas de datos numéricos puros, nosotros fortalecemos o debilitamos nuestras conexiones mentales a través de la experiencia. En otras palabras, hemos evolucionado para imaginar y crear. Otros animales aplican una cierta capacidad para resolver problemas específicos relativos a su supervivencia, como habilidades de caza, de protección, lenguaje e incluso sociales sofisticadas presentes en mamíferos, pero sólo los seres humanos pueden crear historias imaginarias, inventar trabajos de arte, e incluso construir cuidadosamente teorías racionales que explican la realidad percibida. La creatividad combinada con la flexibilidad mental nos ha hecho únicos y debiera seguir estando en la base de lo que nos permita superar nuevos desafíos. Cualquiera que sea el campo o la profesión, el trabajo más importante será la parte creativa del mismo. Cada vez más, las capacidades más demandadas hacen alusión a esta forma de pensar junto al pensar crítico, y sistémico. Algunas compañías, tal como Google, incluso lo convierten en una piedra angular de su proceso de contratación. El proceso de entrevista evalúa las respuestas de los postulantes a grandes desafíos, en lugar de interrogarlos sobre un área específica de conocimiento: algunas de ellas por ejemplo son: “¿Qué piensa usted? ¿Cómo analiza los problemas? ¿Cómo desarrolla algoritmos? ¿Cómo mide el desempeño de esos algoritmos?” Si hay veinte formas de resolver un problema y sólo dos o tres son muy buenas, se debe saber cómo enfocarse en ellas y pensar creativamente sobre cómo aplicarlas.

En este panorama ¿cuál podría ser un “plan maestro” que logre mantener la empleabilidad y otorgue ventajas a profesionales y empresas? No hay una respuesta única, porque dependerá del ambiente especifico o ámbito de acción, pero sí es posible señalar, y ése es el propósito a ser desarrollado en el libro, que más allá de un trabajo en particular en el caso de las personas o un rubro específico en el caso de las organizaciones, la opción más segura irá por la creación de valor que puedan realizar creando nuevo conocimiento basado en ciertas “meta competencias” que lo hacen posible, lo incrementan y lo transforman en una práctica y una forma de ser arraigada en una estrategia flexible, que se adapta con rapidez para proponer soluciones nuevas a los desafíos propios del trabajo diario. A la vez, estas competencias cognitivas serán la base para desarrollar nuevas posibilidades de innovación disruptiva, es decir no lineales y por lo tanto muy difíciles de imitar por las máquinas de aprendizaje en una sociedad de complejidad creciente. Generar nuevo conocimiento y adquirir o potenciar estas meta competencias no tiene que ver necesariamente con hacer un doctorado o aprender cosas muy sofisticadas, sino con poner en práctica técnicas y herramientas relacionadas con la forma de pensar, preguntar y trabajar con otros que hacen una diferencia fundamental, si se logra canalizar el potenciar creativo, compartir lo que se sabe para mutar, aprender de una manera diferente, dejando de lado los paradigmas que han prevalecido por largo tiempo en la formación, la capacitación, el trabajo por áreas funcionales y, de modo muy importante, en el estilo de liderazgo que emplean jefaturas de los diferentes niveles organizacionales.

Cualquiera que sea la industria; finanzas, leyes, manufactura, medios o cualquier otra, requerirá de capacidades cognitivas que la equipen para tareas que quizá ni siquiera podamos imaginar todavía. Estas capacidades son cognitivas generales más que conocimiento específicos. En el futuro, las personas necesitarán tener conocimiento especializado para ser efectivos en la parte básica de su trabajo, pero eso solo no será suficiente. Para tener éxito, los profesionales de mañana tendrán que demostrar un orden superior en la manera de pensar. La adquisición y aplicación de estas meta competencias cognitivas debería constituir la llave que abra la senda hacia una nueva forma no sólo de trabajar sino de relacionarse con las tecnologías. Podrá ser perfectamente posible aplicar el proverbio “si no puedes contra tu enemigo únete a él”. El hecho de que un trabajo sea rutinario no lo hace más o menos vulnerable frente al avance tecnológico. La fragilidad laboral radica en la predictibilidad. Pensemos en un trabajo que cualquier persona pueda aprender a hacer mediante el estudio detallado de las tareas que desempeña alguien más. Si esto es posible, entonces muy probablemente un algoritmo aprenda algún día a hacer ese trabajo o parte de él. La conclusión de todo esto es que adquirir más habilidades y grados académicos no necesariamente nos protege ante la automatización laboral. En este panorama que nos convoca el desafío crucial, los líderes, es decir, todos aquéllos que deseen ejercer influencia desde sus respectivos campos de acción –que puede incluir desde dirigentes sociales, políticos, hasta los que se desempeñan en las empresas, guiando equipos de trabajo como emprendedores, jefaturas o ejecutivos–, tendrán que iniciar o potenciar, sin dilación, una reflexión profunda en relación con sus competencias, habilidades y en sus creencias respecto de lo que el liderazgo significa para tener credibilidad y hacer que las cosas ocurran. El líder deberá ser el primero en prepararse y entender el contexto de lo que este desafío implica y desde ahí favorecer nuevas formas de trabajar y relacionarse con colaboradores y equipos, para hacer que fluya el uso de las competencias cognitivas señaladas.

El desafío crucial

Подняться наверх