Читать книгу Espléndida iracundia - José Güich Rodríguez - Страница 18

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Manuel Morales

(Iquitos, 1943 - Porto Alegre, 2008)

Poemas de entrecasa. Lima: Universidad Nacional de Educación, 1969.

NO BUSQUEN UNA PATRIA

que contenga rosas. Hoy

ya no existen las rosas. Sólo existe

una patria en la palma del pecho

y otra

en el centro del ojo.

Sigan buscando rosas. Encontrarán

un balazo en el pecho

y otro

en el centro del ojo.

SI TIENES UN AMIGO QUE TOCA TAMBOR

Si tienes un amigo que toca tambor

Cuídalo, es más que un consejo, cuídalo.

Porque ahora ya nadie toca tambor,

Más aún, ya nadie tiene un amigo.

Cuídalo, entonces,

Que ese amigo guardará tu casa.

Pero no lo dejes con tu mujer, recuerda

Que es tu mujer y no la de tu amigo.

Si sigues este consejo, vivirás

Mucho tiempo. Y tendrás tu mujer

Y un amigo que toca tambor.

IDIOSINCRASIA

Estamos acostumbrados a las mentiras.

Nos tratan peor que a negros.

Nos humillan peor que a negros.

Hasta nos venden como negros.

Y este país es el despelote.

Con el cuento del pueblo — nos estafan.

Nos hacen a diario el cuento del tío.

Estamos acostumbrados a las mentiras.

Al tira y afloja de unos cuantos pendejos.

Pero ya se les va acabar,

Porque un día de estos se nos sale el indio.

RESUCITO

Aquí va esto que es mi historia.

Yo resucito todos los días

de los desayunos. Me cuelgo

en realidad de las tazas?

Soy en verdad un ángel o farsante

o como diría aquel, que está

sentado y se rascó la espalda,

“eres un tal por cual”

Pero que me importa. 190 veces

me repito lo mismo,

cuchomil novecientas veces

me repiten lo mismo.

Adivino que eso es la historia.

El levantarse desnudo,

ponerse los zapatos, maldecir

la burocracia, no da derecho

a ser considerado poeta social.

Será mi suegra poeta social?

Ojito ojito: si se ponen de acuerdo

ya saben dónde encontrarme. Yo resucito

todos los días de los desayunos.

USOS SON DE LA GUERRA

—En el amor y en la cama

Napoleón fue un fracasado. No digo lo mismo

en la guerra. Su éxito

consistía en envolver al enemigo,

y Francia lo tuvo

como su más grande hijo predilecto;

y le dio fama

y sus más hermosas mujeres.

Grande en estrategia

y corto en pene, en la cama.

mandaban sus mujeres (La victoria

correspondió a sus generales).

EL TRUCO DE ESTE MUNDO

Ahora tenemos que ser parcos.

La alegría nos reconforta

como un hermano.

Pero el mundo no está hecho

a la medida de nuestros sueños.

Tenemos ganas de encendernos

a cada instante

mirar una calle, hablar

hasta cansarnos

porque atrás

una sombra nos persigue.

Es decir, este mundo

tiene su truco.

El mundo es como un lunar

en el rostro de una muchacha.

No podemos inventar paraísos

porque no estamos

autorizados para ello.

Ahora tenemos que ser cautos.

No presumir que nuestro corazón

es puro y, calladamente,

adaptarnos

al truco de este mundo.

LA MALA DISTRIBUCIÓN DE MI TIEMPO

Jamás he negado que tengo malas costumbres.

Sobre todo cuando el sol hace garabatos en mis ojos,

o cuando una muchacha me sonríe con su blusa amarilla.

Por eso siempre que puedo dirijo mi batuta hacia mis viejos,

y hacia esos despojos solemnes que frecuentan mi casa;

a la abuela, sobre todo, que aún sueña con Rodolfo Valentino.

Este tiempo asqueroso que me ha tocado vivir lo tengo mal distribuido,

hablo demasiado y no construyo más que castillos en el aire;

y de noche me atormento como un miserable y hago invocaciones al

Marqués de Sade.

Pero a veces yo me escapo de esta rutina y frío monos en la sartén de palo;

vivo en constante peligro de encontrarme con la horma de mis zapatos,

de encontrarme con algún enemigo que me ponga los puntos en las íes,

o de que mi padre se encarache y me mande al diablo.

Pese a todo visito las cantinas,

escupo en los lugares públicos donde no debo hacerlo,

y toco los timbres de los vecinos y corro como un cretino.

Ya los policías se han dado cuenta y me tienen entre ojos,

me marcan a presión y me han acusado de tener malas costumbres;

y el día que me agarren la voy a pagar una por todas.

Pero yo me río,

porque este tiempo asqueroso que me ha tocado vivir

lo tengo mal distribuido.

de Poemas de entrecasa

RÉQUIEM PARA EL SORDOMUDO JACK QUINTANILLA QUE DEJÓ LA VIDA TIRADA SOBRE LOS ASFALTOS (HISTORIA DE CHOBORRAS)

Te acordarás de este otario

que un día, cansado

se puso a ladrar...

(Yira... Yira... tango)

ENRIQUE DISCÉPOLO

Por primera vez desde aquel encuentro

En La Chilena el sol se habrá borrado de su rostro. Y ebrios y gamberizos,

Choborras y guaraperos abrieron su corazón rojo-pisco al desborde

De la ternura. Jack Quintanilla sumido en la niebla.

Imagino también a la canalla, fracasados triunfantes de la vida. A Toto,

Obdulio, Rafo, Al Trabuzón Zapata, Al Mocho Gutarra y Dedalito, amigo

De las grandes procacidades y el trago corto Y las muchachas antiguas

Criaturas pasadas de moda— buitriando un gato de los mil demonios,

No es menos interesante, por cierto, la historia de Faltapincho castrado

En la guerra del Chaco. Jack Quintanilla sumido en la niebla

Y esa terrible mirada condimentada con ajos y cebollas, esa terrible

mirada antologizando los principales burdeles y chongos de la costa, es

De pronto en picada una campana apachurrada bajo las ruedas de un FORD.

(Intuyo que nuestro tiempo llama presto a celebrar la amistad).

Un rumor de botellas vacías los separaba para siempre. Y Bienvenido

Granda,

Daniel Santos y la Sonora Matancera, y otras caliginosas voces,

Se adhieren al merecido homenaje y callan desde a radiola AMI music,

Y hasta Sudapisco, el perro

Alcohólico de Marambio, tirado sobre los gargajos.

Y el aserrín ocre del piso, deja escapar lágrimas caninas, testimonio

Del más grande homenaje. Jack Quintanilla bajo los neumáticos.

Y dicen las malas o buenas lenguas— que llegó de Chincha con dos

Soles cincuenta y una chalina. Afirman. Sordomudo de nacimiento.

Su idioma, indiscutible, mágico mundo de señales, era

Para entenderlo de corazón a corazón. El mundo aparecía en sus manos,

Hasta aquí mi historia no deja de ser cierta. Había recibido 10 kilos.

Y decidir celebrarlo con los amigos. Y fui a buscarlos donde siempre.

Sabido es que en La Chilena, los borrachos

Arrojan sus problemas a empellones, las sillas vuelan

Y nadie sabe quién pegó a quién. O mejor dicho,

Los entripados y los pleitos de barrio comienzan en la calle; hasta que,

Finalmente, uno se arma de coraje y decide concluirlos en La Chilena.

(Por supuesto que hay libertad de cátedra y carajos).

Cuando llegué después de seis meses de exilio voluntario, de pugnas

Y claudicaciones interiores, todos estaban con el suelo en los ojos

Jack Quintanilla sumido en la muerte. Había

Dejado la vida tirada sobre los asfaltos, para siempre

Y ahora que estoy en Chincha con Jorge Vega, con Enano y Peluca, yo

Le ofrezco dos palmadas de tierra de mi corazón. Jack Quintanilla.

Descansa en paz.

Espléndida iracundia

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