Читать книгу Lo que vendrá - Josefina Ludmer - Страница 13
LOS PERSONAJES DE UN TESTIMONIO DEL FRACASO
ОглавлениеSe me dirá: Sobre héroes no es solo la reflexión de Bruno, no es solo lo que piensa Sábato, es una novela, hay seres y cosas que el autor siente y elige; es cierto que en “lo nacional” de Sábato no está nuestro país, pero ¿y en esos muchachos del café, en Tito D’Arcángelo, en el Loco Barragán, en Bucich, en Hortensia Paz? Veamos.
Es cierto que Sobre héroes no es solo la reflexión abstracta de Bruno: están los personajes, los tipos que parecen sostener y demostrar sus teorías acerca del “ser nacional” y del “hombre argentino”. La novela se podría interpretar, en un sentido, como mostración de distintas actitudes argentinas que, desde diversos ángulos, integrarían o reflejarían esa esencia nacional. Sobre un fondo de argentinos unidos en su rencor y en su violencia, se destacaría el drama de un argentino solo y sin esperanza, de una Argentina-resumen-de-la-historia-argentina y expresión de la pérdida de las glorias del pasado, de la “oligarquía en decadencia”, y de un argentino obseso. Purgan culpas, o se ven necesariamente determinados al Mal, pero todo al fin se purifica. La pureza está en el sur, en el frío, en el viento, en la vida dura, en la falta de mujeres, en la proyección a un futuro abstracto. O en la muerte y en el fuego. La creación y la puesta en funcionamiento de seres y cosas probaría las hipótesis de Bruno; pero los personajes de fondo, los que se mueven formando la escenografía del vasto drama, los que parecen más espontáneos y directos, son los que denuncian con más claridad este mecanismo: la novela sería la mostración práctica, concreta, de las teorías de Bruno. El esquema es el siguiente:
Afirmación genérica: “El argentino está descontento con todo y consigo mismo, es rencoroso, está lleno de resentimientos, es dramático y violento” (Bruno, p. 168).
Demostración: (Tito) “Chiquito y estrecho de hombros, con el traje raído, parecía meditar en la suerte general del mundo. Después de un rato, volvió su mirada hacia el mostrador y dijo: –Este domingo ha sido trágico. Perdimos como cretinos, ganó San Lorenzo, ganaron los millonarios y hasta Tigre ganó. ¿Me querés decir a dónde vamos a parar?
Mantuvo la mirada en sus amigos como poniéndolos de testigos, luego volvió nuevamente su mirada hacia la calle y escarbándose los dientes, dijo:
–Este país ya no tiene arreglo” (p. 35).
O también: (Bordenave) “Luego siguió hablando de los políticos: todos estaban corrompidos”. Los industriales, los militares, los obreros. “En fin, aquí no había que hacerse mala sangre, esto era podredumbre pura y nada tenía arreglo” (p. 172).
¿Reales? Sí. ¿Testimonios? ¿Es que todo realismo es testimonial? No lo es. Solo el realismo que a través de cosas, seres, acontecimientos, remite a una realidad total, que no solo comprenda una situación estrecha y limitada, sino el máximo de posibilidades y perspectivas humanas, que dé cuenta de una totalidad concreta que englobe a individuos e ilumine la historia. Los “personajes testimonio” no transparentan sino falta de conciencia, no remiten sino a un mal difuso y derraman a su alrededor una culpa colectiva que nadie asume. “No somos ni Europa ni América”, y somos culpables por esto, por este caos nacional, de que “este país no tenga arreglo”: el único llamado a la libertad en Sobre héroes es la presencia de la murga en la quema de las iglesias, que Sábato condena en la actitud del obrero traidor.
Tito D’Arcángelo: un pintor, un proletario, un hijo de inmigrantes, vota por los conservadores por razones personales. El Loco Barragán: borracho, profetiza tiempos de fuego que sobrevendrán no se sabe cómo y purificarán algo indeciso. Hortensia Paz: La Resignación, la miseria de un cuartucho pero la simple alegría de vivir. El peronista: representante más puro de la moral del amo y criado, del respeto, del silencio del oprimido frente al opresor. Bucich: solo bondad, generosidad y trabajo. Ese es el testimonio de Sábato, “las razones personales”, el futuro de fuego que no forjarán hombres, la resignación sobre la cual hay tantos frustrados, aplastados, víctimas como Hortensia Paz, la culpabilidad del peronista, la condenación de Dios que segrega la dama de las casullas, el miedo, la pasividad. Por eso decimos que el testimonio de Sábato es el testimonio de la falta de conciencia; solo personas y hechos negativos desde el punto de vista del desenvolvimiento histórico; la mirada de Sábato distingue nada más que el fracaso; si el futuro y el progreso histórico no es una realidad causalmente necesaria sino una posibilidad ofrecida a la acción del hombre, el futuro de nuestro país que se vislumbra a través de Sobre héroes y tumbas es el futuro opaco y alienado de Tito D’Arcángelo, el futuro resignación de Hortensia Paz, el futuro evasión de Martín, el futuro soledad de Bruno. Y el pasado de la derrota: un héroe muerto, un Lavalle desesperanzado, un movimiento anarquista en disolución, un peronismo incendiado. El acento de la novela está puesto sobre las tumbas.
Pero Sábato invierte la moral metafísica de la burguesía: para un burgués, él es el Bien y el proletario es el Mal; en Sobre héroes el proletario, el trabajador, el pobre, el “hombre de pueblo” es el Bien y el burgués es el Mal. Los muchachos del café, a pesar del “escepticismo argentino” son buenos, generosos, desinteresados: Tito lleva a comer y a dormir a Martín, Bucich lo transporta al sur, Hortensia le confiere el don de la esperanza; pero Molinari, el industrial anticomunista, defensor de la moral y la libre empresa, solo da consejos tan absurdos que es necesario vomitarlos. La oligarquía tradicional que no muere con la familia de Alejandra (que no se adaptó a los “nuevos tiempos”) sobrevive, ridícula, en las palabras de Quique; la burguesía en la inhumanidad de Molinari; el pueblo, replegado en su bondad. El pueblo es el Bien, pero ¿por qué? ¿Por qué no sufre la reificación, la cuantificación de las relaciones humanas que ataca a la burguesía? ¿Porque ha recibido el don de la esperanza? ¿Porque sufre? Sábato no da razones: su moral no es ética, es metafísica. Un problema cuyas raíces son concretas, verificables, comprobables, como es el de una ética de una clase social, es visto por Sábato como un don, inverificable, esencial. Y así como el caos nacional también es explicable por razones concretas y por lo tanto modificable, histórico, pero en Sobre héroes aparece como caos metafísico, como el “no ser Europa ni América”, como pecado original, del mismo modo el pueblo es noble y bueno, es el Bien. Ese llamado a la pureza del pueblo se llama populismo; no hay lucha de clases, no hay intereses, hay el consuelo de los humildes en sus valores espirituales y el consuelo de los burgueses en sus privilegios; Sábato ve una sociedad en marcha hacia el fracaso, con hombres sin conciencia, sumida en el caos, pero cristianamente dividida en buenos y malos.