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I. INTRODUCCIÓN

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Obviamente el término innovación abarca una extensísima gama de aspectos, y será sobre algunos de los cuales, sobre los que incidiremos a continuación.

A fin de acotar el término de innovación, me ceñiré a tres elementos que, a mi entender, permitirán entender mejor el presente de la innovación en la Región de Murcia, en base a la evolución de los últimos años, para finalizar con una visión desde la perspectiva europea, de donde provienen gran parte de los fondos, específicamente en lo que concierne a las instituciones públicas, en un horizonte de futuro.

Dado el músculo económico proveniente de la Unión Europea, que se acrecentará con fondos dedicados a la recuperación económica para superar la catástrofe del COVID-19, el futuro de la innovación en la Región de Murcia pasará, en mi opinión acertadamente, por los objetivos de la Estrategia de Especialización Inteligente.

Señalo esto porque si bien la innovación, como he mencionado anteriormente abarca cualquier actividad empresarial, y así debe ser, los recursos públicos deben encauzarse y centralizarse en aquellos sectores donde la Región tiene capacidad de liderazgo y crecimiento. Precisamente lo que persigue la Estrategia de Especialización Inteligente.

Como sabemos que los recursos públicos son limitados, un empleo eficiente y eficaz de los mismos no puede enmarcarse en la política familiarmente conocida de “café para todos”. En otras palabras, la innovación, al menos en aquello que implique el apoyo de la Administración regional, debe enfocarse en reforzar los proyectos innovadores donde la Región tiene ventaja competitiva o puede tenerla en un futuro cercano e inmediato.

Todo ello, por la sencilla razón de que la innovación es un vehículo que va demasiado deprisa y montarse en los vagones de cola, si bien no es necesario abandonarlos, será una rémora para el desarrollo económico regional. Antes bien, hay que alimentar la locomotora. En realidad, las locomotoras –porque en la Región hay media docena de sectores punteros– que, sin duda, arrastrarán al resto.

Sólo de esta manera seremos capaces de apuntalar las bases, sólidas y firmes, de la transformación del modelo productivo del que se viene hablando desde hace años. El futuro de la Región pasa, inexorablemente, por ese cambio del modelo productivo cimentado en la innovación.

Esa innovación, en cuyo contexto se han dado grandes pasos en los últimos años, presenta no obstante abundantes desafíos, como se señala en las líneas que siguen, datos y cifras que presentan algunas sombras, negarlo es negar la evidencia, pero que, al mismo tiempo, apuntan con nitidez, gracias a la mayor concienciación de los organismos públicos, las propias empresas y centros de investigación, a que los objetivos a alcanzar aparecen mucho más claros y transparentes que hace unos años.

El principal es que la innovación no es un objetivo en sí misma. La innovación sólo tendrá sentido cuando sirva para cambiar el modelo productivo y la transferencia de I+D a las empresas alcance una mayor fluidez. Doy por hecho que la innovación en las propias empresas tiene, lógicamente, esa finalidad.

La innovación transforma el modelo productivo industrial, mediante la creación de puestos de trabajo de alto valor añadido, de calidad, capaces de soportar, precisamente por ser insustituibles en sus nichos económicos, cualquier pandemia o cualquier recesión de los años venideros.

Y como consecuencia, al hacer a nuestras empresas más competitivas, gracias a la innovación, tendremos una Región de Murcia con una capacidad mayor para generar riqueza, bienestar y cohesión social.

Políticas públicas e innovación

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