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II. Lo mejor estA por llegar. parate y reflexiona

¿Sabías que tres de cada cinco jóvenes, al acabar la carrera, si tuvieran la oportunidad de empezar de nuevo, elegirían otra distinta? Ya te decía que los seres humanos no sabemos lo que queremos.

Y es que no nos paramos a reflexionar, sobre todo las cosas importantes.

Por eso un directivo se tiene que dedicar a lo importante y no a lo urgente, porque si se pasa el día «apagando fuegos» −que es lo que hace la mayoría− es que lo está haciendo muy mal. Cuanto más se concentre en lo importante, menos urgencias tendrá1.

El problema es que somos totalmente cortoplacistas y vivimos en un entorno donde prima la rapidez: hablamos rápido, conducimos rápido, comemos rápido, leemos en diagonal, hacemos muchas cosas a la vez, asistimos a conferencias aceleradas, recibimos coaching exprés, queremos un libro que nos cambie la vida en quince minutos2, queremos aprender inglés en tres meses, la gente se quiere hacer coach en cuatro fines de semana… En este sentido somos unos irresponsables, porque:

No hay nada en la vida, que merezca de verdad la pena, que no requiera tiempo y esfuerzo.

Pero es que, hoy día, nos dicen que si nos paramos estamos muertos, que si no avanzamos, retrocedemos; por eso nos pasamos la vida corriendo.

Pensamos que la vida es como ir en bici: si te paras te caes… Pero claro que hay que parar, porque tu cuerpo y tu mente lo necesitan y, además, si no te paras y reflexionas, igual te equivocas de camino.

«No hay nada peor que escalar la montaña más alta y, cuando por fin llegas a la cima, descubrir que era la montaña equivocada».

Peter Drucker

Hay que revindicar la pausa y la reflexión. Así se creó el movimiento Slow, que reivindica el placer de hacer las cosas despacio y disfrutarlas, de huir de la cultura de las urgencias y la tiranía del tiempo, de buscar la serenidad, el silencio, la reflexión, la conciencia, el equilibrio… Eso es lo que necesitan tu cuerpo y tu mente para dar lo mejor de sí.

Pero nosotros seguimos acelerados, seguimos corriendo como «pollos sin cabeza».

La vida es un regalo que hay que saborear lentamente, pero hacemos tantas cosas tontas que no nos queda tiempo para disfrutarla.

EJERCICIO #1

Haz una lista de las diez cosas que más te guste hacer… Y ahora pon al lado la fecha de la última vez que las hiciste en el último mes.

La mayoría de las veces nos sale que más del 50% de las cosas que nos encanta hacer no las hemos hecho hace más de un mes o, peor aún, en muchos meses o años y la razón suele ser: «no tengo tiempo». Pues así es muy difícil ser feliz.

Un día, la vida va y te da un palo de verdad y entonces reflexionas y te das cuenta de qué es realmente importante y empiezas a valorar las cosas.

La vida es demasiado corta y demasiado maravillosa como para desperdiciarla corriendo.

EJERCICIO #2

Coge la lista de las diez cosas que más te gusta hacer y que no has hecho en los últimos tres meses. Elige una (hay que empezar poco a poco), ponle fecha para empezar de aquí a un mes y empieza ya.

1 Si hay algo en lo que coinciden todos los «gurús» del management y los grandes directivos, es en dedicar al menos quince minutos al día a pararse y reflexionar. Lo llamamos «la hora mágica», «la hora sagrada», como lo llama Robin Sharmal, o «afilar el hacha» como Stephen Covey. Esto lo trabajo con todos mis clientes y el impacto en sus vidas es brutal.

2 Los libros más vendidos en Estados Unidos son cuentos para dormir a los niños cuya lectura dura menos de ocho minutos.

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