Читать книгу Aprendiendo con Freud - Lou Andreas-Salomé - Страница 21

CURSO (IV)
Símbolos oníricos
(sábado, 16 de noviembre de 1912)

Оглавление

En el aula pequeña que he conseguido encontrar gracias a que Rank31 y Sadger también erraban desorientados. Sobre los símbolos oníricos. Su diferenciación de la nueva consideración de la imagen onírica (Traumbildhaftigkeit), que debe ser siempre descifrada conjuntamente con las asociaciones del paciente. Puede considerarse con plena seguridad como símbolo aquello (1) que aparece constantemente, (2) que se adapta adecuadamente en ausencia de asociaciones, (3) que aclara interrelaciones, (4) que parece bien fundamentado tanto en el lenguaje usual, como (5) en la historia evolutiva. Por lo general, tan sólo concuerdan algunos de estos puntos, de tal modo que la interpretación queda relegada a la intuición, es decir, a una actuación frecuentemente provechosa pero acientífica. Únicamente se han podido establecer hasta el momento un número reducido de símbolos, y prácticamente todos revelan un origen sexual.

Podríamos añadir que las imágenes simbólicas de carácter sexual han de ser consideradas, casi por descontado, como típicas de casi todo, en parte porque representan imágenes de tiempos pretéritos en los que no se distinguía tan estrictamente entre lo corporal y lo espiritual, y en parte también porque surgen una y otra vez de capas en que la sexualidad y el yo se entremezclan; y finalmente y de modo especial, porque sin ningún género de dudas tienen asegurada su preponderancia por las probabilidades que existen de traducir en imágenes todo lo corporal, y de ser aprehendidas como símbolo; tanto los sueños como los delirios se prestan a ser mal interpretados en ocasiones, ya que permiten su utilización formal (y en consecuencia ser mal interpretados por el neurótico o por el propio individuo que lo ha soñado). Este punto de vista me parece que debe ser tenido en cuenta no sólo en lo que concierne a las imágenes, sino también en lo relativo al propio contenido, aparentemente desnudo y carente de ellas. Son numerosos los incestos rojos como la sangre y los crímenes negros como el carbón o perversidades de todos los colores que hacen su aparición en los sueños y en los delirios; provienen en ambos casos de las profundidades que se hunden hasta alcanzar los abismos más inaccesibles de lo narcisista32 y llegan a expresarse tan sólo de modo impropio a través de esos signos. Ello no quiere decir que deba debilitarse lo grosero de la terminología. Por el contrario, está bien tal cual es (y particularmente por ahora) para evitar la recaída en los colores rosas del pasado, y para no hacer concesiones de principio a intermediarios so pretexto de suavizar la terminología. Entre tanto, allí donde en un caso aislado son interpretados de forma demasiado positiva y olvidados demasiado deprisa, ya que «todo aquello que es efímero no es sino símbolo», se podría llegar a que en lugar de ofrecer al enfermo su propia imagen, se cayera en su propia apreciación de sí, producto de las más horrorosas exageraciones de su propia neurosis, pues éstas se asientan allí donde el profundo y silencioso océano de las más íntimas experiencias no parece capaz de ser dibujado más que con la ayuda de las imágenes de una mitología psíquica cercana a lo monstruoso.

Freud ha empleado un par de veces el término «arcaico» en relación con el pensamiento infantil: el niño, ignorando las diferencias entre los sexos, piensa de modo arcaico; hubiera podido decir: infantil. Pues si bien el hombre más primitivo, y del mismo modo el animal, pueden distinguirla con precisión, no ocurre lo mismo con la pequeña criatura que no aprecia todavía la esfera genital.

Aprendiendo con Freud

Подняться наверх