Читать книгу Manual de informática forense - Luis Enrique Arellano González - Страница 11
CAPÍTULO 2 LA PROBLEMÁTICA DE LA INFORMÁTICA FORENSE
ОглавлениеLa inserción dentro de la sociedad de la Informática, como herramienta de gestión de la información, ha sido un proceso que se inicia a mediados del siglo pasado y que se ha caracterizado por su expansión incremental.
Los cambios tecnológicos y metodológicos han impulsado el desarrollo de la Informática de manera constante. A diferencia de lo que históricamente ha ocurrido en otras ciencias, que luego de un descubrimiento teórico extraordinario han sido necesarios largos períodos para desarrollar los instrumentos asociados con la misma en Informática, en contrapartida la aceleración del descubrimiento-implementación ha sido tan exponencial que actualmente no llega a difundirse un cambio sustancial en los equipos y su forma de empleo, cuando ya se está construyendo una nueva generación teórica y tecnológica que cambia totalmente las reglas de juego para profesionales y usuarios.
A principios del siglo pasado Albert Einstein proponía como resultado de sus investigaciones sobre la naturaleza y comportamiento de la luz, la existencia de un haz coherente con ciertos comportamientos particulares. Fue necesario que transcurriera prácticamente medio siglo, para que se implementara el primer láser operativo. Hoy habiendo transcurrido un período de tiempo similar, esta tecnología forma parte de nuestra vida y se ha incorporado a ella como un componente tan usual como la telefonía móvil.
En lo que hace a la Informática, ésta ha invadido la mayoría de las sociedades humanas, sin distinciones políticas, sociales, ni religiosas. Afecta la vida de todos los habitantes del mundo, de una u otra manera y con mayor o menor intensidad. Ha llegado a introducirse efectivamente en millones de hogares en las más diversas latitudes y longitudes y amenaza con dividir al mundo en dos grandes grupos principales: los que tienen acceso a la información y los que carecen de ella. Ha surgido un nuevo tipo de pobres que difícilmente puedan superar esta dificultad.
Los problemas derivados del atentado a las Torres Gemelas impusieron un gran respeto por la seguridad de las cosas y las personas. Como la mayoría de las personas pretende conservar su vida, el riesgo de los viajes se hizo evidente. Esto motivó a muchos productores regionales (jugo de arándanos, miel, dulces regionales, carnes exóticas a pequeña escala) a formalizar sus contratos de exportación e importación, por medio de mensajes de correo electrónico. A esto se suma que los procesos de integración en que nos encontramos insertos, avanzan en lo comercial, pero son mucho más conservadores en lo normativo. Esta realidad provoca litigios que generalmente se resuelven por medios alternativos de resolución de conflictos (mediación, conciliación, arbitraje, etc.), algunos de los cuales finalizan radicados ante la jurisdicción correspondiente (tema sumamente complejo de resolver, por la multiplicidad de normas nacionales, bilaterales, multilaterales y de integración que afectan a los países involucrados). La preservación de la prueba documental informática en estos casos requiere de protocolos con validez internacional, los que aún están en vías de desarrollo y en nuestro país ni siquiera en ciernes (a pesar de los esfuerzos del Arcert).
Progresivamente el mercado real, se fue trasladando paulatinamente al mercado virtual. En estos momentos las salas comunes de los mercados de valores se parecen más a un centro de cómputos atestado que a un lugar de intercambio de acciones personalizado.
La integración de los componentes de procesamiento y almacenamiento de la información con las redes de comunicaciones, asimilando estas últimas al proceso de gestión de los datos, ha trascendido las fronteras y en este momento los negocios en todos sus niveles son parcialmente realizados utilizando estos medios disponibles. Si recordamos la arquitectura de una central telegráfica o telefónica de la primera mitad del siglo pasado, veremos que estaba constituida por una enorme cantidad de material eléctrico operado manualmente. Desde mediados de dicho siglo, este material fue paulatinamente sustituido por elementos electrónicos. Pero al avanzar el siglo XX, los elementos electrónicos fueron adquiriendo cada vez más complejidad lógica asociada y en estos momentos el hardware (equipos eléctricos y electrónicos) es mínimo respecto del software (programas con su lógica asociada.
Las redes han llegado no sólo a los centros de investigación, universidades, centros comerciales, banca financiera y área de negocios, sino que actualmente permiten relaciones de comercio al por menor dentro y fuera de la casa. Es posible adquirir desde libros, hasta componentes electrónicos por medio de Internet, las relaciones humanas se amplían, los idiomas se simplifican (no siempre para bien del idioma original, pero claro está facilitando la comunicación), la gente se relaciona.
Sin embargo esta aparente panacea informática es en muchos casos falsa. Por la red no sólo se intercambian bienes y servicios que facilitan la vida diaria, también se adquieren drogas ilegales, armas y pornografía infantil entre otros productos nocivos para la sociedad humana.
Es imposible entender estos procesos sin analizar la problemática consustancial con la naturaleza humana. Sólo la firme convicción en la inocuidad ética y moral de los desarrollos humanos, permite asimilar esta disparidad de conductas y sus resultados. El instrumento (la computadora y la red), no son buenos, ni malos en sí mismos.
De la misma manera que la tecnología nuclear ha permitido destruir ciertos tipos de cáncer y las ciudades Hiroshima y Nagasaki, sin que se viera afectada su inocuidad moral intrínseca (y al parecer tampoco la de quienes lanzaron las bombas), la red puede emplearse para enviar fotografías y diagramas de una técnica novedosa de intervención quirúrgica, fotos de nuestro hijo recién nacido, para nuestros parientes en el otro extremo del mundo, las órdenes y plan de ejecución de un ataque terrorista o la seducción con fines sexuales de niños/as. El fenómeno de la sustitución de identidad se ha integrado a los males sociales modernos, en especial desde la aparición de las redes sociales y los perfiles virtuales (en la red, nada es lo que parece).
Entender esta naturaleza disociada entre tecnología, ética y normativa vigente es una tarea esencial para el perito informático forense. Sólo de esta manera podrá alcanzar el imprescindible grado de asepsia, objetividad y compromiso profesional con la tarea que le toca realizar. Los instrumentos, las tecnologías, los animales en general, no son bondadosos ni malvados, altruistas ni egoístas, son y/o actúan acorde con su naturaleza. Los conceptos éticos y morales son propios del hombre, de ninguna manera son universales y mucho menos compartidos por dos hombres diferentes (a poco de conversar con nuestro vecino, nuestro padre o nuestro hermano, podremos detectar dichas diferencias). Por lo tanto deben ser expuestos, propuestos, consensuados y normatizados (generalmente mediante leyes, reglamentos y disposiciones formales y coactivas; la ley sin castigo no parece ser una ley muy eficiente y hasta las leyes religiosas recurren a premios y castigos).
El perito informático forense es un auxiliar del aparato judicial, representado por el tribunal interventor. De ninguna manera es un auxiliar de la Justicia. La Justicia es un elemento tan indefinible, incomprensible e inmensurable como el amor, el bien, la superioridad racial, o el compromiso social de los políticos en general y de los nuestros en particular.
El perito debe cumplir su labor de asesoramiento en carácter de testigo, respecto del tribunal que ha requerido sus servicios. No es un investigador privado, no es el responsable de juzgar a las partes que intervienen en la causa y por supuesto no es quien va a decidir sobre la culpabilidad o inocencia de una persona. Esta tarea está reservada al tribunal y no nos concierne. Debemos actuar según nuestras capacidades profesionales, acorde con nuestras convicciones técnicas y separando dichas tareas de nuestras opiniones personales y prejuicios. ¿Es posible actuar de esta manera? ¿Existen los seres humanos objetivos y desprejuiciados? No estamos en condiciones de afirmarlo, probablemente no, pero como sabemos de la existencia de aves sin alas y de mamíferos sin patas, no podemos negar la probabilidad de descubrir alguno. Esta objetividad del perito es tal vez una meta, tan inalcanzable e indeterminada como la Justicia, pero sin lugar a dudas, debe ser nuestra meta.