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CAPÍTULO 4 IMPLANTACIÓN INFORMÁTICA

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Toda disciplina nueva genera conflictos, desde su ubicación dentro de las demás, su objeto, su método y en particular los límites de su accionar. Éste es un problema particularmente destacado dentro de las denominadas Disciplinas Informáticas. Ellas incluyen una gran variedad de formaciones académicas y profesionales, desde el conocido “Computador Científico”, hasta el actual “Ingeniero en Informática”, pasando por títulos que hacen referencias a los “Sistemas” en general, a los “Sistemas de Información” en particular, a la “Computación” y toda otra idea que haga referenciar cierta o presunta a la gestión de los activos informáticos.

Si recurrimos a un mecanismo de desambiguación típico podríamos separar estos conceptos en:

 Informática: Disciplina que estudia la gestión de la información, generalmente, pero no de manera exclusiva por medio de elementos computacionales. No obstante su aplicación como herramienta es abarcativa de toda la ciencia humana, cualquiera sea la teoría del conocimiento que se considere cierta.

 Sistemas de Información: Estudia la gestión de la información, sistematizada en aplicaciones específicas. Se orienta especialmente al conocimiento, reconocimiento, planificación y desarrollo de aplicaciones informáticas, mediante el empleo de medios computacionales y con una metodología propia: el “Análisis de Sistemas”. Esta metodología se ha expandido a la investigación, en general, por medio del “Método Sistémico”, complementario de los métodos clásicos.

 Computación: Es el empleo particular pero no exclusivo de la computación de datos, como instrumento de gestión de los activos informáticos. No obstante es más un medio que una disciplina propia. La tecnología computacional con soporte en silicio es sólo una manera de representar, codificar y analizar los datos. Actualmente coexiste con otros medios tan idóneos como el referido, por ejemplo, la computación cuántica, la computación con base en ADN o proteínas, etc. Nada podemos decir respecto del futuro, hoy es la herramienta de análisis de información más utilizada y difundida, lo que vendrá a continuación es sólo motivo de especulación. Su ámbito de aplicación suele intersecarse con el de los mecanismos empleados por los Servicios de Información, las Auditorías Contables, Financieras y la llamada Guerra de la Información. La computadora forma parte del mundo y sin ella sería prácticamente imposible su funcionamiento organizado, tal y como lo conocemos.

Nos resta destacar que, para complicar aún más las cosas, no está muy claro el nivel académico de sus profesionales. Por ejemplo, si analizamos una de sus ramas, la Informática Forense considerada respecto de su homóloga de la Ciencia Médica, la Medicina Legal, nos encontramos con las siguientes características propias de esta última:

 Título de grado originario (médico).

 Matrícula Profesional (Colegios Médicos)

 Título de Post Grado específico (Especialización en Medicina Legal). (13)

En contrapartida, las listas de peritos judiciales informáticos incluyen:

 Ingenieros y licenciados en Informática (Carreras de Grado).

 Técnicos superiores y analistas de sistemas (Carreras Terciarias).

 Carreras de Post Grado (especializaciones, maestrías y doctorados específicos).

 Incumbencias de otras disciplinas (por ejemplo, de la carrera de ingeniero electrónico o industrial, contador o administrador de empresas).

Esta colección de carreras, títulos profesionales de diferente nivel académico y listados particulares en los distintos fueros, genera un ambiente de confusión y desorden que actúa en detrimento de la Informática como herramienta de análisis probatorio judicial. Por el contrario, en la ciencia médica no se duda un instante en el momento de solicitar una pericia médico forense. El profesional del derecho laboral, por ejemplo, ante cualquier controversia en el grado de incapacidad de su cliente, recurrirá sin dudarlo al Cuerpo Médico Legista, integrado curiosamente por médicos legistas. Si se trata de un abogado dedicado al derecho penal, optará por la solución que le brinda la Morgue Judicial, para requerir una necropsia, también en manos de médicos legistas. Ningún operador del derecho necesitaría fundar y justificar esta decisión.

¿En qué razones, fundamentos o criterios, debería basarse un operador del derecho al momento de solicitar un informe pericial informático forense? Debido a las clásicas deficiencias de formación de que adolece nuestro sistema universitario, el egresado no ha recibido formación criminalística en particular, llevando a los abogados noveles a confundir los términos criminalística y criminología en el peor de los casos o a no tener clara la pertinencia de la prueba indiciaria en el mejor de ellos. Para generar los puntos de pericia, que deben ser conducentes y pertinentes a la argumentación planificada, debería asesorarse con un experto en el tema, pero ¿cómo elegirlo? Si ni siquiera dentro de la Informática los profesionales se ponen de acuerdo respecto la incumbencia particular de cada título, más allá de la visión de conveniencia que cada Facultad aporta al suyo propio, intentado que sea lo más abarcativo posible, para competir en nuestro ya saturadísimo mercado educativo.

¿Cómo solucionar este problema? Nuevamente podemos basarnos en la experiencia de la Medicina. Si hacemos una comparación con su evolución hasta su arribo a la Medicina Legal podemos decir:

 La Medicina se origina con los sangradores y cirujanos, hasta llegar en nuestro caso al histórico Protomedicato. Sin embargo, ya en esta etapa se diferencia del hechicero, del brujo y del curandero. La Informática aún no lo ha hecho, ante la falta de normativa que la regule, permite la interacción de cualquier “idóneo”, aunque su capacidad computacional se limite al parentesco de quien acepta su asesoramiento y lo da por válido.

 Luego del Protomedicato se constituye en disciplina autónoma y regulada. Surge la carrera de médico, claramente diferenciada de la odontología, de la enfermería y de las ciencias auxiliares de la medicina. En nuestro caso aún no tenemos muy clara la diferencia entre una carrera de grado, de entre las múltiples que se ofrecen y una carrera terciaria. El Colegio Médico nunca matricularía como médico a una persona con formación terciaria en una carrera auxiliar de la medicina. Sin embargo los diversos y variados Colegios Profesionales que se atribuyen potestades matriculantes sobre las ciencias informáticas, matriculan indistintamente ingenieros, licenciados y analistas de sistemas, llegando a incluir estudiantes secundarios egresados de escuelas técnicas. Por supuesto, previo pago del arancel correspondiente que los acredita como peritos para actuar ante el Poder Judicial.

 A partir de la Especialización en Medicina, que actualmente es obligatoria para cualquier profesional del área que pretenda ejercer, se separan la pediatría, la cirugía, la medicina interna, la psiquiatría y en lo que nos interesa la Medicina Legal. En contrapartida la Informática se encuentra aún en la etapa anterior. Si bien aparecen especializaciones y maestrías en Seguridad Informática, ninguno de ellos se orienta hacia la Informática Forense, al menos en nuestro país y a la fecha.

Disciplinas Informáticas: Considerando como disciplina principal a la Informática (14) y como partes de la misma, necesarias pero no suficientes, a la Computación y los Sistemas de Información, podemos subdividir sus especializaciones principales en:

 Computación.

– Equipos informáticos.

– Métodos de cómputo.

– Servicios de generación, almacenamiento, procesamiento y análisis estadístico de datos.

– Herramientas de apoyo (oficina virtual, soporte a la decisión).

 Sistemas de información.

– Análisis y diseño de sistemas de información.

– Programación.

– Gestión de sistemas operativos.

– Gestión de Aplicaciones.

– Gestión de Bases de Datos.

 Redes de Datos.

– Diseño e implementación de redes:

– De área Local (LAN).

– De área Metropolitana (MAN).

– De área Amplia (WAN).

– Gestión de operaciones y servicios remotos (Internet, transferencia de activos, comercio electrónico “E-commerce”).

– Aplicaciones interactivas de comunicaciones (Correo Electrónico “E-mail”, conversación en línea “chat”, videoconferencia).

– Aplicaciones educativas (Educación no presencial, local y/o a distancia, “E-learning”).

 Seguridad Informática.

– Protección de activos informáticos.

– Auditoría Informática.

– Ingeniería Inversa (Técnica y social).

– Guerra Informática (“Warfare”).

– Informática Forense.

En este último caso, se trata de una especialización crítica, ya que es transdisciplinaria en por lo menos dos sentidos principales:

 En sentido intrínseco porque abarca métodos y técnicas de todas las otras divisiones de la Informática (desde la simulación y análisis de redes físicas o virtuales, hasta la ingeniería inversa).

 En sentido extrínseco, complementa, suplementa y se nutre de diversas áreas del Derecho y de la Criminalística.

Retomando nuestra definición: Se denomina Informática Forense al conjunto multidisciplinario de teorías, técnicas y métodos de análisis, que brindan soporte conceptual y procedimental, a la investigación de la prueba indiciaria informática. Desde esta delimitación podemos distinguirla del resto de las especialidades informáticas:

 La Informática Forense y la auditoría informática o contable: Al respecto, esta última tiene fines de supervisión sobre la gestión de los activos informáticos de una persona física o jurídica, aunque en general se refiere a esta última en el formato de empresas de muy diversa índole. Si bien la informática forense actúa en soporte de dicha auditoría, ésta trasciende a la primera, ya que las herramientas informático forenses brindarán los elementos necesarios para su ejecución práctica, pero no aportarán datos referidos a la legalidad o legitimidad de los resultados obtenidos. Quien informa sobre los resultados de la auditoría es el auditor, cualquiera fuere su nivel de representatividad legal, mientras que la Informática Forense le brinda la capacidad técnica para realizar el análisis de los activos informáticos y sus relaciones, exclusivamente.

 La Informática Forense, como instrumento de análisis de la realidad: Por su propia naturaleza, la Informática Forense tiende a generar un modelo de comportamiento racional con soporte científico, tecnológico y técnico respecto de la prueba indiciaria disponible en un determinado lugar. Este modelo de comportamiento, incluyendo sus consideraciones sociales, criminológicas y criminalísticas, instrumentado por medios idóneos, como, por ejemplo, la realidad virtual, se constituye en una auténtica reconstrucción del hecho virtual. De ahí que su utilidad se expanda más allá del ámbito jurídico y judicial. Es una forma particular y específica de analizar, reconstruir y modelar la realidad. (15) En definitiva puede ser utilizada en toda circunstancia que lo requiera, tanto en los distintos fueros judiciales, como en la labor diaria de organismos oficiales y privados y hasta en ámbito particular propio de una persona determinada y su grupo de pertenencia.

13. Que incluye la formación específica en Criminalística para actuar de manera transdisciplinaria y mancomunada con los restantes expertos de las Ciencias Forenses y formación específica en Derecho Procesal para evitar los errores procesales que pudieran anular a ésta a los fines judiciales.

14. Si bien esta concepción es una visión particular de los autores, sumamente discutible y discutida, las razones para adoptarla no parecen ser caprichosas: el siglo XXI es llamado el siglo de la información, la herramienta de análisis de información es la Informática, si bien los sistemas de información constituyen el modelo clasificatorio y operacional más vigente, son una forma de interactuar con los mismos, pero no la única. De la misma manera, la computación es la herramienta en uso y en boga desde fines del siglo pasado, se integra en la sociedad de la misma forma en que lo hizo el fuego, la rueda, la imprenta o el bolígrafo. Pero ambas componentes integradas no son suficientes para brindar solución a la totalidad de los problemas que la gestión de información genera. De ahí su importancia radical para nuestra visión específica, dejamos librado al lector la aceptación o descarte de ésta.

15. Requiere de la participación activa de un experto en la materia. Esa posibilidad implica la necesidad de exigir un perfil muy especial al profesional que la desempeña. Debe evidenciar las características de inteligencia racional y memoria procedimental que distinguen al criminalista en general y a este tipo de peritos en particular. Al respecto es conveniente recordar que la inteligencia (según la obra de L. Campbell, B. Campbell y D. Dickenson, Inteligencias Múltiples, Editorial Troquel, Buenos Aires, Argentina, 2000), tiene distintas formas de evidenciarse: verbal-lingüística, lógico-matemática, cinestésica, visual-espacial, musical, interpersonal, intrapersonal y naturalista. En cuanto a la memoria (según Francis Eustache y Beatrice Desgranges, Hacia un modelo unificado de la memoria, Mente y Cerebro 43/2010, pp. 48 y ss.) también puede dividirse en: episódica, semántica, perceptiva, operativa y procedimental. Aunque sería ideal contar con la suma de las inteligencias y las memorias, eso es imposible para un ser humano, de ahí la necesidad de suplir por medios tecnológicos las deficiencias naturales de cada profesional que desempeña la labor pericial.

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