Читать книгу Innombrables - Maite Mentxaka - Страница 11
Оглавление5 de abril 2007 dos años antes de la noche de autos
Asistí a escenas escalofriantes con el ser que no nombro y tras ellas se paralizaba mi juicio respecto a lo que ahora identifico como inicuo y sin embargo entonces me abría un interrogante que quedaba suspendido, sin cerrarse. Esas escenas tomaron tierra poco a poco conforme iban acumulándose. Acumuladas eran detectables, ahora la asociación entre ellas es inmediata, mientras suceden en situaciones donde la tensión o la proximidad nos pueden condicionar el juicio es difícil identificarlo, tanto que el camaleón es llamado así por su camuflaje. Un perfil malvado no da la cara, solo es un perfil.
Una vez vi llorar al innombrable en un entierro, el de su hermana, había mucha gente del pueblo y ante ese público lloraba. Yo estaba con él cuando su cuñado se la comunicó y entonces no lloró. Era una muerte ya esperada pero terrible por el tiempo de sufrimiento y por la juventud de esa mujer. El camaleón no se disfrazó cuando recibió la noticia por teléfono, no arrojó una lágrima, no le vi apenado, siguió con lo que estaba haciendo. Éramos solo dos personas las que estábamos a su lado y no había suficiente quórum para hacer el esfuerzo de mostrarse afectado. Yo estuve en el funeral y, repito, fue entonces, rodeado de público, cuando lloró con amargura, el llanto era visible pero no cierto, se veían las lágrimas y hasta algún desgarro sonoro que él enfatizaba mostrando un esfuerzo, inexistente, por contenerlo. Este era su problema, el control en la expresión de los sentimientos no sentidos.