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Complejidades lógicas o empíricas

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El paradigma emergente de la complejidad no es una propuesta generada por una escuela o construida conscientemente con un fin predefinido. Más bien es una amplia y variada gama de enfoques, invenciones, perspectivas y descubrimientos que, provenientes de distintas disciplinas, convergen en su pluralidad hacia una mirada que problematiza la ciencia normal.

Las fuentes son identificables –cibernética, teoría matemática de la información, teoría general de sistemas, inteligencia artificial–, pero el producto puede caracterizarse de diversos modos.

En primer término, amerita distinguir la posición de particularistas y universalistas. Ambas perspectivas asumen que la complejidad es un dato de la realidad; sin embargo, se disiente respecto al carácter explicativo del discurso y los algoritmos de la complejidad.

Desde la perspectiva particularista cabe identificar fenómenos, comportamientos y procesos que son entendidos como complejos en un sentido que es preciso establecer en cada caso particular. En consecuencia, la complejidad como hecho concreto solo puede aprehenderse en su fenomenología específica. En este contexto resulta inútil buscar las leyes universales comunes a todos los sistemas complejos, sean estos del ámbito de las ciencias físicas, biológicas o sociales. Una teoría unificada de la complejidad se presume tan improbable como una teoría unificada de los cuatro campos físicos. Este enfoque considera que los sistemas simples son igualmente simples en la relación de las partes con el todo y, por el contrario, cada sistema complejo posee su propia complejidad.

Para la perspectiva universalista, la complejidad, independientemente de la materialidad del objeto implica las mismas clases abstractas de problemas, estructuras y procesos. En este contexto los principios que gobiernan los sistemas complejos son los mismos y operan independiente de la sustancia de los elementos que componen el sistema. Se asume que las teorías de la complejidad son abstractas y se reconoce en los sistemas una complejidad específica articulada con una lógica de la complejidad que opera en el mismo sentido en todos los dominios. Reconociendo la especificidad de los sistemas, el universalismo es una perspectiva epistemológica, mas no ontológica.

Las dos posturas reseñadas reeditan en clave moderna la clásica disputa escolástica de los universales. Controversia centenaria en la que, eventualmente, ambas posiciones tienen elementos de verdad.

La complejidad surge cuando se presentan dificultades de carácter empírico o lógico. Las complejidades empíricas refieren a desórdenes e incertidumbres y las complejidades lógicas a contradicciones y unión de términos antagonistas.

Un ejemplo de complejidad empírica es el efecto mariposa. Se verifica un efecto mariposa en sistemas sensibles a las condiciones iniciales. Esta es una propiedad distintiva de los sistemas caóticos. En particular, cualquier perturbación en el sistema se amplifica sin proporción a la magnitud de la perturbación. La trayectoria del sistema resulta impredecible dada la influencia desmesurada de las perturbaciones.

En virtud del efecto mariposa en sistemas definidos por ecuaciones deterministas, el horizonte de predicciones resulta impredecible. La divergencia entre el estado original y los estados sucesivos después de un corto periodo temporal inviabiliza todo intento predictivo. Paradojalmente sistemas que son deterministas resultan intrínsecamente impredecibles.

Un ejemplo de complejidad lógica es una partícula elemental que se presenta como onda (inmaterial y continua) y corpúsculo (material y discontinua). Su estado ondulatorio permite dar cuenta de ciertos fenómenos y su estado corpuscular permite comprender otros. Ambos estados, aunque opuestos, son reales y medibles.

Nótese que no se trata de una contradicción entre dos proposiciones lógicas, sino entre la lógica y la realidad.

El resultado de esta antinomia es el derrumbe de la lógica formal. Desde Aristóteles ésta ha sido el fundamento en el cual se apoya el juicio y el raciocinio. Bases para la actividad científica teórica y experimental.

Los principios fundamentales que constituyen la matriz de la lógica formal son la identidad (A es A) y la no contradicción (No a la vez A y no A). Siendo principios solidarios resulta evidente que la lógica formal al eliminar la contradicción es insuficiente para dar cuenta de procesos complejos como la dicotomía onda–corpúsculo

En términos de Gunther (1998) el surgimiento de contradicciones, antinomias y paradojas en la lógica como en la matemática no es síntoma de un fracaso subjetivo, sino una indicación positiva de que nuestro razonamiento lógico y matemático ha entrado en una dimensión teórica nueva gobernada por una nueva legalidad.

Sociedad y complejidad. Del discurso al modelo

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