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CONSEJO TARJETAS DE MEMORIA: SUS CARACTERÍSTICAS

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Para elegir la tarjeta de memoria más adecuada entre la amplia oferta disponible actualmente es fundamental conocer las características principales que debe comparar. La capacidad de almacenamiento no siempre es lo más importante. Considere prioritaria su velocidad de grabación, porque la experiencia más frustrante al fotografiar niños puede resultar de la incapacidad de la tarjeta de memoria para grabar rápidamente las ráfagas que en muchos casos necesitará disparar.

La velocidad máxima de la tarjeta viene indicada bien en MB/s (megabytes por segundo) o en un factor, número seguido de letra x: 100x, 300x, 500x, que indica el número de veces que debemos multiplicar 150 kB/s para obtener la velocidad de transferencia, así por ejemplo: una tarjeta de 100x tendrá una velocidad de 100 por 150 kB/s o sea 15000 kB/s o lo que es igual 15 MB/s. Si únicamente aparece una indicación de velocidad, esta será la de lectura que siempre es mayor que la de escritura. Realmente dicha velocidad máxima no es una buena indicación de las cualidades de la tarjeta para mover datos; además, es difícil incluso que la cámara que use pueda llegar a las velocidades más altas publicitadas en ellas.

Resulta mucho más útil la clasificación de velocidad, indicada por un número de una o dos cifras rodeado por un círculo ligeramente incompleto que forma una “C”. Esta es una de las características clave a considerar, sobre todo si va a usarla también para realizar vídeos, pues indica la velocidad mínima que la tarjeta le garantiza en una grabación continua. Las velocidades habituales son 2, 4, 6 o 10 megabytes por segundo.

Otra consideración sobre la velocidad es la velocidad mínima de escritura que garantiza la tarjeta, no la velocidad máxima de la que hablan las cifras en grande de la tarjeta, fundamental para conocer cómo se va a comportar de verdad la tarjeta al disparar una ráfaga de fotografías. Viene indicada por una letra “U” con un número dentro: el 1 indica 10 MB/s y si lleva un 3 sube a 30 MB/s.


La categoría de velocidad de vídeo se ha añadido para facilitar la selección de tarjetas destinadas a ser usadas prioritariamente para realizar vídeos. Se indica por una “V” seguida de un número que expresa la velocidad mínima de grabación de video en MB/s. Si grabara en Full HD se recomienda usar V6, V10 y V30; mientras que si graba en 4K debería escoger las V30 o V60.

Para aumentar la velocidad de transferencia, los fabricantes han desarrollado nuevos buses de conexión entre la tarjeta y la cámara. Las tarjetas denominadas UHS-I tienen una sola fila de contactos y una velocidad máxima de bus de 104 MB/s, mientras que las de UHS-II y UHS-III poseen dos filas de contactos y velocidades máximas de 312 y 624 MB/s respectivamente. Antes de optar por tarjetas UHS-II y III verifique que su cámara pueda beneficiarse de leer por medio de dichos buses mejorados, porque si no los leen estará simplemente gastando más dinero y la cámara seguirá leyendo solamente la fila superior de contactos.

La capacidad de almacenamiento de las tarjetas de memoria se expresa en gigabytes y actualmente se encuentra ya por encima de las necesidades habituales para los fotógrafos. No necesita invertir en tarjetas de enorme capacidad, de hecho la mayoría de los fotógrafos optan por una entre 32 y 64 gigabytes porque tienen una buena relación entre capacidad y precio. Algunos fotógrafos prefieren tarjetas de menor capacidad porque así en caso de error de una tarjeta no perderían todas las fotografías de la sesión. No obstante, si opta por cámaras de gama alta con doble ranura para grabación de las fotografías sobre dos tarjetas simultáneamente, esta medida de seguridad ya no tiene mucho sentido.

Si su cámara es antigua verifique si únicamente lee tarjetas hasta 32 GB, denominadas SDHC (Secure Digital High Capacity) o también puede leer las tarjetas de alta capacidad, de 64 GB o más también denominadas SDXC (Secure Digital Extra Capacity).

Las tarjetas tipo Compact-Flash también vienen marcadas con características similares. Las más importantes son la velocidad de Acceso Directo a Memoria (UDMA), las más antiguas UDMA modo 6 ofrecen velocidad de 133 MB/s y las modo 7 llegan a 166 MB/s. También indican la velocidad de grabación de vídeo mediante un símbolo de claqueta con un número dentro que indica la velocidad en MB/s.

Ergonomía, controles y menús

Entre los factores a los que no se les presta mucha importancia a la hora de escoger una cámara para fotografiar niños se encuentran la ergonomía y la facilidad de uso de controles y menús. Una sesión con niños supone un manejo continuo de la cámara, por lo que ésta debe adaptarse bien a la mano, sin posibilidad de que se deslice o resbale accidentalmente, con el disparador y los controles más usados fácilmente accesibles y sin retirar el ojo del ocular. Si trabaja sobre todo en exteriores, considere el peso del cuerpo de la cámara sumado al del objetivo más pesado que usará. ¡Usted tendrá que llevar ese peso durante una o dos horas bien al cuello o en su mano! Y aunque una diferencia de 150 a 250 gramos puede no parecer notable, sin embargo supone un mayor cansancio al cabo de unas horas. De modo que le aconsejamos que compare los pesos de los conjuntos cámaras y objetivos que esté evaluando para comprar.

Además valore los controles y menús de funciones pues los cambiará frecuentemente si sus localizaciones tienen entornos variados, con interiores, exteriores, diferentes iluminaciones, etc. Los controles para ISO, Balance de Blancos, Compensador de Exposición, Modos de Disparo y Modos de Enfoque deberían ser accesibles rápidamente y sin intricados submenús. A ser posible deberían tener sus propios controles directos o poder configurarlos en otros controles programables de acceso directo.

Batería

Pocas personas consideran el tiempo de duración de la carga de una batería a la hora de seleccionar su cámara… ¡hasta que en medio del momento cumbre de una ceremonia de comunión salta el aviso de falta de carga en la batería! Hay diferencias importantes en la duración de la carga de las baterías entre unos fabricantes y otros, e incluso entre diferentes modelos del mismo fabricante. Además de revisar sus especificaciones, compruebe la opinión de otros usuarios o incluso alquile una para poder comprobar su duración real.

En fotografía de niños, sobre todo si es profesional y realiza también reportajes sociales, su cámara debería poder trabajar todo el día sin necesidad de cambiar de batería. En caso de que la batería de su cámara se agote tras varias horas de uso continuo, considere comprar una empuñadura que permita incorporar baterías extras para no tener que cambiarlas durante toda la sesión. Además, estas empuñaduras facilitan el disparo de fotografías en formato vertical mediante el botón disparador adicional que incluyen para esta función. Este pequeño detalle ergonómico lo agradecerá su codo y antebrazo al final del día, dado que no tendrá que elevarlo para disparar en vertical.

Sistema de flashes asociado

Toda cámara profesional usada para fotografía de niños debería contar con un sistema de flashes portátiles de altas prestaciones, que le permita complementar su iluminación siempre que lo necesite. Los principales fabricantes de cámaras profesionales incluyen en su catálogo un conjunto de flashes portátiles, que hacen posible la sincronización de la cámara a un transmisor o flash maestro, y de éste a varios flashes esclavos que se dispararán simultáneamente cuando accione el disparador de su cámara. Para poder definir una iluminación concreta a las diferentes zonas de la escena, cada unidad deberá poder ajustarse en más (+) o menos (-) sobre el valor de exposición principal. Busque también en el sistema de flashes asociado a su cámara que tenga una buena valoración de su sistema de medición TTL, en el que la cámara mide la iluminación que aportan los flashes sobre la escena y puede cortar su potencia para conseguir una exposición correcta. (Lea más adelante en este mismo capítulo la sección dedicada a flashes portátiles para una información más detallada).

ELECCIÓN DE OBJETIVOS

Si desea avanzar a un escalón profesional en su fotografía de niños necesitará dedicar a la elección de objetivos tanto o más tiempo que el dedicado a estudiar la cámara que adquirirá… y por supuesto, asignarle un presupuesto en muchos casos similar o superior al dedicado a su cámara. ¿Por qué asignarle mayor presupuesto a su kit de objetivos que a su cámara? En primer lugar porque un objetivo profesional de gama alta logra resultados profesionales, al menos desde el punto de vista técnico (¡el artístico lo tendrá que poner usted!). Un objetivo de gama alta tiene un diseño óptico y una calidad de lentes y construcción que le permiten tener muchas de las cualidades que usted desea para su fotografía de niños. Si compara las fotografías tomadas con un objetivo de gama alta frente a uno de gama media baja observará: mayor resolución de detalles en todo el plano focal (no sólo en el centro como los objetivos de gama baja media), menor distorsión de las formas en los bordes (¡menos caras deformadas o edificios que se inflan!), mejor reproducción del color (compruebe la calidad de los tonos pasteles y saturados que puede conseguir con uno y otro objetivo) y desenfoques o bokeh mucho más suaves y con formas bonitas.

Otro punto clave que conviene considerar es su vida útil: un buen objetivo le prestará servicio durante más años que una cámara. Seguro que el sensor u otros componentes electrónicos de su cámara empezarán a fallar o su cámara estará desfasada tecnológicamente antes de que su objetivo empiece a dar problemas. Por lo que su inversión en un buen objetivo puede amortizarla durante muchos más años que la de su cámara.

Y un último argumento, no menos importante, se deriva de las exigencias de la fotografía de niños, sobre todo en eventos sociales, que requieren de una gran fiabilidad y resistencia en los equipos. Usted no puede repetir la ceremonia de la primera comunión por problemas con un objetivo de mala calidad que le falló en el momento más inoportuno. Tampoco puede retrasar una salida a realizar exteriores porque haya empezado a llover un poco. Un buen objetivo tiene componentes mecánicos de alta calidad e incluso puede estar sellado para garantizarle un funcionamiento óptimo durante años en las condiciones más difíciles (lluvia, viento, arena, etc.), sin que puedan penetrar en él polvo o agua que lo estropeen.


Los cinco objetivos fijos usados por Manuel González en fotografía de niños (de izquierda a derecha): Sigma 105 mm f/2,8 Macro, Sigma 85 mm f/1,4, Sigma 50 mm f/1,4. Canon 135 mm f/2 L y Canon 35 mm f/1,4 L.

Para fotografía de niños no es preciso disponer de un conjunto muy amplio de objetivos. Como en la mayoría de las especialidades fotográficas, en su elección debería primar la calidad de sus objetivos sobre su número. A continuación le ofreceremos algunas ideas útiles que pueden ayudarle a escogerlos. Para Pepa Valero, “en estudio e interiores resulta suficiente un pequeño conjunto de objetivos, que incluya un buen objetivo 50 mm y un tele corto entre 80 y 135 mm; personalmente me decanto por el 85 mm f/1,4 de Nikon”. Para Alba Soler; “si tuviera que escoger un solo objetivo, una lente fija que no te limite y pueda servirte en cualquier ocasión, estoy pensando claramente en un 50 mm. (Yo tengo el Sigma Art 50 mm f/1.4). Es una apertura que funciona bien prácticamente para todo y permite obtener atractivos desenfoques en los fondos. La mayor parte del tiempo trabajo en exteriores y tengo espacio de sobra para alejarme o acercarme si quiero cambiar el tipo de plano”.

El tele corto (80 a 135 mm de distancia focal) le permitirá conseguir planos medios y cortos, donde destaquen detalles del rostro y expresiones, desenfocando fácilmente el resto, para lo que debería elegir uno con una apertura máxima igual o por debajo de 2,8. Si, además, su tele corto es un objetivo macro, todavía podrá acercarse y captar planos aún más cercanos. Alba Soler tiene claro que “si queremos motivar nuestra creatividad y rodearnos de juguetes que nos hagan la vida más divertida, es cuando entran en juego otras lentes. Mi objetivo absolutamente favorito es el 85 mm f/1,2 que lleva pegado a mi cámara desde que lo compré. El 85 mm comprime el fondo de forma que no se come a la persona; encuentro que objetivos como el 50 o el 35 mm dan mucho protagonismo al entorno a no ser que la persona esté muy cerca de la cámara. Y aquellos con distancia focal superior al 85 mm hacen desaparecer demasiado el contexto de la persona, no permitiendo ver realmente donde está. El 85 mm nos sigue dando información del entorno, de sus formas y de lo que pasa alrededor, pero lo separa de la persona que cobra así mayor protagonismo”.


La fotografía superior está tomada con un objetivo 50 mm. Puede apreciar la escasa profundidad de campo al usar un diafragma muy abierto (f/2,5) si el punto de enfoque se encuentra muy cercano a la cámara. Las zonas enfocadas nítidamente se limitan a los ojos, nariz y labios, mientras que el fondo queda muy desenfocado permitiendo aminorar su importancia y reducir su visibilidad si no es muy de su agrado. Para la segunda, Alba Soler necesitó cambiar a un 135 mm para conseguir que, usando, un diafragma similar (f/2), pudiera alejarse de la niña y seguir teniendo un atractivo desenfoque en el fondo, pues si hubiera seguido usando el 50 mm tendría bastante zona enfocada por delante y detrás de ella.

Canon 5D Mark III, Sigma 50 mm f/1,4, ISO 200, f/2,5, 1/200 s.

Canon 5D Mark III, Canon 135 mm f/1,4, ISO 400, f/2, 1/160 s.

Manuel González coincide en estas apreciaciones sobre el 85 mm y añadiría también entre sus favoritos al 135 mm, además de un zoom 24-70 mm f/2,8 para ocasiones donde no tenga tiempo de cambiar de objetivo. Por regla general Manuel tira toda su fotografía de estudio con el 85 mm, nos comenta que “aunque los entendidos en la materia dicen que lo más parecido al ojo humano es el 35 mm o 50 mm, en la práctica y según mi criterio lo más fiel a la realidad de lo que estoy fotografiando cuando trabajo en el estudio es el 85 mm. Dependiendo de cómo usemos los ángulos en la toma, el 50 mm distorsiona la realidad y si hablamos del 35 mm mucho más. Además al usar el 85 mm consigo guardar la distancia de seguridad para no invadir los espacios de los sujetos fotografiados. En cuanto a exteriores, aparte del 85 mm, también utilizo el 135 mm, porque tiene un bokeh especial. El 50 mm y 35 mm lo uso para grupos puesto que carezco de espacio amplio en mi estudio para estas instantáneas. El 105 mm macro lo utilizo exclusivamente para detalles en fotografía de recién nacido”.


En el mismo escenario Pepa Valero suele efectuar fotografías con un 35 mm (arriba) y un 85 mm (abajo). En la foto tomada con el angular se puede identificar el lugar donde se tomó la imagen. Sin embargo, el ángulo más estrecho del teleobjetivo combinado con su menor profundidad de campo logra que el fondo de cañas y hojas aparezca mucho menos definido en la fotografía captada con el teleobjetivo. Además, al situarse la fotógrafa en un punto de vista más bajo para la toma logra transformar un paisaje convencional en un lugar mágico donde la niña aparece como en un sueño.

Arriba: Nikon D800, Sigma 35 mm f/1,4, ISO 200, f/2,8, 1/160 s.

Abajo: Nikon D800, Nikkor 85 mm f/1,8, ISO 100, f/2,2, 1/160 s.

Pepa Valero indica que “a veces puede ser necesario un 35 mm; sobre todo lo uso en estudio para grupos porque no tengo demasiado espacio. También tiendo a usar la combinación del 35 mm con el 85 mm en exteriores, porque me agrada el ángulo más amplio que me ofrece el 35 mm y la pequeña distorsión que añade. En fotografía infantil cada edad tiene sus peculiaridades. Los bebés los trabajo casi siempre con el 50 mm aunque últimamente voy utilizando más el 35 mm, casi siempre con diafragmas muy abiertos para conseguir desenfoques y, por supuesto, el 60 mm macro para detalles. Para los bebés más mayores y niños hasta unos 5 años uso el 85 mm y el 50 mm en estudio y exterior. Normalmente suelo trabajar casi siempre con diafragmas bastante abiertos, menos los grupos. Y para niños de 6 hasta 8 años, en estudio y exterior trabajó con la combinación de 35 mm, 50 mm y 85 mm, aunque con la variante que decía antes: uso más el 85 y 50 en estudio y 85 y 35 en exteriores”.


Situándose a la misma distancia del sujeto pero con objetivos de diferente distancia focal, transformará por completo los retratos que fotografíe. Aquí puede comparar una imagen tomada con un objetivo de 35 mm de distancia focal (izquierda) y otra con un 85 mm (derecha). En la tomada con el 35 mm destaca el entorno, mientras que en la del 85 mm la niña se convierte en la protagonista indiscutible.

Canon 5D Mark II, Canon 35 mm f/1,4, ISO 400, f/2,8, 1/160 s.

Canon 5D Mark II, Canon 85 mm f/1,2, ISO 400, f/2,8, 1/160 s.

Zoom versus focal fija

Un buen objetivo de distancia focal fija con una excelente calidad de imagen y pocas distorsiones y aberraciones resulta mucho más fácil de diseñar y más barato de fabricar que un objetivo de distancia focal variable (zoom). La mayoría de las fotografías en este libro están tomadas con objetivos de distancia focal fija, principalmente 35 mm, 50 mm y 85 mm con aperturas máximas de f/1,4 o f/1,2. Para Alba Soler “hace años que descubrí la gran diferencia entre ópticas zoom y ópticas fijas, y decidí que nunca más compraría un zoom. Cierto es que siempre trabajo en entornos controlados en los que puedo tomarme el tiempo de cambiar de una óptica a otra. Mi fotografía es muy pausada y controlada, por lo que casi nunca sucede algo que no supiera que fuese a suceder. No ocurre lo mismo en la fotografía de bodas por ejemplo, donde hay veces que no hay tiempo para cambiar de objetivo y está más justificado el uso de zooms”.

Considere que hay excelentes objetivos de focal fija (35 o 50 mm) que le costarán menos de la cuarta parte de un objetivo zoom de calidad. Algunos objetivos de distancia focal fija ofrecen una relación entre calidad y precio increíblemente alta, podríamos mencionar entre ellos: Nikkor 35 mm f/1,8 G-ED (sobre 530 euros), Canon o Nikkor 50 mm f/1,4 (sobre 380 euros), Canon 100 mm f/2,8 macro (sobre 490 euros) y Canon 200 mm f/2,8 (sobre 690 euros). Estos objetivos de precio ajustado no suelen llevar un sellado contra inclemencias del tiempo, pero por su coste más reducido no le dolerá reemplazarlos si se estropearan algún día.

Otro problema de los objetivos zoom es su mayor peso, Pepa Valero resume sus pros y contras: “tengo un zoom 70-200 mm f/2,8, maravilloso en cuanto a calidad de imagen pero muy pesado, por lo que lo uso poco. También un 24-70 mm que utilizo cuando hay niños que son muy movidos o se cansan y enfadan rápido. No quiero perder ningún gesto ni cansarlos mucho; con esta tipología de niños hay que ser muy rápido y aprovechar el tiempo y el cambio de objetivo me hace perder tiempo y comunicación con el niño”.


Pepa Valero incluye un zoom Nikkor 24-70 mm f/2,8 en su conjunto de objetivos habituales para su cámara Nikon. Montado en la cámara se encuentra el Sigma Art 50 mm f/1,4 y de izquierda a derecha: Nikkor 24-70 mm f/2,8, Sigma Art 35 mm f/1,4, Nikkor 85 mm f/1,8 y el objetivo de tipo macro Micro Nikkor 60 mm f/2,8.

Por tanto, si se encuentra con un presupuesto ajustado, quizás debería considerar comprar dos objetivos fijos de calidad que cubran la gama aconsejada (24-200 mm), por ejemplo un 35 mm o un 50 mm y un 135 mm, y su coste estará todavía por debajo del importe de dos objetivos zoom de gama profesional. Ahora bien, tenga en cuenta que elegir distancias focales fijas implica no poder cambiar rápidamente de ángulo de cobertura, lo que le obligará en algunos momentos a cargar con dos cuerpos de cámara, cada uno con un objetivo fijo diferente para poder realizar tomas más amplias o de detalle desde el mismo punto. Si prefiere un equipo más ligero cuando su sesión transcurre en exteriores, le resultará más cómodo un único cuerpo con un objetivo zoom adecuado a su método de trabajo.

Respecto al coste total del equipo deberá considerar si la mayor parte de sus reportajes son en estudio o exteriores, pues en este último caso tendrá la necesidad de duplicar al menos el cuerpo de cámara, por si uno de ellos se estropeara fuera del estudio. Evidentemente, si usted es el fotógrafo de sus hijos puede optar por no duplicar el equipo, dado que siempre podrá volver con ellos a realizar otra sesión similar. Por tanto, si piensa dedicarse profesionalmente a la fotografía de niños, en sus consideraciones económicas debería comparar el coste de dos configuraciones mínimas de equipo:

• Dos cámaras con dos objetivos zoom que cubran la gama de distancias focales aconsejadas (24 a 200 mm), por ejemplo: un objetivo 24-70 mm y otro 70-200 mm.

• Dos cámaras combinadas con un conjunto de dos o tres objetivos fijos, por ejemplo: un 35 mm, un 50 mm, y otro en la gama de 85 a 200 mm.

Apertura máxima

La apertura máxima aparece junto a la distancia focal en las especificaciones de los objetivos e indica el diafragma más abierto que puede usarse. Al principio todos los fotógrafos hemos tenido problemas con la escala de diafragmas, porque un número más pequeño no indica una diafragma más pequeño sino al revés, uno más grande. De modo que un objetivo 35 mm f/1,4 será capaz de recoger más luz que un objetivo 35 mm f/2. Para empezar a fotografiar niños no es imprescindible un objetivo con una apertura máxima muy elevada (o sea número/f pequeño) pues la mayor parte de sus imágenes serán tomadas de día en exteriores e interiores suficientemente iluminados, o directamente en un estudio dotado de flashes.

No obstante, debería considerar otro factor importante: la menor profundidad de campo que ofrece el objetivo si su apertura máxima es bastante pequeña. Por ejemplo, conseguirá unos fondos mucho más desenfocados si usa un objetivo 50 mm f/1,4 que si usa un zoom 24-100 mm que únicamente llega a una apertura máxima de f/4. Además, los desenfoques de puntos luminosos (denomidados bokeh) son mucho más definidos y atractivos cuando se usan aperturas máximas por debajo de f/2,8 (fíjese por ejemplo en la fotografía de Alba Soler de la página 33.

Si usted como padre o madre aficionada prevé que muchas de sus fotografías de niños transcurrirán en interiores de su casa, en escenarios con iluminación reducida, o como profesional le gusta usar la iluminación ambiental en las localizaciones exteriores o simplemente de unas velas o luces de navidad, por ejemplo, entonces debería considerar adquirir un objetivo con apertura máxima elevada que haga posible captar el máximo de luz. Piense que un objetivo de apertura máxima f/2,8 le permitirá captar 4 veces más luz que uno de apertura máxima f/5,6 o sea ganar dos pasos EV, y poder usar velocidades más elevadas que capturen a los niños nítidamente. Por ejemplo, si su fotómetro le midiera f/5,6 a 1/30 s, con su objetivo de apertura máxima f/5,6 tendría muchas posibilidades de que su fotografía saliera movida, mientras que si usara un objetivo de apertura máxima f/2,8 podría fijar ese diafragma con una velocidad de 1/125 s, de forma que la fotografía no resultara con trepidación o con los sujetos movidos.

Los objetivos zoom de calidad alcanzan aperturas máximas de f/2,8 en todo el recorrido de distancias focales. Compruebe que la apertura máxima de su objetivo sea constante en todas las distancias focales, pues en caso contrario puede encontrarse con que su zoom en distancias focales elevadas tenga una apertura máxima muy reducida que dificulte su uso con baja iluminación.

Autofoco

Debería probar el sistema de autoenfoque de su cámara con cada objetivo que compre buscando dos características fundamentales: rapidez y precisión de enfoque. No todos los sistemas de autoenfoque de los objetivos funcionan del mismo modo, pudiendo haber notables diferencias de rapidez y precisión entre objetivos de gama media y gama alta. Compruebe también si en autoenfoque con disparo foto a foto puede reenfocar manualmente sobre el enfoque ofrecido por la cámara sin tener que activar el enfoque manual; pues esta opción puede serle útil en condiciones de baja iluminación o bajo contraste, donde la cámara no sea capaz de enfocar con precisión.

Estabilizador y sellado

Para adquirir un buen objetivo orientado a fotografía de niños no es necesario que considere muchos más factores que los anteriormente mencionados. Algunos objetivos de gama media o media alta cubren perfectamente las necesidades de este tipo de fotografía. Si se decide por algunos de gama alta puede pagar bastante más por dos características no fundamentales para este tipo de fotografía: estabilizador y sellado.

Los objetivos con estabilizador incorporan un conjunto de sensores que detectan pequeñas vibraciones y activan un motor conectado a un conjunto de lentes que se mueven en sentido inverso al de la vibración para corregir la proyección de la imagen y evitar que la fotografía resulte con trepidación. Usándolo podrá fotografiar con la cámara en la mano al menos 2 pasos de obturador por debajo de lo habitual para la distancia focal que use (por ejemplo: podrá usar una velocidad de 1/30 s con un objetivo 100 mm a pulso cuando lo habitual hubiera sido poner una velocidad de 1/125 s.). Ahora bien, los objetivos dotados con estabilizador incrementan su peso ligeramente y su precio de manera notable. Además, no siempre son la solución, pues hay que contar no solo con la trepidación de la cámara sino también con el movimiento de los niños en la escena. Esos movimientos no hay estabilizador que los detenga si usa velocidades bajas por debajo de 1/125 s.

Respecto al sellado, los fabricantes incorporan varios métodos para lograr el aislamiento contra agentes externos en objetivos de altas prestaciones, mediante sistemas de gomas y otras barreras en botones y juntas que logran impedir el paso de partículas de polvo y de lluvia. Como no será habitual que continúe una sesión en exteriores con niños si empieza a llover, puede prescindir de dichas características. Sin embargo, considere la protección adicional que supone el sellado si suele realizar sesiones en playas u otros lugares con arena fina y humedad.

Macro y otros objetivos especiales

Los fotógrafos de este libro incluyen en su equipo algún objetivo del tipo macro, que les permita realizar fotografías de detalles pequeños, sobre todo con bebés. Entre los más habituales en fotografía de niños se encuentran el 60 mm f/2,8 macro y el 100 mm f/2,8 macro. Los objetivos macro permiten fotografiar a muy poca distancia del sujeto y conseguir, incluso, tomas donde el objeto se reproduzca a escala 1:1 sobre el sensor de la cámara. Alba Soler destaca su importancia pues “en estas sesiones el reto es conseguir la mayor cantidad de imágenes sin despertar al bebé. Has estado durmiéndolo, te has pasado un buen rato colocándolo para que todo esté perfecto y haces la foto en dos segundos… ¿Tantísimo tiempo para una sola foto?… Una vez lograda esa foto, que será un plano general del bebé en el que se aprecie toda la escena, debes considerar qué posibilidades tenemos evitando mover al bebé inmediatamente. Lo primero que hago es obtener varios retratos muy cerquita sin cambiar de lente desde diferentes perspectivas. Y después, tomo mi antigua cámara Canon 5D Mark II en la que ya está montado el objetivo macro e incluso están ya preparados los ajustes de la cámara y tomo detallitos de las pestañas, las orejas, los deditos de las manos y los pies, así como cualquier cosa que esté bien iluminada y pueda quedar atractiva”.


Al fotografiar a pequeñas distancias, como permiten los objetivos macros, podrá enfatizar sutiles detalles de los bebés, que al ampliarlos después a gran tamaño adquieren una inusitada belleza: las delicadas curvas de sus labios, sus dedos diminutos, las pestañas incipientes… Al acercarse mucho obtendrá una pequeña profundidad de campo, que le vendrá bien para concentrar la atención sobre esos detalles pero hace más difícil enfocar correctamente. Por ello, le recomiendo que use diafragmas no excesivamente abiertos y compruebe bien que la zona enfocada es la que desea destacar. Si desea usar diafragmas bastante abiertos, como en esta imagen de Alba Soler, asegúrese de situar su cámara paralela al plano del bebé que desea mantener a foco, para que todos los detalles de dicho plano se encuentren a la misma distancia de enfoque. Otro aspecto clave en la fotografía macro de bebés es el tratamiento del color de su piel en la postproducción digital, como le explicaré en los capítulos 8 y 9.

Canon 5D Mark II, Canon 100 mm f/2,8, ISO 200, f/2,8, 1/125 s.

Fotografía infantil

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