Читать книгу ¡Podemos querernos más! - María Agustina Murcho - Страница 25
Reconocer que no existen
las dietas universales
Оглавление“Naciste original, no mueras como una copia”.
@bellamente
Es muy peligroso que se promuevan dietas sin conocer la especificidad de cada persona, pero lamentablemente lo vemos muy seguido, tanto en la televisión como en las revistas, incluso en las dirigidas a adolescentes, lo cual es más peligroso aún, ya que la pubertad y la adolescencia constituyen el momento de la vida en que la persona es más vulnerable a sufrir trastornos alimentarios.
En general, se muestran dietas sin hidratos o de un solo alimento, o dietas líquidas que prometen bajar una cierta cantidad de kilos en muy poco tiempo.
Hay que saber que, antes de empezar un plan de alimentación, se debe pasar por un control médico que incluya un análisis de sangre, y se debe consultar con un licenciado en Nutrición, porque no todos somos iguales ni estamos igual de salud.
“Un gran riesgo de seguir todas estas dietas es caer en un trastorno alimentario”
Mucha gente sufre de problemas renales, y la mayoría de las dietas que se difunden contienen exceso de proteína, que para el riñón es peligroso. Otras personas tienen gastritis o colon irritable y la mayoría de las dietas contienen fibras de difícil digestión, como vegetales crudos y alimentos integrales. No solo este es el problema, sino que muchos creen que tiene que bajar de peso, pero no es así, y con este tipo de información, ponen en riesgo su salud.
Un gran riesgo de seguir todas estas dietas es caer en un trastorno alimentario. Cuando las personas ven que están bajando rápido de peso, se ponen contentas y creen que tal dieta funciona; entonces, prueban más y más, hasta que llega un momento que es muy difícil salir de ese círculo dietante. Pronto comienzan los problemas metabólicos y, en algunas personas, también psicológicos.
No se suele tomar conciencia de la gravedad del problema, porque quien tiene estos malos hábitos solo piensa en el instante de alcanzar el cuerpo soñado, y su mente está tan empecinada en ello, que a veces no se escuchan las señales del cuerpo diciendo “basta”.
“Quien tiene estos malos hábitos solo piensa en el instante de alcanzar el cuerpo soñado”
Hay casos en que la persona se marea por comer tan poco, pero espera a que se le vaya el síntoma y sigue igual; ignora los dolores de cabeza, y hasta puede sentir mucho cansancio, pero continúa haciendo ejercicio con la misma intensidad. Es preocupante, pero a veces la toma de conciencia, ese “hacer el clic”, no llega hasta un evento extremo, como un desmayo o incluso alguna internación por una descompensación.
Algunas personas recapacitan luego de tocar fondo, pero otras lamentablemente siguen con las mismas prácticas, cayendo en un trastorno alimentario muy severo y deteriorando el metabolismo, lo que a la larga genera mayor aumento de peso y más dificultad para bajarlo.
La alimentación no debe ser una tortura, no tenemos que sufrir ni pensar en comer para parecernos a alguien. Tenemos que comer para nutrirnos y sentirnos bien, y sepamos que vamos a convivir con la comida hasta el último día de nuestras vidas, y eso no debería ser un problema, sino una herramienta para sentirnos mejor.