Читать книгу ¡Podemos querernos más! - María Agustina Murcho - Страница 27

Celebrar que somos seres sociales

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Cuando nos dan una dieta de hambre, no se toma en cuenta que el ser humano es un ser social, que tiene fiestas, cumpleaños, reuniones…

“El ser humano es un ser social, que tiene fiestas, cumpleaños, reuniones”

¿Cómo te sentirías (o cómo te sentiste, si te tocó vivirlo) si fueras a una fiesta con tu propia vianda o habiendo cenado antes, mientras el resto se divierte y disfruta de la comida? Y todo por seguir el camino que señaló alguna celebridad, del estilo “corté las harinas y el alcohol definitivamente”, como si fuera una verdad revelada, y como si las personas no fuesen seres que razonan y sienten, sino robots que siguen directivas inamovibles.

¿Eso es algo sano? ¿De verdad sirve resignar el disfrute y una comida con amigos para querer tener el cuerpo de quien “dejó las harinas” para ser una “diosa”, como suelen decir en algunos medios? Por supuesto, no me refiero a vivir a base de “comida chatarra” y tomar alcohol todos los días, sino a esos momentos de los que la comida forma parte del disfrute y, claramente, hacerlo con moderación.

“Por supuesto, no me refiero a vivir a base de “comida chatarra” ”

Cuando uno empieza a aislarse, a dejar de participar de a reuniones sociales, o a ir con su propia vianda, la mente se empieza a enfermar, obsesionándose cada vez más y dejando de disfrutar, porque por más que se asista al evento, la cabeza está pensando en la porción de pizza que se prohibió. Este tipo de prácticas puede llevar hasta a la depresión, y me duele saber que a veces son los mismos profesionales quienes las inculcan. Conocí casos de personas que han pasado la Navidad solas en sus casas como consejo de su nutricionista, algo que me parece totalmente fuera de lugar y hasta agresivo.

Hay que tratar de que el paciente entienda que las reuniones no solo pasan por la comida, sino por compartir momentos especiales con nuestros seres queridos, y enseñarle a medir las porciones y comer lo justo, no encerrarlo en sus casas como si fuesen presos, como si comer fuese un acto ilegal. ¿Cómo esa persona no va a imitar y a copiar las dietas de revista, cuando hay profesionales que la maltratan de esa manera?

También muchas personas cocinan para demostrar cariño, como los abuelos, por ejemplo, que sabemos que no los tenemos toda la vida. ¿Es realmente necesario perdernos esos platos llenos de amor, porque queremos alcanzar el cuerpo de la modelo que está de moda? Si alguna vez te lo planteaste, reconsidera qué se gana y qué se pierde. No se logra nada dejando de asistir a eventos y dejando de comer lo que nos gusta; al contrario, se está peor.

Entonces, antes de empezar una dieta que venden en distintos medios porque la hizo una persona famosa, piensa: ¿vale la pena?

¡Podemos querernos más!

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