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Experiencias universitarias de apropiación y transmisión del espacio generizado

Griselda Flesler, Valeria Durán y Celeste Moretti

El siguiente aporte está estructurado en un recorrido que muta de la primera persona del singular al plural. Un pasaje del yo al nosotras tan propio de los feminismos contemporáneos.

“¿Y qué tiene que ver el feminismo con el diseño, Griselda?”, es la pregunta que escucho desde el año 2002 a propósito del tema de mi tesis de especialización.1 Casi veinte años atrás, no resonaba como esas preguntas a la investigación que se hacen en tono alentador, invitando e incentivando a profundizar y seguir adelante. Por el contrario, el tono era inquisitivo, condescendiente e incluso despreciativo. Pude articular la construcción de una respuesta –paradójicamente– con las herramientas que el propio campo del diseño me otorgó. En los talleres de diseño de la facultad aprendí principalmente tres cosas: valorar la originalidad de una idea, abrazar el desafío de materializarla y entender que un proyecto solo tiene sentido si modifica el estado de cosas y si se realiza de manera colectiva.

El estado de cosas del campo académico del diseño en Argentina de hace dos décadas definitivamente no habilitaba un cruce con el feminismo ni con los estudios de género. Algunas preguntas en torno a esta relación entre diseño y género ya habían sido formuladas por feministas anglosajonas de los departamentos de historia y crítica de la arquitectura y el diseño. El planteo que realizaban giraba en torno a un fuerte cuestionamiento de la definición de diseño y su posicionamiento dentro de una sociedad patriarcal, clasista, de supremacía blanca y heteronormativa.2

Ya en los primeros años de cursada como estudiante y luego como docente de su cátedra, Leonor Arfuch (1997) impulsaba el cuestionamiento a los modos en que el diseño funciona como proceso significante y fue éste el marco desde el cual partí para pensar lo diseñado como un espacio de construcción y reproducción de las relaciones de género.

Cuando el estado de cosas modificó los tonos inquisidores de aquella pregunta a modos lindantes con la corrección política, se pudo materializar un proyecto de diseño colectivo macerado durante mucho tiempo: la inclusión en la currícula de la materia DyEG (Diseño y Estudios de Género), para todxs lxs estudiantes de la FADU-UBA. Para ello fue fundamental contar desde un inicio con un equipo de compañeras docentes y amigas junto a las que diagramamos su contenido.3

Una fisura en el hormigón armado4

La materia Diseño y Estudios de Género surgió con el objetivo de propiciar un enfoque de las disciplinas del diseño con perspectiva de género. Un espacio que discutiera privilegios y desigualdades desde el campo proyectual, es decir, desde el proceso de materialización de un proyecto.

A partir de los estudios de género y queer, nuestra materia explora el rol de la arquitectura y los diseños en la experiencia de los cuerpos generizados. Además pone foco en las corrientes que han desarrollado una perspectiva crítica de las lógicas proyectuales basadas en un sistema heteronormativo, aquellas que discuten la “universalidad” y “neutralidad” de lo diseñado.

Desde 2017, la materia es electiva para todas las carreras de la FADU-UBA: Arquitectura, Diseño Gráfico, Diseño de Indumentaria, Diseño Textil, Diseño de Imagen y Sonido, Diseño Industrial y Licenciatura en Planificación y Diseño del Paisaje. En estos tres años se han llenado los cupos de todos los cuatrimestres, teniendo estudiantes de todas las carreras y de intercambio de universidades extranjeras. Creemos que nuestro desafío a diez años es formar profesionales que en su labor diaria vuelvan innecesaria nuestra presencia, volviendo transversal la mirada feminista en todas las prácticas del diseño.

Nuestra propuesta es enseñar un diseño basado en la porosidad de los bordes entre dualidades como materialidad/representación, adentro/afuera, privado/público y cuerpo/objeto. Aquello que es diseñado en base a estos binarismos instala modos heteronormativos de producción de sentido y subjetividad. Entonces nos preguntamos ¿cuáles son las condiciones de posibilidad que habilitan ciertas representaciones y vuelven impensable otras? ¿Cómo se organizan y utilizan el espacio y los objetos en relación al género y las sexualidades? ¿Existe el derecho a la ciudad sin una identificación sexual y genérica legible? ¿Son todas las identidades genéricas igualmente bienvenida en el espacio público? ¿Quiénes portan el privilegio de ser leídos como “normales”?

En Cuerpos que importan (2018), Judith Butler introduce el concepto de “cuerpos abyectos” y plantea que señalar lo abyecto es esencial para que el ámbito de lo normativo y de lo normal se establezca. Cuando el diseño contribuye a construir esta “normalidad”, lo que hace es invisibilizar el privilegio de algunos sujetos y establecer marcaciones en aquellos cuerpos que escapan a la norma.

Nos proponemos problematizar un diseño que privilegia a las personas ya privilegiadas, a aquella minoría que cumple con la formulación ideal de ese diseño ideal: un club de fútbol sin vestuarios para mujeres “marca” a aquellas a quienes se les ocurrió jugar a ese deporte; dos baños –uno solo para varones y otro solo para mujeres– “marca” a aquellxs sujetos que están por fuera de esa normativa binaria; un semáforo cuya duración para peatonxs es de 15 segundos “marca” lxs cuerpos cuya movilidad no responde a ese estándar; una institución sin guardería “marca” a quienes están a cargo de las tareas de cuidado.

Los proyectos desarrollados por estudiantes en la materia ensamblan herramientas conceptuales y estrategias políticas de los estudios queer para pensar los objetos y los espacios diseñados. Es un enfoque que intenta subvertir los estereotipos culturales utilizados para dar sentido a las identidades sexo-genéricas disidentes.

Asimismo, es destacable que cuando lxs estudiantes toman otros cursos, transfieren este discurso y cuestionan las formas en que se les enseña el diseño. Y lo más importante, desarrollan propuestas novedosas que mejoran y complejizan la forma en que estamos diseñando fuera de la universidad. A partir del deseo de examinar las desigualdades y exclusiones como un aspecto clave de las relaciones humanas con el espacio y los objetos, estos proyectos se han involucrado con diversas experiencias tanto en el espacio urbano como en el suburbano y rural.5

Apropiarse de los muros y poder mear en paz

Desde la cátedra se practica una política denominada “de puertas abiertas”. Por un lado, a lo largo de la cursada diversxs invitadxs6 dictan clases o conferencias para toda la comunidad (no solamente para lxs inscriptxs a la materia) y por el otro, se desarrollan actividades cuyo objetivo es hacer permeables los muros de la universidad y transversalizar los proyectos hacia otros espacios sociales. El espacio de la universidad pública es motivo de nuestro interés con el objetivo de analizar las prácticas de la comunidad universitaria en torno a lo construido, así como una oportunidad para su intervención y apropiación. A continuación, destacamos dos proyectos llevados a cabo durante 2017 en el que intervinimos un muro y un baño con participación tanto de la comunidad de la facultad como de otros colectivos y activistas. El primero es la intervención colectiva de un muro del edificio en el que se trabajó de manera conjunta desde el gobierno, la comunidad de estudiantes y docentes, un colectivo de artistas gráficxs y participantes ajenxs a la FADU. El segundo, es el rediseño de un baño ya existente en el edificio de la facultad, con el objetivo de transformarlo en un baño sin distinción genérica.

Un mural sobre las violencias de género en el ámbito universitario

En agosto de 2017, en el marco de la Bienal Nacional de Diseño UBA, la cátedra de Diseño y Estudios de Género, la Unidad de Género FADU-UBA7 y el Colectivo Gráfico Onaire8 organizamos un taller de dos días con la propuesta de generar un mural colectivo en uno de los muros de la facultad. La convocatoria abierta contó con más de 100 participantes entre estudiantes, docentes y personas interesadas que no pertenecían a la FADU.

El primer día, luego de una charla introductoria, en la que se discutió acerca de las especificidades de las violencias dentro del ámbito universitario, el colectivo Onaire propuso generar un “gran guiso gráfico”, terminología que busca pensar un carácter “más autóctono” que el del collage francés. Es un método que propicia la participación de todxs lxs integrantes y subsume en una sola composición las visiones de cada unx, trascendiendo, de esa manera, la expresión individual para lograr una expresión colectiva.9 Cada participante, a partir de la propia mirada, elaboró con tinta negra sobre grandes superficies de papel una serie de gráficas sobre lo discutido previamente.

El segundo día, a partir de la observación de lo realizado en el taller el día anterior, cada participante recortó y pegó sobre la superficie del mural las gráficas que más le interesaron. Todxs armamos una composición y de esta forma se creó una pieza colectiva común donde se unieron las visiones de cada unx en una sola composición. El trabajo final fue fotografiado para crear una composición digitalizada de la imagen. Así, durante las dos jornadas intensas de trabajo, reflexión y aprendizaje se cocinó entre todxs un guiso gráfico sobre la violencia de género y la discriminación por orientación sexual. Dicha construcción finalizó en un mural de producción colectiva que se encuentra colgado de manera permanente en una de las paredes de la FADU. Al espacio institucional ocupado históricamente por obras realizadas por estudios de arquitectura de renombre, hoy se le suma una propuesta gráfica colectiva y feminista.

El diseño del baño sin distinción de género

A partir de objetivos como garantizar en la Universidad un ambiente libre de discriminación de cualquier tipo, de hostigamiento y violencia por razones de identidad sexual y/o de género, y de adoptar medidas de prevención como principal método de combatir este tipo de prácticas, desde la Unidad de Género de FADU-UBA se intervino y transformó un baño destinado exclusivamente a varones en un baño sin distinción de género “para todas las personas que quieran utilizarlo” tal como se lee en la puerta del mismo.

Desde el inicio, se trató de una acción de intervención realizada con consensos dentro de la comunidad de la Facultad. En este sentido, uno de los desafíos de este proyecto fue el diseño de la señalización y para ello desde la materia DyEG se propuso una actividad colaborativa en la que se diseñaron propuestas gráficas que apostaban a desestabilizar los modos héteronormativos de producción de sentido y subjetividad. Se definió colocar la propuesta realizada por Ismael Menegolla, militante trans y ex estudiante de la materia, cuyo planteo es una desestabilización gráfica de los pictogramas tradicionales. A partir de esta nueva gráfica, varios de los carteles de otros baños han sido intervenidos gráficamente: se les ha pintado indumentaria diversa, se le han agregado stickers, etcétera. Asimismo, esta experiencia resultó legitimada por el conjunto de la comunidad que, como señala Rafael Blanco (2019), generó el reconocimiento de una política institucional consensuada y la apropiación del espacio por parte de docentes y estudiantes. En las paredes del baño se pueden leer mensajes de agradecimiento a la institución y legitimación del espacio.10

Otra deriva de esta acción fue la atención recibida por parte de los medios de prensa. El hecho de que se tratara del primer baño de estas características que se inaugura desde el ámbito institucional en la UBA propició la difusión de una intervención que resulta básica si se piensa en espacios educativos inclusivos. Por esta razón, desde su inauguración en agosto de 2017 como equipo de diseño hemos asesorado a diversas instituciones que han querido realizar rediseños de sus instalaciones.

Desafíos a futuro

Creemos que la intersección de la arquitectura y los diseños con los estudios de género y diversidad sexual resulta un enfoque relevante para problematizar sobre cómo los modos de “habitar” y proyectar son parte de la configuración de normas de inteligibilidad genérica.

Incorporar esta perspectiva al diseño, la arquitectura y el urbanismo significa repensar categorías, ampliar derechos y asumir que el diseño está atravesado por desigualdades sociales. Porque cuando diseñamos, estamos construyendo, reproduciendo y articulando sentidos y normativas sobre las relaciones de género. Uno de los desafíos que surgen a partir de dicha articulación es su salida al mundo extrauniversitario. Es decir, se trata de lograr que aquello que forma parte de la currícula de cursada pueda transformarse en una cuestión ineludible en los modos en los que se piensan y se construyen las disciplinas proyectuales y que exceda los límites simbólico-espaciales de la universidad. Ya no se trata de lograr “buenas entregas finales” como mayor objetivo sino de contribuir en la formación de profesionales que cuestionen lo dado y que tensen las fronteras de lo hegemónico. También, que refunden sus propias prácticas en las que la perspectiva de género no sea una suerte de lente que puede ponerse o quitarse a voluntad sino parte inherente de la mirada.

Bibliografía

Arfuch, L. (1997). “El diseño en la trama de la cultura: desafíos contemporáneos” en Arfuch, L., Ledesma, M. y Chávez, N. Diseño y Comunicación. Teorías y enfoques críticos, pp.137-232. Buenos Aires: Paidós.

Attfield, J. (1989). “Form/female follows function/male: feminist critiques of design” en Walker J. (comp.), Design History and the History of Design, pp. 199-225. Londres: Pluto.

Blanco, R. (2019). “Protocolos, perspectivas de género, lenguaje inclusivo: nuevas agendas del activismo estudiantil universitario” en D’Alosio, F. Estudios sobre Juventudes en Argentina, pp. 113-121. Buenos Aires: ReNIJA.

Blanco, R. y Spataro, C. (2019). Con/contra las estrategias institucionales: percepciones de estudiantes universitarios ante iniciativas contra violencias sexistas. Nómadas 51, pp. 173-190. Colombia: Universidad Central.

Betsky, A. (1997). Queer Space: Architecture and Same-Sex Desire. Nueva York: William Morrow.

Buckley, Ch. (1986). “Made in Patriarchy: Toward a Feminist Analysis of Women and Design. En V. Margolin (Comp.), Design discourse: history, theory, criticism, pp. 251-262. Chicago: The University of Chicago Press.

Butler, J. (2018). Cuerpos que importan. Buenos Aires: Paidós.

Flesler, G.; Durán, V. y Gugliottella, G. (2018). “Inclusión de la perspectiva de género en el campo proyectual”. Ciencia, Técnica y Mainstreaming Social, 0(2), pp. 43-51. Universitat Politecnica de Valencia. Recuperado de: https://polipapers.upv.es/index.php/citecma/article/view/8963

Herring, S. (2010). Another Country: Queer Anti-Urbanism. Nueva York: University Press.

Massey, D. (1994). Space, place, and gender. Minneapolis: University of Minnesota Press.

Paz Frontera, A. (2017). “Arquitectura feminista: hacer una fisura en el hormigón”. Entrevista con Griselda Flesler, titular de la cátedra de Diseño y Estudios de Género de la FADU. LatFem. Recuperado de: https://latfem.org/arquitectura-feminista-hacer-una-fisura-en-el-hormigon/

Rothschild, J. y Rosner, V. (1999). “Feminisms and Design: Review Essay” en Rothschild, J. (ed.), Design and Feminism. Re-Visioning Spaces, Places, and Everyday Things, pp. 7-33. New Brunswick, New Jersey y Londres: Rutgers University Press.

Archivo

https://www.bienal.fadu.uba.ar/que-es-la-bienal/

http://comunica.fadu.uba.ar/nuevo-mural-colectivo-en-fadu/

https://www.behance.net/gallery/62094065/Bano-sin-distincion-de-genero

1 “Diseño y feminismo. Revisando la historia del Diseño Gráfico”, Tesis de Especialización de la Maestría en Diseño Comunicacional en FADU-UBA, dirigida por Leonor Arfuch.

2 Por esa época la única posibilidad de acceso al material era viajar y fotocopiar algunos capítulos en las bibliotecas como los trabajos de Rothschild y Rosner (1999), Betsky (1997), Massey (1994), Attfield (1989), Buckley (1986).

3 Forman parte del equipo desde un inicio Valeria Durán, Celeste Moretti, Natalia Laclau y Gabriela Gugliottella. Luego se sumaron Paloma Carignani, Ismael Menegolla, Facundo Revuelta y Florencia Scalise.

4 La metáfora de Joan Rothschild (1999) es utilizada por el equipo de cátedra para describir la repercusión de la materia en la FADU/UBA. Ver Paz Frontera, A. (2017). “Arquitectura feminista: hacer una fisura en el hormigón”. Entrevista con Griselda Flesler, titular de la cátedra de Diseño y Estudios de Género de la FADU. LatFem. Recuperado de: https://latfem.org/arquitectura-feminista-hacer-una-fisura-en-el-hormigon/

5 Tal como sostiene Scott Herring (2010) es fundamental ampliar las posibilidades de estudios queer más allá de los límites de la ciudad y lo urbano.

6 Han dictado clase: Rafael Blanco, Ana Falú, Julia Kratje, Diana Maffía, Ana Laura Martín, Zaida Muxi, Adrián Pérez Melgosa, Carolina Quiroga, Ariel Sánchez, Carolina Spataro y las organizadoras del Festival Mujeres en Foco.

7 La Unidad de Género fue creada en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA el 7 de marzo de 2017 y una de sus primeras intervenciones fue la intervención del baño sin distinción de género (http://www.fadu.uba.ar/categoria/238-unidad-de-gnero).

8 Onaire es un colectivo gráfico argentino formado por cinco diseñadores: Mariana Campo Lagorio, Gabriel M. Lopatín, Gabriel Mahia, Sebastián Puy y Natalia Volpe. Trabaja con temas relacionados con la historia, la realidad social y cultural, realizando –a través del método “guiso gráfico”– piezas de diferentes formatos: murales, objetos y afiches, que en muchas oportunidades son impresos en serigrafía. Desarrollan proyectos para instituciones públicas y culturales, sobre la diversidad de género, los derechos de la mujer, la democracia, entre otros; participan de exposiciones, brindan talleres y conferencias para dar a conocer su método de trabajo en distintos lugares del mundo.

9 Recuperado de: http://www.onaire.com.ar

10 Escrito con corrector blanco sobre una puerta puede leerse: “Este es el único baño que uso. Estoy descubriendo si soy no binarie o FTM y éste es el único baño con el que estoy cómode. Grax FADU”. Para un análisis de esta apropiación ver: Blanco y Spataro (2019).

De la cultura al feminismo

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