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CAPÍTULO 1
Fue primicia La fuga del siglo

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Las fuerzas de seguridad que participaban de la pesquisa estaban desconcertadas; no tenían pistas certeras y sospechaban que los reos evadidos contaban con asistencia económica y logística. Faltan horas para los reyes. Hay tres magos sueltos… ¿Dónde están?, indagaba Crónica TV la tarde del 5 de enero de 2016. Era la noticia del momento.

Nueve días atrás los hermanos Martín y Cristian Lanatta, junto a Víctor Schillaci, habían huido del penal de General Alvear donde cumplían condena a prisión perpetua por un triple crimen vinculado al narcotráfico. La justicia tenía probada su participación en el asesinato de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, cuyos cuerpos aparecieron acribillados en un descampado de General Rodríguez en agosto de 2008.

Crónica TV tras los prófugos, avisaba el canal en medio de la errática persecución. Los redactores afectados a la cobertura aplicaban su clásica fórmula de ironía e impacto para mantener la atención de la audiencia que seguía como una novela de la tarde los pormenores de la llamada “fuga del siglo”.

En vísperas del año nuevo hubo novedades: los delincuentes dispararon a dos policías bonaerenses que habían intentado frenar la camioneta en la que circulaban por la ruta 20, cerca de la localidad de Ranchos. Hirieron a los uniformados y lograron escapar. Nada más se sabría de ellos hasta la mañana del 8 de enero cuando volvieron a enfrentarse a tiros, en la provincia de Santa Fe, con una patrulla de la Gendarmería. Otra vez un tiroteo, otra vez tiraron a matar, otra vez se escaparon. 600 policías vs. tres prófugos asesinos, advertía Crónica.

Los hermanos Lanatta y su cómplice estaban jugados y la violencia con la que se movían preocupaba a los investigadores y atemorizaba a los vecinos de San Carlos Centro, Gessler, San Agustín, Estación Matilde y Frank, la zona rural donde ahora se desplegaba el operativo policial. Psicosis, se leyó al mediodía en un nuevo cartel rojo. El Dakar de los fugitivos. En vivo: sigue la cacería humana. ¿Usted los vio?

El musicalizador de turno hizo su aporte a la incesante producción de títulos y a las nuevas placas las acompañó con una canción que parecía escrita para la ocasión. Era “Prófugos”, de Soda Stereo, cuya letra dice: “como un efecto residual, yo siempre tomaré el desvío… no tenemos dónde ir, somos como un área devastada, carreteras sin sentido… cómo podremos sobrevivir”.

En la provincia litoraleña ya trabajaban dos equipos de Crónica TV y un móvil de exteriores iba en camino. Claudia Kaufman y Carla Ricciotti eran las cronistas enviadas y junto a ellas los camarógrafos Marcelo Núñez, Claudio Villalba, Armando Tosín y Matías Carrizo; y los técnicos César Blanco y Damián Guzmán.

¡Cuidado! Ahora están vestidos de policías, alertaban desde estudios centrales con las últimas noticias del caso. Vieron a los prófugos caminando en un maizal. Piden a la población de Santa Fe que no salga de sus casas. Pueden estar en cualquier lado. Vecinos huyen despavoridos, indicaban.

A medida que pasaban los días, la audiencia de Crónica crecía a costa de las ocurrencias de sus redactores que hacían de las suyas con lo poco o mucho que se iba filtrando sobre las andanzas de los hombres más buscados del país. Los tres prófugos, más duros de matar que Bruce Willis, escribieron en un zócalo. Y al rato publicaron una de las placas más recordadas de aquella cobertura: Los prófugos tiran más tiros que Vicuña.

Ligaron así la cinematográfica fuga con la escandalosa separación del actor chileno Benjamín Vicuña y la modelo Carolina Ardohain, que dos semanas atrás había dado que hablar a toda la prensa rosa. “Pampita” se había distanciado de su marido después de acusarlo de serle infiel en varias oportunidades.

Uno de los hacedores de aquellos títulos desopilantes fue Facundo Pedrini, un joven periodista que trabajaba en el canal desde 2009, primero como operador de videograph y ahora lo hacía como coordinador de aire. Su producción de placas durante la búsqueda de los evadidos fue incesante: Minuto a minuto, los prófugos marcan el camino con sangre. Tres zorros de dos patas se esconden en el maizal. Santa Fe: sin siesta y sin vacaciones.

La pesquisa seguía. El sábado 9 de enero, bien temprano, una vecina de Cayastá contactó a los enviados de Crónica. Se identificó como Olga, dijo que era familiar de un policía del pueblo que participaba en los rastrillajes, y les dio una pista sobre la ubicación de los fugitivos. El dato sonó preciso. Y fueron hasta allí.

A las 10.59, una vez que confirmaron lo dicho por la informante, largaron la primicia: Martín Lanatta, sindicado como el líder de la banda, había sido capturado por la policía de ese pequeño poblado de casi cinco mil habitantes, ubicado a ochenta kilómetros al norte de la capital santafesina. Ni helicópteros, ni perros, ni francotiradores: la policía local… y tres caballos, detalló uno de los primeros títulos sobre la detención.

A Lanatta lo habían encontrado en un camino de tierra en las afueras de Cayastá; huía caminando. Estaba solo cuando lo apresaron, malherido. Se sabría después que durante la noche, al intentar esquivar un control policial que vigilaba la ruta 1, volcó la camioneta en la que pretendían seguir el raid, probablemente hacia la frontera y así salir del país. El vuelco terminó con ese plan.

En medio de la cobertura Crónica apuntó algo increíble: Cayastá en Guaraní significa “hasta acá llegué”. Parecía broma que uno de los tres prófugos fuera hallado justo en aquel lugar. A partir de hoy Cayastá se va a llamar… “Cayiste”, ironizaron. Y al rato: En Cayastá no almuerzan, miran Crónica TV… ¿Se perderán la siesta?

Rápido, los televidentes comenzaron a hacer circular vía Twitter las imágenes de las placas rojas y lograron viralizarlas. Crónica TV, revolución con las primicias y trending topic en las redes sociales, celebraron desde el control con un cartel enorme en pantalla a modo de guiño para sus seguidores. Los títulos estaban en boca de todos.

El ritmo pueblerino en la provincia de Santa Fe realmente estaba alterado. Las rutas habían sido invadidas por fuerzas de seguridad que patrullaban sin descanso por tierra, agua y aire. Estaban todos: la policía local, la Federal con sus grupos especiales, Gendarmería y Prefectura. También había decenas de móviles de radio y televisión. Y en Cayastá, además, los curiosos que se acercaban desde poblados vecinos para ver “en vivo la cacería humana”, tal como se leía en un zócalo de Crónica.

Cinco minutos después del mediodía, el canal informó que también había sido recapturado Cristian Lanatta. Eran tres: cayeron dos, hay un prófugo. A partir de allí la transmisión mostraría una placa tras otra: No hay dos sin tres. Schillaci a punto de ser detenido. Empezaron los tiros. Para Schillaci, balas que pican cerca. Está en un campo a 1500 metros del pueblo. Todo hacía creer que estábamos en el capítulo final de un policial que bien podría haber sido llevado al cine y que Crónica TV contó con su sello característico:

12.35 Cayeron los tres

12.39 13 días prófugos… y no llegaron a la quincena

12.49 Todos adentro… y a dormir la siesta

13.05 Confirmado: Los tres prófugos mañana no almorzarán con Mirtha Legrand

13.53 Cayastá: Hacen 31 grados y los Lanatta y Schillaci están a la sombra

13.57 Prepárese: en un rato van a aparecer todos para la foto

A las 14.28 el canal difundió la primera imagen de Martín Lanatta tras las rejas. Eran notorias las heridas que exhibía, producto del vuelco de la camioneta en la que escapaban; estaba más delgado y con signos de agotamiento. Sobre la fotografía, un texto reveló: El hijo de Martín Lanatta está mirando la foto de cómo quedó su papá.

El móvil de Crónica ya transmitía en vivo desde la comisaría de Cayastá. Claudia Kaufman relataba desde allí que el cabecilla de la banda estaba siendo revisado por personal médico de la policía. Y desde el estudio, en Buenos Aires, Gustavo Cappuccio confirmaba que la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, viajaba a Santa Fe acompañada por la gobernadora María Eugenia Vidal y otros funcionarios.

Unos minutos antes de las 15, el presidente Mauricio Macri felicitó a través de su cuenta de Twitter “a todo el equipo y a las fuerzas de seguridad por la captura de los prófugos”. Lo mismo hicieron la vicepresidenta Michetti y varios integrantes del gabinete nacional. Crónica difundió cada uno de los mensajes, pero los enviados advirtieron que algo no cerraba. En la comisaría de Cayastá solo estaba ocupado un calabozo y allí nadie había dicho nada sobre los dos últimos aprehendidos.

A las cuatro de la tarde, por fin, hubo información oficial. El jefe de la policía de Santa Fe, comisario Rafael Grau, y el ministro de gobierno local, Pablo Farías, se acercaron a la muchedumbre de periodistas y confirmaron la detención de Martín Lanatta; no hablaron de Cristian Lanatta ni de Víctor Schillaci. “Seguimos trabajando”, señalaron y abandonaron la improvisada rueda de prensa.

El final de la saga seguía abierto. En el control de Crónica quitaron de pantalla el zócalo que indicaba “cayeron los tres” y lo reemplazaron por varias placas: ¿Y ahora? ¿Otro papelón? ¿Dónde están Bullrich y Ritondo?, se preguntaban. Pida más pochoclo porque sigue la película, aconsejaron. Como en las elecciones de la AFA, no dan los números. Confirmado: hay dos prófugos. Y repetían otra vez una placa con la cara del menor de los Lanatta y Schillaci sobre la que se leía en un rojo furioso la palabra “buscados”.

El traslado de Martín Lanatta hacia la cárcel de Ezeiza se inició a las 18.33 en medio de un impresionante operativo de seguridad. Sale uno, titularon desde la redacción ni bien la caravana penitenciaria dejó la comisaría de Cayastá. La primera escala del viaje se hizo en el aeropuerto de Sauce Viejo, donde el reo, hipertenso, recibió medicación antes de subir a un avión de la Prefectura.

El vuelo aterrizó en Aeroparque y el despliegue policial siguió en los Tribunales de Retiro. 20.30 una placa roja detalló: Lanatta no brindó ni con sidra ni con champagne. Hoy le recetaron Diclofenac y Atenolol.

El domingo empezaba con un sabor amargo para los investigadores y una sensación inquietante para las autoridades políticas: tras las desinteligencias del día anterior, habría que seguir buscando al otro Lanatta y a Schillaci. Las fuerzas de seguridad de la provincia de Santa Fe y las federales parecían competir en la pesquisa y ya eran evidentes sus diferencias, aunque todos manifestaran que su objetivo era dar con los evadidos.

Crónica TV retomó el caso al mediodía con una humorada: Horóscopo de Schillaci, se leía como título a las 12.46. Es de Sagitario: “Abra los ojos a nuevas oportunidades”, recomendaban. A juzgar por los astros, el hombre no tendría de qué preocuparse y menos aún su compañero de delito, cuyo presagio era más alentador. Cristian Lanatta, pisciano: “No caiga en la depresión ni se sienta vencido”.

A las 13.13 hubo un último momento: Nuevo tiroteo con los prófugos. Esta vez era en Helvecia, otro pueblo del norte santafesino. Según una mujer que alquilaba una cabaña en la zona, dos hombres habían intentado ingresar por la fuerza al hospedaje. La turista alertó de inmediato a los dueños del complejo y a la policía que inició una búsqueda casa por casa. Ni se le ocurra ir al baño, sugirieron desde el canal a su audiencia anticipando otro día “agitado”.

El aporte de los redactores esa tarde fue memorable. Para cada momento de la persecución habría un título:

13.24 Las fuerzas especiales entraron en una casa y los recibió una mujer en bikini

13.32 Agarrarlos es más difícil que correr en ojotas

El texto apareció al aire después de que el móvil que reportaba desde Helvecia mostrara a varios policías que participaban en el operativo corriendo en ojotas, armados, y uno de ellos, descalzo. Sonaba absurdo, pero estaba registrado en las imágenes. Falta un día para la quincena y la policía ya está en ojotas, bromearon.

13.38 La cacería es cerca de la casa de Saralegui, ex jugador de Colón y Racing

13.43 Los prófugos juegan a la escondida

13.44 ¿Otra vez sopa?

13.46 Piedra libre para los prófugos

Todos los canales de noticias estaban en vivo. Todos espiaban Crónica, que hacía la diferencia con su catarata de placas rojas. El mérito ya no era solo de Pedrini. Junto a él trabajaban Nicolás Ossani, Ariel Balboni, Raúl López y Juan Pablo Rousseaux. Cada uno sumaba su impronta a los títulos. Se superaban minuto a minuto:

14.16 Máxima tensión

14.18 Buscan a los prófugos en el aserradero: toquemos madera

14.20 Dispararon a las chapas

14.29 Aserrín, aserrán. Los prófugos, ¿dónde están?

15.09 No se vaya a dormir la siesta que empieza una de acción. Sigue la película… Otra vez cerca de los prófugos

15.42 Se mueven para acá, se mueven para allá… Corre la policía, corren los vecinos

En medio de la caótica búsqueda, la periodista Carla Ricciotti se cruzó con un hombre vestido de civil que, armado con un rifle listo para disparar, inspeccionaba un aserradero en el que podrían estar refugiados Lanatta y Schillaci.

El hombre, agitado, se acercó al equipo de Crónica TV y les advirtió que tuvieran cuidado, “esto es muy peligroso”. Contó que era jubilado de la policía provincial y les explicó que a lo largo de su carrera en la fuerza ya había pasado varias con “delincuentes de esta calaña”. Después se subió a su camioneta para seguir buscando por el barrio y los periodistas pidieron ir con él: Vamos de paseo con el “hombre del rifle”, se leía en pantalla a las 14.10 mientras hacían la recorrida.

Entrada la tarde, ante la falta de resultados positivos en la investigación, el interés periodístico lo acaparó otro vecino que llegó hasta Helvecia para colaborar. Éramos pocos… y se sumó a la cacería el “Llanero Solitario”, titularon desde el control central para presentar la entrevista a un joven que había montado su caballo para sumarse al rastrillaje a orillas del río San Javier. Vuelva a pedir pochoclo. La película continúa. Está cayendo el sol y los prófugos siguen libres. El operativo hizo agua, lamentaron a las 18.47 y volvieron a preguntar: ¿Dónde están?

El lunes amaneció con más optimismo en el comando del operativo que perseguía el rastro de los prófugos. Sabían que estaban cerca, muy cerca. Con el cabecilla del grupo preso en Ezeiza, y a pesar de los buenos augurios del horóscopo que había revelado Crónica TV horas antes, la suerte de Cristian Lanatta y Víctor Schillaci estaba echada. A las 7 de la mañana un grupo táctico de las Tropas de Operaciones Especiales (TOE) de la policía de Santa Fe por fin los encontró.

Estaban escondidos en un molino arrocero, en la misma zona en la que había sido recapturado Martín Lanatta, en las afueras de Cayastá. Tenían dos pistolas 9 milímetros, pero no se resistieron. Schillaci rogó a los policías que le apuntaban que no lo maten. Cristian Lanatta indicó el lugar en el que habían guardado otras armas. Ahora sí, habían caído los tres. El juego del miedo terminó, anticipó el canal de las noticias. Y volvieron a inundar la pantalla con sus ocurrentes placas:

9.06 El héroe otra vez es el pueblo. Todos somos Cayastá

9.18 El fin de la saga. 3 de 3

9.25 No va más. La fuga del siglo duró una quincena

9.36 ¿Para quién son los dos palos de recompensa? ¡¡¡Que queden en Cayastá!!!

9.38 La película tuvo final feliz: acabaron todos adentro

Al límite. Así cerró la bizarra cobertura periodística de “la fuga del siglo” con la que Crónica TV volvió a liderar la audiencia del cable como en sus mejores épocas. Un acierto que logró con apenas un móvil de exteriores, dos equipos de enviados a Santa Fe y decenas de placas redactadas con ingenio y humor ácido. Ahora sí, después de las primicias, volvemos a Carlos Paz, anunciaron antes del mediodía y pasaron a otro tema.

Fue primicia

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