Читать книгу Córreme que te alcanzo - Marina Elizabeth Volpi - Страница 22

Оглавление

El vestido a lunares

Las salidas de los sábados eran todo un acontecimiento, porque, aunque veíamos las mismas cosas y era la misma vuelta del perro, salir a la calle, y tal vez comprar un dulce en el quiosco, era mágico. Así que todas sabíamos que debíamos pasar por el taller a recibir el vestido o la ropita que nos daban para salir a pasear. Un sábado me entretuve con una revista que me habían prestado y llegué tarde al momento de vestirse, así que me dieron lo último que quedaba, un vestido verde con lunares amarillos y unas zapatillas flecha azules.

Nunca fui fea, de hecho, tengo un color de ojos verdes desafiantes y un pelo rojo furia que me hacían lindísima, pero ese atuendo no pegaba con nada y, unas cuantas burlas después, me sentía feísima. Dar la vuelta de aquel día fue una tortura, me parecieron las quince cuadras más largas de mi vida y sacaron para siempre de mi elección a los lunares para mi futura ropa.

De ahí en más, trataba de llegar primera a la fila, aunque con el tiempo descubrí que todas parecíamos disfrazadas durante el paseo y para mí, la magia había desaparecido o tal vez solo estaba creciendo. Lo que yo aún no sabía, era que me quedaban pocos sábados por disfrutar. En menos de un año, una camioneta me llevaría a otro internado a vivir miles de nuevas experiencias.

Córreme que te alcanzo

Подняться наверх