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El mapeo de las relaciones sociales

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Para prevenir y reducir los conflictos, además de disminuir la intensidad de su aparición es conveniente realizar un mapeo del funcionamiento de las relaciones sociales del curso. Es más fácil para un maestro manejar el grupo cuando conoce dónde operan las sintonías y las disonancias entre los alumnos, por dónde circulan las amistades y cuáles son los puntos de enemistades que en algún momento pueden llegar a cortocircuitar los vínculos y generar tensiones, malestares o picos de violencia. Por supuesto que, a lo largo del año escolar, el docente perspicaz llega a conocer bien a sus alumnos y las afinidades existentes entre ellos, sin embargo, no es necesario esperar tanto tiempo, ya que a poco de iniciar las clases puede aplicar un sociograma y contar desde un principio con una descripción gráfica de cómo son las relaciones del curso.

El sociograma es un instrumento que explora el grado de cohesión y la estructura espontánea de un grupo. Proporciona una visión global de la trama social de avenencias y desavenencias, de las alianzas y las discordias latentes, además de mostrar la ubicación de cada miembro del grupo en el conjunto de las transacciones, es decir, si está en el centro de la popularidad o en zonas más alejadas, si es un niño querido por todos o marginado o instalado en grados intermedios entre esos dos polos del continuo preferencias-rechazos. En definitiva, esta técnica brinda una información valiosa sobre la dinámica y el funcionamiento social de la clase, posibilitando al docente realizar intervenciones para mejorar las relaciones colectivas, además de ofrecer una orientación sobre cada uno de los integrantes del grupo.

La administración de la técnica del sociograma es muy sencilla, comprende cuatro pasos:

Formulación de las preguntas a todos los miembros del grupo para que manifiesten sus preferencias y rechazos.

Elaboración o tabulación de las respuestas.

Confección del sociograma propiamente dicho. Se estila representar gráficamente a las chicas con círculos y a los chicos con triángulos. Cada alumno tendrá escrito en el interior de la figura el número de lista o nombre. La representación de la dirección de las elecciones o rechazos se realizan con flechas que señalan al sujeto elegido.

Análisis e interpretación del sociograma.

Con respecto a la formulación de las preguntas se busca que todos los miembros del grupo manifiesten sus preferencias y rechazos. Se pueden realizar preguntas para indagar las preferencias intelectuales (por ejemplo: “¿A quién elegirías para hacer un trabajo para la clase?”) y las preferencias afectivas. Nos parece mejor aplicar estas últimas. Sugerimos realizar las siguientes consignas:

Escribe el nombre de tres compañeros/as que te agraden.

Escribe el nombre de tres compañeros/as con los que no te gusta relacionarte.

Es imprescindible asegurar la confidencialidad de las respuestas. Debe existir una firme promesa de que se respetará el secreto sobre las elecciones, especialmente de los rechazos presentados por cada alumno.

Para la tabulación de las respuestas se usa una tabla donde se asientan los datos. La tabla debe incluir tantas filas y columnas como miembros tenga el grupo. En el Anexo 1 presentamos un ejemplo ficticio de un supuesto curso de quince alumnos, integrado por ocho chicas y siete varones. Para cada elector (indicado en las filas) se coloca los tres compañeros elegidos (según la columna correspondiente a los elegidos). Luego, se suman la cantidad de elecciones que recibe cada chico para ver quiénes son los más elegidos. Esos casos se ubican en el centro del sociograma y los otros, según la cantidad de veces elegidos, se sitúan más lejos del centro. Los que no fueron elegidos quedan afuera de los círculos, son los marginados. Se indican con flechas las elecciones realizadas por cada niño en dirección a la figura del niño elegido. Para mayor claridad, conviene hacer dos sociogramas uno por las preferencias y otro por los rechazos, como se expone en el Anexo 1.

Para interpretar el sociograma hay que tomar en cuenta los siguientes criterios:

Quiénes ocupan los lugares centrales de las preferencias y de los rechazos. Habría que determinar por qué han conseguido acaparar tantos intereses positivos o negativos.

Quiénes son los marginados o solitarios (quienes no tienen elecciones y aparecen fuera del círculo relacional). También es conveniente investigar por qué esos chicos son rechazados, quizá se los discrimina por motivos raciales, sociales, económicos o alguna otra razón. Sería bueno tomar medidas para integrarlos al grupo, por ejemplo, incluyéndolos en actividades con aquellos que son más influyentes.

La distribución global de las preferencias revelaría si se trata de un grupo cohesionado o desintegrado, o en qué grado se acercan a uno u otro de esos dos polos posibles de la integración de las relaciones.

Detectar si hay grupos cerrados, cuando dos o más se eligen entre sí. Por supuesto, es importante tomar medidas para integrarlos al grupo mayor.

Observar si existe alguna anomalía o datos llamativos, por ejemplo, una fuerte cohesión de parejas, tanto del mismo sexo como de ambos sexos.

Reconciliación

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