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4. La tendencia al dogmatismo

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«Las respuestas ocultan la esencia de las cosas».

NAJMÁN DE BRATSLAV

Es preferible declarar nuestra ignorancia de las interconexiones reales de las diferentes energías, que explicar la totalidad a través de una variable exclusiva, como si dicha variable fuera el fundamento total y único de todo el sistema. El problema es que todo sujeto empatiza automáticamente con su situación espacio-temporal; y esto provoca que sin una intención deliberada toda situación fija subjetiva se convierte en un dogma.

Hemos pasado del dogmatismo pagano al dogmatismo monoteísta, y del dogmatismo medieval al dogmatismo ilustrado, y del dogmatismo teológico al dogmatismo psicológico. En realidad, vamos cambiando los nombres, pero en el fondo se mantiene la misma actitud dogmática, porque toda concepción dogmática aparece cuando la psique del sujeto se sitúa fijamente en un punto determinado de la realidad espacio-temporal.

¿En qué cambia un psicólogo encerrado en su escuela de pensamiento de un religioso ortodoxo encerrado dentro de su sistema? Los dos parecen que piensan (y en verdad piensan, y mucho), pero el problema es que otorgan validez a sus ideas dentro de un sistema cerrado autorreferencial. El misticismo judío aplicado a la Psicología debe destruir todo dogmatismo,24 porque el dogmatismo es la visión cerrada, consecuencia inevitable de posicionarse de modo estático desde algunas de las dimensiones como si fuera la dimensión elegida el único fundamento de toda la realidad.25

La diferencia objetiva de estos diez dominios explicativos diferentes (Sefirot) es la que produjo la primera fragmentación dentro de la realidad antes de la aparición de las fragmentaciones subjetivas de la psique.

Esta fragmentación se produjo según los grandes cabalistas dentro del propio Ein Sof, creando el Universo de Atzilut (la Emanación). En la información interior del Ein Sof existía en potencia la posterior realización material de las diez manifestaciones. En realidad, las diez dimensiones no se manifiestan en Atzilut, sino en el Universo de Briá porque, para que puedan ser manifestadas, se necesita de las variables del tiempo y el espacio, es decir, se necesita de la aparición del vacío. El vacío es la causa de la aparición del tiempo y el espacio; o dicho de modo inverso, al reducir de modo finito los niveles de energía aparecen el tiempo y el espacio. En realidad, para crear el vacío, el espacio aparece primero, ya que el vacío es «espacio vacío»; y de acuerdo con la velocidad del movimiento dentro de dicho vacío se crea la variable del tiempo. Por ese motivo, la relación primigenia es Keter-Maljut, porque es la relación que causa la aparición del espacio, y tras la tensión entre Jojmá-Biná, se produce el nacimiento del factor tiempo. Y como las velocidades dentro del espacio vacío son diferentes, entonces se crean las diferentes realidades objetivas dimensionales que denominamos como Sefirot. En realidad, existen millones de grados dentro de estas realidades objetivas de acuerdo con las diferentes relaciones existentes dentro del vacío del espacio-tiempo.

Si el Daat (el Conocimiento) es la interconexión de las dimensiones, debemos entonces percibir la realidad tomando en consideración tres puntos fundamentales:

1 Existen diez realidades objetivas diferentes producto de la primera gran fragmentación de la manifestación del Ein Sof dentro del vacío. Esto produjo la aparición de verdades válidas en cada nivel e inválidas si son aplicadas en niveles diferentes.

2 Existe una psique subjetiva, que siempre opera (por su propia tendencia de acuerdo con la raíz de su alma) desde una Sefirá en particular, lo que hace que tengamos dos variables que distorsionan la comprensión de la realidad en el campo de la fragmentación: por una parte, la división objetiva del primer punto y, por la otra, la fragmentación subjetiva del fragmento finito de nuestra posición.

3 Y existe un estado objetivo real de unidad detrás de toda la realidad fragmentaria (Alef) que es lo que realmente se oculta, y que puede ser extraído a pesar del problema que provocan las dos fragmentaciones anteriores.

Si toda fragmentación subjetiva eleva exponencialmente el estado paradojal de nuestra existencia, entonces la coordinación de los argumentos en el marco de una dimensión en particular puede lograr como resultado conclusiones válidas en dicho nivel. Y si somos conscientes de estas «vestimentas» que ocultan la verdadera realidad del Ein Sof, entonces podemos comprender mejor nuestra situación. Nuestra situación subjetiva finita provoca una aguda distorsión de la realidad objetiva.

Si en una segunda etapa conciliamos la fragmentación objetiva de las Sefirot comprendiendo el estado de simultaneidad dimensional, donde operan todas las dimensiones y donde cada una de las Sefirot requiere un tipo de energía en particular, entonces logramos la armonía interior necesaria para alcanzar el tercer estadio al que debemos intentar acceder, que es el de la paz interior al adquirir la consciencia de nuestra sustancia divina eterna. En este último nivel (que no es un nivel estático) es donde logramos la experiencia de la trascendencia.

La cábala

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