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30. Las posibilidades infinitas de ampliar mi vacío interior

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«Para expresar el mundo, primero hay que absorberlo en nuestro interior».

KEYSERLING

Porque justamente todo mi Yo se va ahora a definir de acuerdo con lo que mi Yo desarrolle dentro de dicho vacío interior. Es la sustancia con la que voy a llenar mi vacío interior la que definirá mi identidad. Mientras más vacío se pueda expandir dentro de mi interioridad, mayores posibilidades de transformar las energías cosmogónicas en energías psíquicas dentro de mi Yo. La única condición de mi Yo para elevarse es entonces (paradójicamente) sentir el vacío de la nada interior. Mientras más se vacíe de sí mismo el Yo, indudablemente más energías exteriores cosmogónicas operaran en su interior.

Todo Yo debe ser consciente de que sus límites de definición conceptual son transitorios (para otorgarnos una seguridad ilusoria proveniente del arquetipo materno), y que mientras más vacuidad interior pueda provocar en mi Yo, mayores posibilidades de ampliación del Kli.

Sin embargo, antes debo reconocer mi vacío interior, de lo contrario no se puede llenar lo que se considera lleno. (Y siempre la Luz divina para ser llenado mi vacío interior se encuentra fuera de mi Yo). Entonces, antes de considerar el contenido cosmogónico con el que voy a llenar mi vacío interior, en lo que debo trabajar fundamentalmente es en la ampliación constante de mi vacío subjetivo. Las energías dimensionales inferiores de mi estructura subjetiva (El ego en Yesod, el instinto de supervivencia material de Maljut, el Yo subjetivo de la Tiferet, etc.) pueden oponer resistencia a esta ampliación de mi vacío interior en el orden del Keter psicológico. Por esa razón, debo situar las energías inferiores operando sobre dichas dimensiones sin anularlas porque cada una de ellas satisface un Kli en el orden inferior. Si a cada energía inferior le otorgo un sentido trascendente para llenar el vacío superior, entonces las transformó en energías operativas en el nivel de Keter.

El esfuerzo existencial central de mi Yo consiste en ampliar la magnitud de mi vacío interior. Así, a medida que mi Keter psicológico se expande, toda la información exterior puede ingresar dentro de mi estructura subjetiva, y llegamos así a la gran paradoja: mientras más vacío se encuentra mi Yo de mi subjetividad, más se expanden las posibilidades de ser llenado con mayor contenido interior. Entonces, se agranda mi Yo a medida que dejo que todo el Ein Sof manifestado dentro del vacío ingrese en mí; y para que pueda ingresar dentro de mi Yo, debo necesariamente suspender las supuestas verdades de mi Yo, y debo comprender realmente que mi Yo es en realidad un fragmento del Ein Sof, y hasta que no logré comprender el carácter ilusorio de mi Yo, su calidad de fragmento del Ein Sof, no me será posible expandir mi vacío interior.

Solamente un Yo capaz de expandir su vacío interior es el que sabe reconocerse como fragmento del Ein Sof y no como un Yo. Cuando el Yo se considera un Yo específico en su identidad subjetiva fija los límites de su Kli de recepción y se vuelve inflexible. La verdadera forma de flexibilidad del Yo es anulando su identidad de «Yo», y cuando toma consciencia de ser un «fragmento», entonces, al reconocer su verdadera identidad fragmentaria, deja de lado sus consideraciones defensivas, porque no existe ahora un Yo que debe defender su identidad.

Toda defensa identitaria es una defensa de los límites, y cada vez que se defienden los límites se desgastan energías psíquicas considerables. Se debe desgastar el mínimo de energías psíquicas en las dimensiones inferiores ya que no podemos excedernos en otorgar mucha energía a dimensiones que no la requieren. Por lo tanto, si somos conscientes de que las dimensiones inferiores requieren de energías psíquicas equivalentes en su inferioridad y que las dimensiones superiores requieren de energías psíquicas superiores, no debo trabajar mis energías psíquicas superiores en las dimensiones inferiores, porque la consecuencia directa de esta situación puede provocar una explosión de las dimensiones inferiores dado que sus Kelim de recepción no son aptos para recibir estos niveles tan excelsos de energías psíquicas. Las energías psíquicas superiores deben operar en las dimensiones superiores. Y mientras más amplio sea el Kli de recepción, como lo es en el Keter psicológico, debemos disponer de la máxima cantidad de energía psíquica en el orden trascendente. Las modificaciones en la percepción cognitiva (Biná) se producen en las dimensiones más elevadas. Recordemos siempre que Daat (el Conocimiento) es la confluencia de la Biná psicológica (lo cognitivo) de la Maljut psicológica (lo conductual). Y así como el Yo aprende en sentido descendente de la Biná a Maljut (cognitivismo), así también aprendemos en orden ascendente de la Maljut a la Biná (conductismo). La conducta como hecho material se eleva hacia el Daat, y los elementos cognitivos de la Biná descienden hacia el Daat.


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