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2.1 Análisis de una fuente académica

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Leamos, a continuación, un fragmento inicial del primer capítulo, «Una alteridad perturbada», del libro Nos habíamos choleado tanto del psicoanalista peruano Jorge Bruce.

La escena transcurre durante el verano de 2007, al atardecer, en un club exclusivo de un balneario tradicionalmente frecuentado por la clase alta del Perú. Un grupo de jóvenes de ambos sexos toma tragos sentados a una mesa. El mozo que los atiende, un hombre de cierta edad que acaso ha atendido a los padres de esos muchachos y muchachas cuando tenían la misma edad que estos, lleva por nombre de pila Domingo. Conforme avanza el consumo de licor y el estado de embriaguez consiguiente, una de las bromas que surge en la mesa, consiste en solicitar al mozo a gritos para pedirle más trago, solo que en vez de llamarlo por su nombre, le dicen Viernes, y estallan en carcajadas. («¡Qué buena, brother!»). Una muchacha —fue ella quien me relató el episodio— no encuentra divertida la chanza, pero no sabe cómo detenerla. […] Trata de esgrimir un gesto de desagrado en el rostro, decir algo que haga reaccionar a sus amigos, pero ellos la ignoran y cubren su protesta con risotadas. Todo indica que el mozo tampoco puede o no le interesa poner un límite a esa situación, a la que quizás ya está «acostumbrado». Algo me dice que los bromistas no están aludiendo al personaje primitivo cuya huella encuentro en Robinson Crusoe en la isla donde ha naufragado. Y, sin embargo —quizá sin saberlo—, lo están haciendo. Sin proponérselo, por la vía de una humillación abusiva y probablemente inconsciente, están subrayando dos cosas esenciales: la radical alteridad y su grado de perturbación histórica, profundamente marcada por la desigualdad, en la sociedad peruana.

Adaptado de BRUCE, Jorge (2007) Nos habíamos choleado tanto: psicoanálisis y racismo. Lima: Universidad de San Martín de Porres, p. 25.

Podemos identificar que el fragmento presenta dos claras secuencias. En la primera (antes del subrayado), de naturaleza principalmente narrativa, el autor refiere una anécdota que tiene como protagonistas a un grupo de muchachos de la clase alta limeña, quienes se burlan del mozo de un bar, ya mayor, llamándolo a viva voz con el apodo Viernes, cuando, en realidad, su nombre es Domingo. En la segunda secuencia (subrayada), más breve, el autor, por un lado, conjetura una probable relación entre el apodo adjudicado al mozo (Viernes) y el nombre del personaje primitivo de una novela (Robinson Crusoe), y, por otro, concluye en que la anécdota narrada ejemplifica o evidencia la existencia de una alteridad radical en la sociedad peruana y su grado de perturbación histórica.

Una lectura entre líneas nos llevará a comprender la información implícita que hay en el texto, a recuperar la connotación de las palabras, a decir de Cassany (2006), a través de implícitos. Así, por ejemplo, a partir del texto podemos inferir que la clase alta limeña ha sido y es tradicionalmente abusiva con la trabajadora (el mozo «que acaso ha atendido a los padres de esos muchachos y muchachas cuando tenían la misma edad que estos») o que existe en este sector social una resignación entre impotente y humillante ante la continua afrenta sufrida («Todo indica que el mozo tampoco puede o no le interesa poner un límite a esa situación, a la que quizás ya está “acostumbrado”»)19.

Por otro lado, el fragmento nos exige apelar a un cierto de nivel de conocimiento intertextual en tanto necesitamos recuperar información relacionada a la citada novela de Daniel Defoe. En esta, el protagonista, Robinson Crusoe, es un náufrago inglés que llega a una ficticia y remota isla tropical; en ella encuentra a un joven aborigen al que llama Viernes. En ese sentido, la carga del significado del apelativo tiene implícitas connotaciones de alteridad salvaje y primitiva. Dichos significados, una vez recuperados, nos llevarán a adjudicar estas características al mozo aludido y a remarcar que, sobre el abuso del poder socioeconómico de los jóvenes burlones, se añade un componente racial y cultural.

Leer detrás de las líneas, finalmente, consiste en comprender la intención comunicativa, la ideología, el contexto y el punto de vista del autor, y evaluar sus argumentos con las necesidades y la apreciación crítica del propio lector.

Aunque es posible elucidar algunos de estos aspectos en la identificación del marco contextual del fragmento (el título del libro, la condición profesional de psicoanalista del autor, su rol dentro del debate cultural peruano, etc.), esta lectura puede hacerse también a partir de la exploración analítica de lo sugerido, lo no dicho o sutilmente disfrazado o escondido en el propio texto. Observemos, por ejemplo, la forma en que el autor introduce al relato el tema intertextual de la novela de Daniel Defoe: «Algo me dice que los bromistas no están aludiendo al personaje primitivo [Viernes] cuya huella encuentro en Robinson Crusoe en la isla donde ha naufragado. Y, sin embargo —quizá sin saberlo—, lo están haciendo».

Remarquemos que Bruce afirma que es posible (y reconoce incluso como lo más probable) que los jóvenes no fueran conscientes de la relación que existe entre su insulto al mozo y el personaje literario de Defoe, es decir, que al apodarlo Viernes lo hicieran con la misma llaneza de haberlo llamado con el nombre de otro día de la semana, «Lunes» o «Sábado». De ser esto así, ¿por qué el autor introduce y remarca el tema?, ¿lo hace para dar algún giro al desarrollo interpretativo de la anécdota narrada?, ¿busca direccionarla?

Cabe preguntarse, entonces, si, al hacer expreso el vínculo del insulto con el personaje literario, el autor no explicita más bien su propia intención comunicativa. Dicho de otro modo: resulta válido suponer que, al relacionar —él sí conscientemente— el abuso de poder que ejercen los muchachos ebrios (a partir de su condición socioeconómica) con un sustrato causal racial y cultural, Bruce subjetiviza la anécdota para insertarla en el tema que desarrollará de manera extensiva en su libro; integra, entonces, esta experiencia a sus propios saberes. Nótese que, detrás de las líneas, puede evidenciarse la ideología y el punto de vista del autor: la sociedad peruana tiene un componente de discriminación racial y cultural que abarca todas sus esferas.

El aspecto de la evaluación es diverso y corresponde ya a cada lector, pero se debe señalar que, más allá de estar de acuerdo o en desacuerdo con lo planteado por el discurso propuesto, es preciso preguntarse sobre sus motivaciones, no quedarse en la reconstrucción del significado literal sino buscar la intencionalidad del autor en el marco de un contexto de producción determinado. Solo así realizaremos una lectura crítica capaz de hacernos repensar lo leído y tomar un punto de vista personal para nuestra propia producción discursiva.

Cómo leer y escribir en la universidad

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