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2. EL TRABAJO “GRATUITO” DE LAS MUJERES Y LAS PERSONAS RACIALIZADAS EN LA GLOBALIZACIÓN Y LA REVOLUCIÓN

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Al resumir todas las oposiciones sociales en términos de lucha de clases –y de una única y precisa lucha de clases–, Marx y Engels han reducido todos los conflictos a dos términos. Se produce aquí una operación de reducción que ha dejado de lado toda una serie de conflictos que eran calificados como “anacronismos del capital”. El racismo, el antisemitismo y el sexismo quedaron excluidos del campo de la reducción marxista. Y, sin embargo, la teoría del conflicto que han generado estos “anacronismos” podría describirse como un paradigma de opresión transversal a todas las “clases” marxistas.

MONIQUE WITTIG

El capital no solo “gotea, de arriba abajo, sangre e inmundicia por todos los poros”, sino que se impone así, paso a paso, en su marcha a través del mundo.

ROSA LUXEMBURGO

El capital siempre ha explotado y dominado una multiplicidad de clases haciendo malabarismos con diferentes modos de producción y dispositivos de poder heterogéneos. Las luchas de las mujeres y los colonizados han iluminado el pasado y el presente de estas diferentes multiplicidades que el movimiento obrero occidental ha descuidado.

El capital y el Estado constituyen una máquina de dos cabezas, el “capitalismo político”, que, desde sus inicios, ha organizado una doble territorialidad productiva (centro/periferia) y un doble régimen de trabajo: trabajo asalariado (abstracto) en el centro, trabajo no asalariado (gratuito) en las periferias.

La organización del sistema político mezcla la división internacional del trabajo con un régimen dual de poder y guerra: un régimen político constitucional en el Norte y un régimen de poder arbitrario en el Sur (estado de emergencia permanente), guerra reglamentada en el centro y guerra sin límites en las periferias.

La máquina política capitalista asegura la producción económica de valor trazando una línea de color que divide al proletariado del centro del proletariado de las colonias y una división sexual transversal, tanto al primero como al segundo. El trabajo no asalariado de las mujeres es, como el trabajo de los esclavos, otra condición ignorada durante mucho tiempo del trabajo asalariado, del trabajo abstracto y de la productividad capitalista.

La instauración de este régimen planetario es inseparable de la invención de la raza, mientras que la dominación de la mujer establecida desde hace mucho tiempo requiere un plus de violencia y control ejemplificado por la “caza de brujas”. El sexismo y el racismo son la expresión de dos modos de producción (patriarcal/doméstico/heterosexual y racial/esclavista) capaces de organizar la explotación del trabajo gratuito en gran escala y su legitimación por medio de la producción de sujeciones (mujer, obrero, esclavos, colonizados).

La primera condición de la máquina capital/Estado y de la existencia de clases ha sido siempre la globalización. Solo en este nivel podemos evaluar la fuerza de la máquina capital/Estado y las chances de la revolución.

¿Te acuerdas de la revolución?

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