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4.2 Constructivismo y construccionismo social

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Además de la cibernética, hubo dos corrientes de pensamiento que contribuyeron activamente a la revolución sistémica: el constructivismo y el construccionismo social.

Coincidiendo con las aportaciones de Maturana y Varela, que provenían del campo de la biología, algunos profesionales como Paul Watzlawick y Krieg adaptaron los principios constructivistas a la terapia de familia (Krieg y Watzlawick, 1994).

Maturana y Varela hablaban del determinismo estructural para destacar la importancia de la estructura de un organismo a la hora de responder a una interacción. La respuesta de dicho organismo está determinada por sus condiciones previas y no por la naturaleza del estímulo exterior (Maturana y Varela, 1990). Aplicado a la terapia familiar, una persona obtendrá un mensaje en función de sus constructos previos, de modo que, ante el mismo mensaje, dos individuos pueden interpretar significados distintos por las nociones previas que cada uno de ellos tiene.

Desde estas perspectivas no existe una realidad única, sino que cada persona tiene su propia visión a partir de sus experiencias, sus condiciones o sus relaciones, y el objeto de estudio es conocer el proceso de construcción de dicha realidad. Watzlawick habla de «realidad inventada» (Watzlawick, 1988) para describir cómo son los procesos implicados en la construcción de las estructuras cognitivas de un individuo. Para los autores constructivistas, dichas estructuras pueden cambiar cuando un estímulo externo es capaz de romper la tendencia al equilibrio (Keeney, 1987).

La visión constructivista es complementada por otros autores que se enmarcan en el denominado «construccionismo social». Para ellos, como para el constructivismo, las personas son las que construyen su realidad a través de la relación con el entorno y puntualizan que ese proceso de construcción se realiza mediante el intercambio lingüístico. El ser humano es percibido como creador de significados a través de intercambios sociales que permiten establecer acuerdos sobre la realidad que los rodea. Este proceso de co-construcción social sobre cómo son las cosas es muy subjetivo, por ejemplo, en cada familia se da un valor diferente a determinados acontecimientos, y a partir de esa co-construcción familiar, el individuo otorgará unas atribuciones emocionales u otras. El lenguaje es el elemento a través del cual se produce el intercambio y se generan narrativas sobre la realidad.

Manual de psicoterapia emocional sistémica

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