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7. Proto-pensamientos y naturalismo filosófico
ОглавлениеEl conductor de automóvil que toma la decisión de detenerse cuando se muestra el rojo en lo que ve como un semáforo, acompañado por otras cosas que ve como peatones que cruzan la calle, etc., mientras mantiene una acalorada conversación sobre el Brexit con los pasajeros en su auto está, ciertamente, ejercitando algunas de sus percepciones, atención, conocimiento y habilidad para juzgar. No obstante, esa actividad mental intensa, que corre en paralelo con la conversación política, no tiene lugar ciertamente en el lenguaje, debido a que “el medio lingüístico” del conductor ya está albergando consideraciones, pensamientos, etc. relacionados con otros asuntos. Podemos fácilmente conjeturar que los pensamientos sobre conducir un auto, etc. se realizan en el medio no-lingüístico del conductor que consiste en una serie de representaciones multimedia –imágenes, sonidos, aromas, etc.– que provienen del medio ambiente, y que se relacionan el uno con el otro de un modo racional, pero no-lingüístico.
Téngase en cuenta que la actividad de ver-como, atender, razonar, etc. que tiene lugar dentro de un medio no-lingüístico, similar al descrito más arriba, es aquella que probablemente explica la presencia de un comportamiento inteligente en algunos animales que no poseen lenguaje. Pues ciertos animales sin lenguaje, muy parecidos a los humanos, ven su entorno como lo que les proporciona alimento, refugio, compañeros, y les permite resolver problemas, decidir qué hacer en ciertas circunstancias, etc.26 Por supuesto, una asimetría importante entre el ejemplo anterior del conductor del automóvil y el comportamiento de los animales desprovistos de lenguaje es que mientras que al conductor se le ha enseñado a conducir un automóvil por medio de, entre otras cosas, el lenguaje, el animal que no se encuentra en posesión de lenguaje ha aprendido, por ejemplo, a correr en torno a grandes rocas, más que a través de ellas, mediante la experiencia consciente desplegada dentro de un medio no-lingüístico.
Aunque las consideraciones que acabamos de hacer deberían llevarnos a abstenernos de atribuir demasiado rápidamente un comportamiento inteligente, no-lingüístico, a nuestro conductor de automóvil, nos parece que, en primer lugar, es innegable que algunos animales sin lenguaje se involucran en ver-como, junto con los pensamientos correlativos, etc., y, en segundo lugar, que lo único que muestra la asimetría anterior es que el entrenamiento lingüístico puede condicionar el comportamiento inteligente que tiene lugar en un medio que difiere del lenguaje.
Con respecto al segundo punto anterior, un fenómeno similar al descrito ocurre cuando escribimos un programa de computadora. Para ver esto, considérese que el programa de ajedrez, que pertenece a un medio de agentes cognoscitivos conscientes (un medio hecho, entre otras cosas, de significados, razones, fines y emociones), afecta a esa máquina universal concreta de Turing que llamamos “computadora”, de tal manera que su “circuitería”, que habita en un medio totalmente gobernado por las leyes de la física, es capaz de implementar operaciones lógicas hasta el punto de jugar al ajedrez a niveles extremadamente altos.
En esta etapa de la discusión nos parece que, si lo que hemos estado discutiendo hasta ahora es correcto, la tesis de la prioridad no puede ser correcta. Porque, dado que el medio de ver-como, y de una multitud de razonamientos no lingüísticos, etc., conectados con él, no es el lenguaje, una teoría del lenguaje puede decir muy poco sobre la teoría de los pensamientos no-lingüísticos que acompañan al ver-como.
Dummett es consciente de la amenaza hacia la tesis de prioridad planteada por el ver-como y el conjunto de actividades inteligentes no-lingüísticas que lo rodea. Y su reacción a esa amenaza consiste en relegar los pensamientos nacientes no lingüísticos a la categoría de proto-pensamientos, salvaguardando de este modo a la tesis de la prioridad a costa de restringir su rango de aplicación a pensamientos de pleno derecho. Él justifica su estrategia de intervención en apoyo a la tesis de la prioridad argumentando que:
El proto-pensamiento se distingue del pensamiento pleno, como en los que se involucran los seres humanos para quienes el lenguaje es su vehículo, debido a su incapacidad para separarse de actividades y circunstancias presentes. (Dummett, 1993: p. 187 de este volumen).
Lo que Dummett quiere decir aquí es que, si, por ejemplo, representas en la notación habitual un problema de ajedrez que aparece en tu tablero de ajedrez, puedes “llevar el problema contigo” donde quieras y trabajar en él, independientemente de la presencia física del tablero de ajedrez y las piezas de ajedrez reales que lo ejemplifican. Puedes comentarles sobre ello a otras personas por e-mail, por teléfono, etc. sin reproducir la “actividad presente y las circunstancias” relacionadas con ella. Por otra parte, los proto-pensamientos de un animal carente de lenguaje (o de un humano) no se encuentran, por así decir, en un “formato portátil”. Son parte integrante de la “actividad presente y las circunstancias”.
Pero, incluso concediendo todo lo que Dummett quiere decir acerca de los proto-pensamientos –que no son separables de la actividad presente y las circunstancias, involucran el uso de proto-conceptos y que, quizás, expresen cierto contenido no-conceptual, etc.–, creemos que su desafío respecto de la tesis de la prioridad no ha disminuido, porque de todos modos son pensamientos, y una teoría del lenguaje no puede proporcionar información útil sobre su estructura, etc. Además, una vez que el lenguaje esté fuera de explicación, solo será la psicología experimental –junto, tal vez, al apoyo colaborativo de las ciencias cognitivas– aquello que pueda arrojar algo de luz sobre el ver-como y otros fenómenos conectados relevantes para nuestra presente discusión. Y esto implicaría, por supuesto, que debemos aceptar en nuestra discusión sobre cómo producir una teoría sobre el pensamiento no solo a las ciencias empíricas sino también a su molesta contraparte filosófica: el naturalismo.
Ahora bien, para darle un cierre a este prólogo, es nuestro más sincero anhelo que nuestro esfuerzo pueda ayudar al lector interesado a apreciar el intento de Dummett por aclarar algunas de las características principales de la escuela de pensamiento con la que él ha contribuido a lo largo de su vida. La tarea que Dummett se propuso en su libro es muy difícil, porque presupone la habilidad de analizar críticamente su propio modo de hacer filosofía. Sin embargo, a pesar de ello logró producir una descripción magistral de la filosofía analítica que es, como de costumbre, profunda y estimulante. Como ya hemos comentado, la rectitud del enfoque de Dummett está presente desde el principio en el mismísimo título de su trabajo, donde explícitamente advierte al lector contra cualquier expectativa de completitud que se encuentre en él.
¿Estamos de acuerdo con todo lo que Dummett plantea en su libro? No, no lo estamos. Pero, al mismo tiempo, creemos con firmeza que Orígenes de la filosofía analítica demostrará ser una lectura invaluable para todos aquellos que estén interesados en obtener una poderosa vista de águila sobre una de las escuelas de filosofía más importantes del siglo XX.
Gianluigi Oliveri
Universidad de Palermo, Italia
Centro Interdepartamental para las Tecnologías del Conocimiento
Academia Nacional de Ciencias, Letras y Artes de Palermo
3 de abril de 2020