Читать книгу Gris - Miguel Audiffred - Страница 12
ОглавлениеSólo hay otra sensación como esa que aún puedo reconocer: cuando por fin alcancé la puerta de aquella perfumería que ya he mencionado. Antes de que sintiera cómo se nublaban mis ojos con todas esas fragancias que se aglomeraban para ya no distinguirse una de otra, sentí, antes de que entrara algo de aire fresco a mis pulmones mientras iba saliendo, un zumbido que se remontaba a algo que parecía haber estado ahí desde siempre.
Cuando di el paso hacia la calle me quedé pasmado por todas esas imágenes que vi, dado que, en las otras ocasiones en las que había experimentado algo similar, solamente distinguía una luz tan incandescente como para que todo lo demás se dejara de percibir. Esta vez no fue así, había algo más en ese ruido, pero no se trataba tampoco de la interferencia que me deslumbra mientras duermo, o tal vez sí, y no fue sino hasta que dejé de idealizar a los que son como usted que pude percatarme de ello. Por alguna clase de predisposición de mis sentidos quisieron hacer que perdiera la noción de aquel acontecimiento que desencadenó todo esto y no puedo hacer ningún esbozo de la forma de la idea que usted tuvo, mas todo parece indicar que no fue como lo había pensado, puesto que de no ser así no estaría escribiendo.
Es evidente que mis limitantes delimitan mi proceder, incluso con las palabras, pero no soy tan ingenuo como para suponer que soy el único al que le asignó la tarea de darle cuenta de todo aquello que haya quedado almacenado en su memoria, de manera que tan sólo tengo dos hipótesis acerca de lo acaecido esa noche a la que he hecho referencia todo este tiempo y que ahora ha quedado registrada y a su disposición: fue como lo opuesto a lo que me sucedió al salir de la perfumería, pues en lugar de dejarme ciego, una bocanada de aire que entró de un solo golpe me hizo estremecer al momento en que iba recobrando la consciencia. A mi alrededor, otros tantos con las máscaras puestas, descansando, igual que el tipo en el sótano del que acababa de salir. Ahora puedo distinguir aquel rostro del que me quitó la máscara y ¿qué otro podía ser sino usted? ¿Por qué lo hizo? ¿No se supone que fue usted el que tuvo esta grandiosa idea? ¿Entonces por qué interrumpir el proceso? ¿Cree acaso que es mejor que te ensordezcan mientras tu cuerpo descansa? Me parece que lleva demasiado tiempo usando esa máscara, ya que no puede recordar lo horrible que es la estática durante las noches o tal vez lleve demasiado tiempo viéndola…