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La teoría del sustrato

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Nace con el dialectólogo Graziadio Ascoli en Italia a fines del siglo XIX, y tiene que ver en un principio con el latín y las lenguas de sustrato. En América, esta teoría cobró fuerza debido en parte a que no existían estudios de conjunto que describieran el español hablado, ni en las diferentes regiones del Nuevo Mundo ni en la Península Ibérica, lo cual indujo a pensar que el español americano estaba teñido de elementos sustratísticos muy fuertes. Los pensadores de la época no se podían explicar el origen de las manifestaciones lingüísticas americanas, ni compararlas con las de España.

Rudolf Lenz, un alemán que viaja a Chile, observa una serie de rasgos lingüísticos en el español de dicho país, y los asocia a la lengua araucana o mapuche.

Por su parte, el humanista dominicano Pedro Henríquez Ureña es el primero que hace una división dialectal de América en cinco zonas, tomando como criterios de división las lenguas indígenas de las zonas en cuestión: azteca, maya, quechua, guaraní, araucano. Según el pensador dominicano, la realización tensa de /s/ y la realización [0] de las vocales átonas en unión con /s/ en la altiplanicie mexicana se deben a la influencia del sustrato indígena náhuatl (Vaquero 1996a: 16).{12}El venezolano Ángel Rosenblatt reconoce influjos indígenas en el español americano, y atribuye el consonantismo, el vocalismo y la entonación de las tierras altas de América a la influencia de las lenguas indígenas, ya que se desvía bastante del castellano peninsular (Moreno de Alba 1993: 73).

Por otro lado, si bien Bertil Malmberg (1992: 206) ve en una serie de aspectos fonéticos, morfosintácticos y léxicos del español americano un «acervo común hispánico», en otros reconoce elementos de sustrato en el español del Paraguay y de México (Malmberg 1992: 272-277 y 290-292).

Respecto de los elementos suprasegmentales, Rafael Lapesa (1980: 552) se inclina a pensar que

Muy probable es que se mantengan caracteres prehispánicos en la entonación hispanoamericana, tan distinta de la castellana. La entonación del español de América, muy rica en variantes, prodiga subidas y descensos melódicos, mientras la castellana tiende a moderar las inflexiones, sosteniéndose alrededor de una nota equilibrada.

Sin embargo, renglón seguido reconoce que son «impresiones carentes de validez doctrinal», y que se debe someterlas a prueba.

El léxico indígena es el mayor causante del espejismo del sustrato, ya que es en ese componente lingüístico donde mejor se nota el aporte de las lenguas indígenas en el castellano.

Si bien en la actualidad nadie duda de las grandes contribuciones de ciertas lenguas indígenas al español de las distintas regiones americanas, como Yucatán, los Andes y Paraguay, las cuales no solo se restringen al vocabulario, sino también a la fonética y a la morfosintaxis, es también un hecho consabido que el indigenismo no es el único componente, ni el más sobresaliente, en la gestación y configuración del español americano. Además, hay un problema en el estudio del sustrato en América, y es que muchas lenguas hoy extintas, y sin estudio, no pueden tomarse como parte del bilingüismo o como causantes de influjos sobre el castellano. Por otra parte, ocurre que muchos de los rasgos que se han considerado sustrato figuran en otras partes de América, donde nunca se han hablado las lenguas indígenas en cuestión.

El Español de América

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