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El período del miedo y la desconfianza

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Nos hemos referido antes a una parte natural del proceso de socialización que se produce entre las semanas ocho y diez, y se conoce como el período del miedo y la desconfianza. Durante esta temporada, los cachorrillos que se mostraban confiados y precoces la semana anterior pueden parecer de repente cautelosos y vacilantes, y hacer que uno se plantee si ocurre algo. Y esto es válido en especial para el nuevo dueño que se pregunta con preocupación si ese comportamiento indica que el criador le ha dado gato por liebre o que él mismo no sabe tratarlo. Esté tranquilo porque lo que sin duda está ocurriendo es que el perrito está atravesando el ajuste natural de sus plenas capacidades sensoriales de adulto. Esto le llevará unas semanas. Ya que la mayoría de los criadores colocan a los cachorros entre la séptima y la décima semana (el momento óptimo para que los cachorros establezcan un vínculo con sus nuevos dueños), hay que tener en cuenta esta fase y utilizarla a su favor. La paciencia y la comprensión del dueño suponen un gran impulso para que el cachorro salga de esta etapa habiendo establecido con el dueño un fuerte vínculo.

A pesar de que se trata de una fase normal, durante este período es importante no exponer al cacharro a experiencias de mucho estrés. Los especialistas han descubierto que durante estas semanas los cachorrillos son en especial sensibles a experiencias traumáticas y tratos poco adecuados que podrían dejar secuelas emocionales duraderas. Mientras que los cachorros de cinco a seis semanas se recuperan rápidamente de experiencias de miedo repentinas, el impacto es mucho más profundo si se producen en el período del miedo y la desconfianza.

Esto no implica que haya que mantener al cachorro aislado de personas y situaciones nuevas. La socialización es esencial durante todo el período. Sin embargo, hay que realizarla con cuidado e inteligencia. Las nuevas experiencias deberán ser no traumáticas y fáciles de encajar. Si mantiene una actitud positiva y estimulante con su cachorro y evita que se asuste y atraviese experiencias estresantes, percibirá que el animal recobra su personalidad normal tras la décima semana.

Una observación final: el período del miedo y la desconfianza es una razón más por la que el entorno temprano del cachorro debe ser equilibrado y saludable para asegurar una transición y un ajuste positivos durante la infancia del animal. Si el cachorro jamás se han encontrado en una situación normal y saludable desde temprana edad, si no ha recibido la socialización necesaria en cada fase de su juventud, no tendrá una base sólida a la que regresar, y los efectos de este período pueden ser mucho más pronunciados y duraderos. Además, si las circunstancias y actitudes del cachorrillo en su nuevo hogar no le acompañan guiándole a través del período del miedo, el cachorro suele acusar cicatrices emocionales que afectarán su comportamiento durante toda su vida. Los nuevos dueños deben ser muy cuidadosos con el momento de obtener el cachorro y la manera de introducirlo en el nuevo hogar. Examinaremos estos temas en detalle en capítulos siguientes.

* En aras de la claridad, analizaremos en conjunto las respuestas individuales a cada fase de la prueba, en lugar de presentar los resultados de cada cachorro por separado.

El arte de criar un cachorro

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