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El Encuentro Detrás del Velo

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El propiciatorio estaba en el Lugar Santísimo, encima del Arca de la presencia de Dios. Estaba recubierto de oro y tenía dos ángeles montados con sus alas extendidas sobre el Arca. Era prohibido que alguien removiera la tapa del Arca o propiciatorio. Dios instruyó que cuando el sacerdote entrara en el Lugar Santísimo para encontrarse con Él, debía pasar a través de un velo que estaba delante del Arca y del propiciatorio. “Y lo pondrás delante del velo que está junto al arca del testimonio, delante del propiciatorio que está sobre el testimonio, donde me encontraré contigo” (Éxodo 30:6, énfasis añadido). En el Día de la Expiación, Yom Kippur, el fuego de Dios salió del propiciatorio, de en medio de los ángeles, para consumir el sacrificio por los pecados de la nación, y la gloria llenó la casa (Éxodo 25:17-22).

Cuando Jesús murió en la cruz, el velo del templo se rasgó, dejando al descubierto el propiciatorio y el Arca (Marcos 15:38), y Él se convirtió en nuestro propiciatorio. Hebreos 4:15-16 dice, “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (énfasis añadido). En Hebreos 10:19-21, el apóstol Pablo reconoció el significado del propiciatorio, y que el velo rasgado era el cuerpo de Jesús. Por lo tanto, es únicamente por la sangre de Cristo que podemos entrar en el Lugar Santísimo. Jesús es nuestro Sumo Sacerdote en el cielo ahora. Él ha expiado nuestros pecados de una vez y para siempre, y su misericordia nos cubre.

La Adoración Que Toca El Corazón De Dios

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