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La Gloria de Los Tabernáculos

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Moisés escuchó el llamado de la voz tronante de Dios que hacía temblar la Tierra debajo de sus pies. Dios estaba descendiendo solo para encontrarse con él en el tabernáculo. Mientras Moisés pasaba por en medio del pueblo con el rostro cubierto, todos se pusieron de pie, mantuvieron la respiración y permanecieron a la puerta de sus tiendas. Siguieron mirando hasta que Moisés entró en el tabernáculo y la nube de la gloria de la Shekinah de Dios descendió sobre la entrada. Moisés estaba en el lugar del encuentro con Dios hablando cara a cara. La presencia del poder y la gloria de Dios emanaba desde el tabernáculo hasta las puertas de las tiendas, y todo el pueblo estaba en los umbrales adorando al gran YO SOY (Éxodo 33:8-11).

¡Oh que pudiésemos ver la gloria que emanaba de los tabernáculos antiguos, y cómo Dios quiere encontrarse con nosotros del mismo modo! El apóstol Pablo dijo en 2 Corintios 3:7-8, “Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?” Pablo estaba diciendo que los antiguos tabernáculos tenían la gloria de Dios residiendo en ellos y sobre ellos, ¡y era increíblemente glorioso! Pero ahora nosotros operamos por el espíritu, y existe una nueva forma de ministrar a Dios que es más gloriosa que lo que era bajo la ley. Por otra parte, Pablo dijo en Hebreos 9:1, “Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal.” Esto significa que el primer tabernáculo tenía servicios de disposición divina, pero que el santuario en sí era terrenal. Pero ahora nosotros somos el santuario de Dios, somos el templo de Dios y Sus leyes están escritas en nuestros corazones, y no sobre piedras como le fueron dadas a Moisés.

Si los primeros tabernáculos eran tan gloriosos que la cara de Moisés brillaba con la presencia de Dios, al punto que tuvo que cubrir su rostro con un velo, ¡cuánto más gloriosamente será revelado el Señor en nosotros para aquellos que tienen el tabernáculo de Dios edificado en ellos! ¡Nosotros somos los nuevos tabernáculos y tenemos una capacidad increíble para emanar la gloria de Dios y brillar más que Moisés (2 Corintios 3:7-10; Hebreos 8:1-5; 9:2-15)!

Por lo tanto, imagina la gloria que residió en estos lugares. Si podemos hacerlo, entonces veremos cómo la gloria será revelada en nosotros. Ciertamente la gloria de lo antiguo no se puede comparar con la gloria que será vista en nosotros a consecuencia de que Cristo Jesús murió por nuestros pecados y nos redimió de la maldición de la ley y habita dentro de nosotros. Mientras que en el Antiguo Tabernáculo se rociaba la sangre de cabras y carneros para la expiación de los pecados, ahora la sangre de Cristo es rociada en el nuevo tabernáculo de nuestros corazones para la remisión de pecados. Si te alegra comprender la gloria que residía en cada parte de los tabernáculos, ¡te alegrará aún más saber que esto reside ahora en ti!

La Adoración Que Toca El Corazón De Dios

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