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7 de marzo


¡Hay equipo!

“Porque cada uno llevará su propia carga” (Gálatas 6:5).

Desde niña, me encantaban los proyectos de investigación, los trabajos prácticos, y todas las presentaciones escolares. Pero, a veces, había algo que arruinaba esas tareas para mí. ¡No me gustaba tener que trabajar en equipo! Parecía que siempre terminaba haciendo los trabajos sola, ¡qué aburrido, y qué injusto! Luego de la escuela primaria, llegó el secundario y seguía sin agradarme la idea de hacer todo el trabajo sin mucha ayuda.

Fue recién en la universidad, estudiando para ser maestra de escuela primaria, donde pude empezar a disfrutar de trabajar con otras personas que también tenían muchas ganas de aprender y colaborar en el equipo. ¡Qué alivio cuando cada uno hacía su parte! ¡Cuánto más se podía hacer y avanzar cuando cada uno cumplía con su responsabilidad!

¿Sabes? En la vida hay muchos “equipos”. Además de equipos de trabajos prácticos en la escuela, donde espero que puedas hacer tu parte para alegría y tranquilidad de tus compañeros, hay otros equipos. ¿Cuáles serán? Un equipo podría ser tu clase de Escuela Sabática. ¿Diría tu maestra que cumples tu parte con responsabilidad? ¿Llegas a tiempo y sabes tu versículo de memoria? ¿Cantas con alegría? ¿Oras cuando te lo piden? ¡Qué lindo es poder contar con un niño responsable como parte del equipo!

Hay otro equipo del que eres parte: eres parte del equipo de tu familia. Tu familia puede estar formada por diversas personas, pero estoy segura de que los miembros de tu familia cuentan con que tú llevarás tu parte de la carga. ¿Qué te toca hacer en la casa? Recuerdo que a mí me tocaba lavar la loza con mi hermana. No me encantaba hacerlo, pero mi mamá contaba con nosotras. Éramos parte del equipo. Y cumplíamos nuestra parte, porque todo el equipo esperaba que lo hiciéramos.

Además, como parte del equipo, puede haber otras cosas que sea necesario hacer. Quizá a veces tu deber dentro del equipo sea tener paciencia con tus hermanos. Nada fácil, ¿verdad? ¡Quizá hasta debas tener paciencia con tus propios padres! Pero un niño que comprende que es parte de un equipo, como tú, sabe que a veces hay que hacer cosas por el bien del equipo. Dios te ha puesto en tu familia. Hoy te invito a vivir con responsabilidad, como un miembro de ese equipo que Dios mismo creó. ¿Hay equipo? Sí, ¡hay equipo! Cinthya

Un rayito de luz para cada día

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