Читать книгу Un rayito de luz para cada día - Ninayette Galleguillos Triviño - Страница 84
Оглавление18 de marzo
Vivir para agradar a Dios
“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12).
Imagina que tienes ocho años y fuera de tu casa se estacionan varias limusinas. Personas importantes, escoltadas por guardaespaldas, golpean tu puerta y te dicen: “Buenos días. Venimos a buscarte para ir a vivir a la Casa de Gobierno, porque a partir de ahora serás el presidente de este país”. Lo más probable es que te pongas a reír o te asustes y salgas corriendo. La Biblia relata la historia de un niño y dice así: “Cuando Josías comenzó a reinar era de ocho años, y reinó en Jerusalén treinta y un años” (2 Crón. 34:1).
El abuelo de Josías fue Manasés, quien fue un rey malvado. Amón fue el padre de Josías, que también fue desobediente y perverso, por lo que reinó solo dos años. Allí fue que tomaron a Josías para ser rey. ¡Que tremenda responsabilidad! ¿Cómo guiar a un pueblo por el buen camino si venían siguiendo los malos caminos de su padre y abuelo por tantos años?
Elena de White escribe que, cuando Josías se convirtió en rey, algunas personas que todavía amaban a Dios y querían hacer su voluntad sintieron esperanza. Sabían que Josías, aunque tenía solo ocho añitos, amaba y obedecía a Dios. ¡Qué hermoso testimonio! Desde el comienzo, el pequeño rey “hizo lo recto en ojos de Jehová, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a diestra ni a siniestra” (2 Rey. 22:2).
“Hijo de un rey impío, asediado por tentaciones a seguir las pisadas de su padre, y rodeado de pocos consejeros que lo alentasen en el buen camino, Josías fue sin embargo fiel al Dios de Israel. [...] Decidió hacer lo recto en vez de rebajarse al nivel de pecado y degradación al que habían caído su padre y su abuelo. ‘Sin apartarse a derecha ni a izquierda’, como quien debía ocupar un puesto de confianza, resolvió obedecer las instrucciones que habían sido dadas para dirigir a los gobernantes de Israel; y su obediencia hizo posible que Dios lo usase como vaso de honor” (PR 283).
¡Qué ejemplo de obediencia y responsabilidad nos dejó este niño que llegó a ser un gran rey ante Dios! Si tus padres se han alejado de Dios, tú sigue adelante. Puedes llegar a ser un gran cristiano. Que nadie te “tenga en poco” por ser un niño. Toma la responsabilidad de vivir agradando a Jesús en todo lo que hagas y él te bendecirá, así como bendijo a Josías. Nina