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ОглавлениеLas primeras uñas
Mi padre me cortó las uñas detrás de una puerta para que saliera cantaor. Cuenta la tradición que el primer corte de uñas que se le debe hacer a una criatura recién nacida con el deseo de que desarrolle buenas dotes para el cante ha de realizarse detrás de una puerta a la vez que se entona una bonita canción. También se piensa que ese primer corte de pezuñas detrás de una puerta servirá para que el retoño tenga suerte en la vida. Por el contrario, y según una antigua costumbre de los judíos ashkenazíes, no es recomendable cortarlas de forma secuencial, ya que esto puede ocasionar males como el olvido, la pobreza y la muerte prematura del hijo. Otras teorías señalan que este rito hará del niño un mañoso ladrón con problemas de crecimiento. La tradición dota a los humanos de un conocimiento popular que les hace reconocer qué día es el mejor para seccionar las garras del animalito. Muchas de las leyendas nos hablan del lunes como el día propicio para que el pequeño no sufra de cefalea o migraña. Entre los flamencos existe la costumbre de que finalizado el corte de uñas, se introduzcan las manos del bebé en una copa de vino tinto, de la cual beben todos los allí congregados, para después celebrar entre cantes, bailes y comida su bienvenida al mundo seco. Probablemente dicha superstición sea tan antigua que se remonte a los mismísimos Adán y Eva, de los que se decía que estaban originalmente cubiertos por una delgada “armadura”, similar a una uña, en lugar de por piel. En ese desprendimiento de la coraza se puede encontrar la razón de la liberación a través del cantar. Por eso mi padre me cortó las uñas detrás de una puerta. Por eso canto.