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Prólogo
ОглавлениеLa música, cualquiera sea su género, ha tenido una presencia fundamental en todas las épocas y culturas a través de los siglos. La emoción que genera suele ser más extrema que la de las otras artes. No es indispensable para subsistir, pero no renunciaríamos a ella. Ni siquiera las sociedades más primitivas han prescindido de la música.
En la época actual, las investigaciones cerebrales han ido suscitando creciente y enorme interés, seguramente porque nos ayudan a comprender mejor el comportamiento humano en relación con el mundo que lo rodea. El cerebro está de moda. Las ciencias médicas reconocen especialidades como la neuroendocrinología, la neurocardiología y la neurogastroenterología. Han ido surgiendo en estos años sorprendentes disciplinas, como la neuroeconomía, las neurofinanzas, la neurocriminología, y también el neuroarte. No tardarían las neurociencias en indagar también las relaciones de la música con el cerebro, y surgió así… ¡la neuromúsica!
¿Por qué existe la música? ¿Es una forma de comunicarse, de desinhibirse? ¿Un cemento social? ¿Qué representa? Las artes plásticas y la literatura suelen inspirarse en el mundo concreto, el entorno, el mundo exterior. La música, en cambio, es abstracta, “viene de adentro”. ¿Cómo emerge entonces la creación musical? ¿Cómo florecen esas maravillosas melodías de Mozart? ¿Existe algún condicionamiento cerebral para la genialidad musical? ¿Son anómalos los cerebros de los genios de la música? ¿Qué sucede cuando esos cerebros se enferman? ¿Cómo funciona el cerebro en los grandes intérpretes, los improvisadores, los oyentes?
Este libro, que tuvo sus orígenes en un curso llevado a cabo en el año 2012 en una universidad privada de la ciudad de Buenos Aires, intenta responder estas y otras preguntas, ya que, además, la literatura local, accesible al lector general, sobre la interacción entre el cerebro y la expresión musical es virtualmente inexistente.
Espero que el lector sienta al leerlo la misma fascinación que conmovió al autor al escribirlo.
Osvaldo Fustinoni