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Entender las enfermedades cardíacas y los accidentes cerebrovasculares

Cualquier trastorno de los vasos sanguíneos se denomina afección cardiovascular, conocida también como «enfermedad cardíaca» o «cardiopatía». Se trata de una denominación algo confusa, porque los trastornos cardiovasculares pueden producirse también en el cerebro, provocando una obstrucción que, en este caso, puede causar apoplejía o derrame cerebral; lo que se conoce generalmente como «accidente o enfermedad cerebrovascular». La interrupción del flujo sanguíneo también puede producirse en las piernas o en otras partes del cuerpo, en cuyo caso se denomina trombosis. Pero la obstrucción más frecuente se produce en las arterias coronarias que riegan el corazón y se denomina enfermedad de las arterias coronarias o enfermedad arterial coronaria. Aproximadamente la mitad de las muertes cardiovasculares se produce como consecuencia de un trastorno de las arterias coronarias, y una cuarta parte, por causa de accidentes cerebrovasculares.

Las afecciones potencialmente más mortíferas se concentran en las arterias. Con los años pueden producirse una serie de cambios en las paredes arteriales que conllevan la deposición de sustancias no deseadas, como colesterol, compuestos grasos y calcio. Estos depósitos se denominan placas arteriales o ateromas, un término que procede del vocablo griego con el que se designan las gachas de avena, por la similitud de su consistencia. Su presencia y el engrosamiento de las arterias se llama aterosclerosis, y afecta con mayor frecuencia a zonas muy determinadas del cuerpo, tal como muestra la figura 3.

Fig. 3. Áreas frecuentes de aterosclerosis

La aterosclerosis, junto con una sangre más espesa de lo normal y con tendencia a formar coágulos, puede favorecer la obstrucción de la arteria e interrumpir el flujo sanguíneo. Si eso ocurre en arterias que riegan cualquier parte del corazón, esta parte del corazón morirá por falta de oxígeno. Esto se denomina infarto de miocardio o ataque al corazón. Antes de que eso ocurra a muchos pacientes se les diagnostica una angina de pecho, un trastorno que se manifiesta cuando el corazón recibe un aporte limitado de oxígeno a causa de la obstrucción parcial de las arterias coronarias, y que se caracteriza por dolor de pecho, en general tras un esfuerzo físico o un episodio de estrés.

Si la falta de riego se produce en el cerebro, parte de este muere, lo que causa un accidente cerebrovascular. Las arterias cerebrales son especialmente frágiles y, en algunas ocasiones, el accidente no se produce como resultado de la interrupción del riego sanguíneo, sino por la ruptura de arterias, en cuyo caso se denomina hemorragia o derrame cerebral. Si la obstrucción se produce en la pierna, puede causar dolor en las extremidades y derivar en trombosis (un trombo es un coágulo de sangre). Cuando las arterias periféricas se obstruyen pueden provocar una mala circulación en los pies o en las manos y, a la larga, dolor y cojera, un trastorno que recibe el nombre de claudicación.

La interrupción del flujo sanguíneo al corazón se denomina infarto de miocardio

Popularmente existe la falsa idea de que nuestras arterias se obstruyen porque consumimos demasiado colesterol. Aunque este se halla estrechamente relacionado con las enfermedades cardiovasculares, son varias las causas que las provocan, y distintas las estrategias para prevenirlas, como se explica en la segunda parte de este libro.

DEFECTOS CONGÉNITOS

Un pequeño porcentaje de cardiopatías está causado por defectos que ya están presentes en nuestro organismo desde que nacemos. Se llaman defectos congénitos y pueden afectar a una válvula cardíaca o a una arteria demasiado estrecha. Estos defectos no pueden corregirse mediante cambios en la dieta o en el estilo de vida, y posiblemente requerirán intervención quirúrgica.

Ayudas naturales para el corazón

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