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La civilización y la mitología egipcias
Los Imperios Medio y Nuevo
ОглавлениеEl inicio de este periodo corresponde al momento en el que la supremacía de Menfis sucede a la de Tebas, la nueva capital religiosa de Egipto.
Este periodo en el que la ciudad de Tebas poseerá la preeminencia se extenderá del 2130 a. de C., con el reinado de Amenemhet[45] y de Sesostris, hasta el siglo xii a. de C.
Amenemhet construyó los inmensos templos de Heliópolis, Abydos y Karnak.
Sesostris II, por su parte, se reveló más tarde como un gran faraón guerrero de la XII dinastía.
Si consideramos que el Imperio Medio se extiende aproximadamente desde el año 2000 hasta el 1750 a. de C., el Imperio Nuevo no aparecerá, después de un periodo intermedio de unos dos siglos, hasta el 1580 a. de C., con la llegada de la XVII dinastía, que verá cómo el faraón Ahmosis expulsa a los hicsos y reunifica Egipto.
A continuación, se inició la XVIII dinastía con los faraones Amenofis, la famosa reina Hatshepsut,[46] su sobrino y yerno, el conquistador Tutmosis III, y luego el no menos célebre Ajenatón, del cual hablaremos más tarde, así como el joven Tutankamón.
La XIX dinastía vio cómo durante el reinado de Ramsés I y de Seti I se expresó la magnificencia de Egipto, con sus majestuosos templos, principalmente el de Abu Simbel. Luego siguieron más faraones, de Ramsés I a Ramsés XI, en la XX dinastía,[47] y Egipto entró poco a poco en decadencia. En el último periodo, la capital de Egipto se desplazó de Tebas a Sais; esto fue así hasta la XXI dinastía. Egipto sufrió entonces múltiples invasiones por parte de libios, etíopes, asirios, etc. Harían entrada en el país, sucesivamente, Assurbanipal (663 a. de C.), Cambises (525 a. de C.) y Alejandro Magno (333 a. de C.), hasta la invasión romana (30 a. de C.).
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Amenemhet I inauguró la XII dinastía, durante la cual la producción artística alcanzaría el máximo esplendor.
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Resulta sorprendente que una mujer pudiera reinar en Egipto, de un modo, además, admirable, pero cabe decir que adoptó ciertas medidas de precaución después de que su padre, el faraón Tutmosis I, la llamara para compartir su trono con Tutmosis II. Ella consiguió, de hecho, hacerse proclamar de sexo masculino y de filiación divina. Por lo demás, ha quedado demostrado que fue ella misma quien inició su propia biografía, en la que indicaba que el dios Amón había visitado a su madre Ahmasi y que antes de marcharse le había predicho el nacimiento de una hija, mediante la cual se revelaría al mundo todo el poder de Dios. Fuera de esta «leyenda biográfica» se la representaba como un hombre, con todos los rasgos de un guerrero barbudo, y se la calificaba de «Hijo del Sol» y de «Señor de las Dos Tierras». También fue ella misma quien mandó construir su propia tumba, en la orilla occidental del Nilo, en lo que luego se convertiría en el Valle de los Reyes…
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Los egiptólogos suelen denominar Imperio Nuevo al periodo que va de la XVIII a la XX dinastías.