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CAPÍTULO 5

Deudores

Todos somos deudores. Somos deudores frente a Dios; somos deudores a familiares y amigos, a quienes nos han prestado dinero, a quienes nos ayudaron cuando las cosas se pusieron difíciles, y a quienes nos trajeron el evangelio. Los cristianos de origen no judío están en deuda con la nación judía. El olivo de Romanos 11, del que hemos hablado en el capítulo anterior, lo deja claro. Los cristianos procedentes de las naciones se han convertido en participantes gracias a algo que se dice pertenece a los judíos. Así era y así seguirá siendo. Además, hemos de recordar cómo las naciones oyeron por primera vez del Salvador. Los judíos que creían en Jesús salieron a anunciarlo al mundo pagando un alto precio. El libro de los Hechos se escribió para decirnos cómo se extendió el evangelio desde Jerusalén hasta Roma, el corazón del mundo gentil, pero es fácil perder de vista el hecho de que los protagonistas eran judíos que habían creído, que por compasión se abrieron a un mundo que vivía en oscuridad espiritual. Un mundo en el cual se los había llenado de prejuicios, y que con frecuencia también estaba lleno de prejuicios contra ellos. Pero perseveraron. Deberíamos sentirnos agradecidos hacia aquellos primeros evangelistas judíos. Pensemos en Pedro en Hechos 10, yendo a casa de Cornelio para llevarle el evangelio. Está claro que no fue fácil para Pedro, pero él venció sus reservas; y en cuanto a Cornelio, su gratitud parece incluso exagerada, “Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies, adoró” (Hch 10:25). ¿Cuándo fue la última vez que usted hizo algo así por un predicador del evangelio? Cornelius es para nosotros un ejemplo claro de gentil agradecido.

Hay cristianos a quienes les cuesta entender los conceptos corporativos, ya que su mentalidad es demasiado individualista. Otros, como los africanos, no suelen tener esa misma dificultad, como lo ilustra la siguiente anécdota. Cierto pastor de Inglaterra fue a visitar algunos puntos de misión remotos en la República Democrática del Congo. Se le dio la bienvenida con un discurso que a cada rato repetía: “Le estamos muy agradecidos por haber traído el evangelio a nuestra gente”. Sin embargo, nunca antes les había predicado; ¡acababa de llegar! Lo que estaban diciendo era que le estaban muy agradecidos porque su gente (de varias generaciones atrás) les había traído el evangelio a sus aldeas. Lo consideraron parte de aquella misma gente y por eso le estaban agradecidos a él. Los cristianos de origen gentil deberían ver las cosas de modo semejante respecto a los judíos.

Permítaseme dirigir aquí algunas palabras a los cristianos de trasfondo gentil. Cuando llevemos el evangelio a los judíos, esta misma gratitud debería ser parte de nuestra motivación. También tenemos que examinarnos a nosotros mismos para ver si tenemos prejuicios en contra de los judíos. Según hayamos sido educados podemos haber sido influenciados con prejuicios en su contra, o esos prejuicios pueden ser el resultado de alguna experiencia negativa. Esas cosas inhiben nuestra capacidad de dar testimonio a los judíos y debemos eliminarlas. Aquellos primeros creyentes judíos tuvieron que aprender esa lección y nosotros tenemos que aprenderla también.

Esta dependencia se expresa también de otras formas. Sobre todo, y puede que ni haga falta decirlo, Jesús era judío. Su humanidad esencial para hacer su obra como mediador la vivió como judío, descendiente de David, en la tierra de Israel, hace dos mil años. ¡Todos los creyentes somos dependientes de un hombre judío único! Sin duda, Jesús pensaba en ello cuando dijo: “La salvación viene de los judíos” (Jn 4:22). Pero esa frase dice mucho más. Habla de Israel como una luz para los gentiles (Hch 13:47), y no es solo una cuestión de historia. Semana tras semana escuchamos a los predicadores decir, “Isaías nos dice…”, o “Pedro nos enseña…”. Por medio de los autores judíos de las Escrituras, Israel enseña a los gentiles. Además, Israel oró para que las naciones fueran salvas. Cierto israelita piadoso escribió estas palabras: “Te alaben los pueblos, oh Dios; todos los pueblos te alaben. Alégrense y gócense las naciones” (Sal 67:3-4). Dios oyó sus oraciones.

De hecho, Pablo trata este tema directamente en Romanos 15:25-8. Dice que los cristianos gentiles son sus deudores, deudores de los judíos. Está compartiendo con los creyentes de Roma su plan de visitar Jerusalén y entregarles a los creyentes de allí una ofrenda de las iglesias de Macedonia y Acaya. Obviamente, dieron aquella ofrenda de forma voluntaria, pero Pablo se esfuerza en señalar que había un cierto elemento de obligación al respecto, usando términos similares a los usados con los corintios: “Porque si los gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben también ellos servirles con sus bienes temporales” (Ro 15:27). Alguien podría pensar que Pablo estaba siendo grosero: ¿por qué recalcar que era una obligación cuando de un modo u otro estaban ofrendando voluntariamente? No sabemos la respuesta, pero obviamente él creía que necesitaba insistir. Si está en las Escrituras, es algo en lo que también hay que insistir hoy.

Pagar la deuda a los judíos que creen en Jesús

En Romanos 15, al escribir sobre la deuda contraída por los no judíos, Pablo estaba pensando en las necesidades que padecían los judíos mesiánicos en Jerusalén. Muchas podían ser las razones por las cuales los que estaban en Jerusalén necesitaban ayuda, pero es posible que un factor significativo fuera la persecución. Ser expulsados de la sinagoga significaba menos oportunidades de trabajo y de negocio, lo que habría empobrecido a muchos. No es algo ajeno hoy a muchos cristianos que viven en culturas anticristianas.

Esta misma preocupación por los judíos creyentes debería marcar a los cristianos gentiles hoy. El rechazo y los problemas son la norma para los judíos que creen en Jesús, y con frecuencia acarrea consecuencias materiales. Una de las razones para la fundación en 1926 de la Alianza Internacional Hebrea Cristiana (ahora la Alianza Judía Mesiánica) fue canalizar fondos para ayudar materialmente a los creyentes judíos empobrecidos por el rechazo y el aislamiento. No todos los judíos disfrutan de holgura material. En Rumania, por ejemplo, muchos judíos mayores dependen de paquetes de comida de su comunidad y tienen miedo de acudir a oír el evangelio, no sea que les corten el suministro. En Israel hoy no es raro que quienes dan trabajo a judíos mesiánicos sean presionados por gente de la comunidad ortodoxa para que los despidan. Los cristianos de las naciones deben intentar ayudar a esos judíos mesiánicos necesitados sabiendo que cumplen con una obligación. Los charlatanes o “aprovechados”,8 como los llaman los mismos judíos, serán siempre un peligro, pero para el cristiano, una forma de intentar cumplir con esta obligación de manera segura es dando a organizaciones misioneras reconocidas, o apoyando organizaciones como la Alianza Judía Mesiánica, o las iglesias en Israel, las cuales entienden que el apoyo material a los creyentes judíos es parte de su ministerio.

Pagar la deuda con la nación judía en conjunto

La enseñanza concreta de Pablo en Romanos 15 se refiere a los judíos creyentes, pero ¿señala allí alguna obligación hacia el pueblo judío no creyente? En cierto sentido, ya hemos respondido a esto anteriormente, pero pensemos una vez más en lo que dice Pablo acerca de los “bienes espirituales”. De esos bienes espirituales se habla en Romanos 9:4,5 como “la adopción, la gloria, el pacto”, etc. ¿Eran estas bendiciones solo para los creyentes de la nación, o a toda la nación descendiente de Abraham, Isaac y Jacob? La respuesta es obvia: los pactos se hicieron con toda la nación y se esperaba que todos obedecieran. Esto significa que los cristianos de origen gentil deberían sentirse en deuda con el pueblo de Israel como un todo debido a los bienes espirituales recibidos por su medio. ¿Qué significa esto en la práctica? No hace falta decir que la mejor manera de que los cristianos paguen su deuda es compartiendo con ellos lo más valioso que tenemos: el evangelio. Lo primero para nosotros ha de ser satisfacer sus necesidades espirituales. Las iglesias deberían orar por ellos interesándose por quienes han sido llamados a llevarles el evangelio, sin que eso implique descuidar a los demás.

Y, además, está el asunto de cubrir sus necesidades materiales. Jesús y sus apóstoles no establecieron ningún programa de ayuda material a pesar de que el mundo probablemente lo necesitaba más que ahora, pero mientras predicaban la verdad, encontraban personas necesitadas y atendían a sus necesitadas. Esta debería ser nuestra manera de actuar. Nuestro ministerio principal hacia los judíos es predicarles el Mesías, pero si nos encontráramos con otras necesidades, debemos estar dispuestos a ayudar. Si lo hacemos con el espíritu de pagar una deuda, y se lo decimos, lo normal es que eso despierte el interés por saber más. En el mundo son pocos los judíos que necesitan ayuda material y, por lo general, están bien organizados para ayudarse mutuamente, pero no siempre es así en todas partes, especialmente entre los judíos que viven en el antiguo bloque de Europa del Este. Tal ayuda no es un simple medio carente de compasión para obtener un fin, acusación que con frecuencia se nos hace, sino parte de nuestro amor hacia todas las personas.

“Love Israel”

Quizás este puede ser el momento adecuado para considerar los esfuerzos que algunos cristianos realizan para “bendecir” al pueblo judío y ayudarles a regresar a la tierra de Israel. No se trata solo de buenas intenciones, sino que implica la creación y la gestión de organizaciones para lograr estos objetivos. Invitan a los cristianos a amar a Israel porque hay odio e indiferencia a su alrededor. De ahí el subtítulo Love Israel (Ama a Israel). ¿Por qué tenemos los cristianos que amarlos? La respuesta que ofrezco es que estamos en deuda con los judíos, y esta es la manera de mostrar nuestra gratitud en nuestra generación. No me gusta criticar a estos grupos porque comparto su amor por los judíos, aunque lo bueno puede ser enemigo de lo mejor.

1.Un testigo mudo

Lo que me preocupa es que la evangelización no forma parte de su programa. Si analizamos sus páginas web vemos que este tema, o bien no está, o es directamente rechazado. Algunos hablan del deseo de “compartir el mensaje de su amor por Israel como por la iglesia”, pero no se menciona el evangelio. ¿Podemos bendecir a Israel y mostrarles el amor de Dios, pero sin que el evangelio esté claramente incluido en la agenda? Años de testimonio personal hacia los judíos, aun de modo informal, me han demostrado que los líderes y las organizaciones judías no quieren nuestro amor si viene acompañado del evangelio. Hace unos años, un destacado artículo del Jewish Chronicle9 abordó este tema y terminó con esta nota: si el amor cristiano viene acompañado del evangelio, “sintiéndolo mucho, caminaremos cada uno por su lado”. Aun así, y esto es importante, individualmente, muchos judíos, no responden de esa manera. Si se les muestra un profundo interés por sus inquietudes, a pesar de mostrarles de manera clara el evangelio, normalmente lo aprecian bastante, aun si no están abiertos de manera clara al mensaje. Un ejemplo bien conocido es la vida de Corrie Ten Boom.10

Creo que la lección está clara; si los cristianos crean organizaciones para mostrar amor hacia los judíos, y luego intentan relacionarse con dirigentes e instituciones judíos, van a sentirse muy comprometidos a dejar a un lado el evangelio. Por desgracia, así es como muchos han actuado. Creo que, si quieren seguir esta vía, tienen que convencerse de que los judíos tienen que creer en Jesús. Si eso significa tener menos influencia, pues que así sea. Pueden seguir brindando a los cristianos enseñanza e información sobre los judíos, animando y guiando así a los creyentes a mostrar amor, amistad y apoyo a los judíos, pero sin empobrecer el evangelio.

2.Influencia de las profecías de los últimos tiempos

Una justificación concreta de este empobrecimiento del testimonio evangélico está vinculado a las profecías de los últimos tiempos. La mayoría de quienes se involucran en las actividades de Love Israel tienen una visión particular de las profecías de los últimos tiempos que les hace minusvalorar la evangelización. Cuando los apóstoles le preguntaron a Jesús acerca del tiempo de cumplimiento de los planes de Dios para con Israel, su respuesta fue precisa: “No os toca a vosotros conocer los tiempos o las sazones que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hch 1:7-8). Esto nos dice claramente que el tiempo de tales cosas no ha sido y no será revelado. No sabemos cuándo será, y quienes piensan que lo saben se engañan o, lo que es peor, son falsos profetas. El otro detalle que Jesús señala a los apóstoles y a nosotros es que de lo que tenemos que preocuparnos es de predicar el evangelio. Esto implica que la evangelización nunca ha de suspenderse por lo que creamos acerca del tiempo en que estamos, pues siempre será un error.

3.Apoyar a la Aliyah11

Una actividad concreta de Love Israel es ayudar a los judíos a regresar a la tierra de Israel. Lo menciono aquí porque está íntimamente ligado a las profecías de los últimos días y el conocimiento del tiempo. El momento actual se ve como un momento especial en los propósitos de Dios, y que ya es hora de que todos los judíos regresen a la tierra para estar preparados para Dios. Hay quienes incluso afirman que la mayoría de los judíos se salvarán después de que hayan sido llevados de vuelta a su propia tierra, no antes, justificando así su falta de testimonio público. No puedo ver ninguna justificación para esta actividad en particular, y en caso de que alguien crea que pensar así deja a los judíos pobres abandonados en lugares remotos, ha de saber que la Agencia Judía es muy eficiente a la hora de hacer regresar a Israel a quienes desean volver, pero carecen de recursos.

Creo que este es otro error: creer que debemos interpretar las profecías de los últimos tiempos en el sentido de poder desempeñar un papel directo para hacer que se cumplan los propósitos de Dios. Esto es lo que, en efecto, tales grupos hacen. Incluso han llegado a enviar gente a lugares remotos de países como Rusia para “pescar” y “cazar” judíos, para animarlos a regresar a Israel. ¿Hay acaso algún ejemplo en la Biblia que nos diga que hagamos tal cosa? La verdad es que Dios no ha puesto tal carga o responsabilidad sobre los cristianos. La única forma de hacer avanzar en concreto los propósitos de su reino es mediante la obra evangelizadora y misionera, tarea que se nos ha encomendado.

4.El apoyo a Israel en el conflicto palestino-israelí

En los últimos años, se han fundado muchos grupos cristianos para mostrar su apoyo a los problemas de Israel en el conflicto de Oriente Medio. La mayoría se sitúa bajo la bandera del Sionismo Cristiano, y todos están convencidos de que conocen los tiempos de las profecías sobre los últimos tiempos y lo importante que es el regreso de los judíos a su antigua patria. Lo menciono de paso aquí, porque es la deuda con los judíos lo que motiva todo esto. Hablaré más del tema en mi capítulo que habla del retorno a la tierra, pero permítaseme notar un simple detalle al respecto. No hace falta tener estas fuertes convicciones proféticas para que los cristianos muestren su interés. Basta con sentir que estamos en deuda con ellos, sentimiento que todos los cristianos deberíamos tener. En aras del debate, dejemos de lado la profecía y consideremos al Estado de Israel simplemente como otra comunidad judía, pero que está bajo amenaza de aniquilación. Los cristianos debemos sentirnos preocupados por ello. No es cuestión de profecía. A finales del siglo XIX, los judíos de Rusia eran perseguidos de forma sistemática con cierta y evidente connivencia de las autoridades rusas. Grandes manifestaciones de protesta fueron organizadas en Gran Bretaña y en América por líderes judíos, eclesiásticos, sindicales y académicos, lo que produjo algunos cambios. La profecía no tuvo nada que ver. Sin duda, nuestros tiempos son otros, pero los procesos políticos y sociales siguen pareciéndose. Los cristianos tienen que involucrarse y expresar su interés por que los judíos tengan su propia patria y que su supervivencia esté protegida de la amenaza mortal que se cierne sobre ella. El problema ahora es que las certezas originadas por lo que yo llamo fuertes convicciones proféticas han creado la tendencia a pasar por alto las injusticias israelíes, y de ahí la comprensible, la otra respuesta cristiana que pide que también se llame la atención sobre la difícil situación de los palestinos, especialmente los que son cristianos. Los cristianos no podemos inclinarnos hacia una sola parte en este asunto. Deseo ardientemente que llegue el día cuando se trabaje conjuntamente bajo una pancarta que diga algo así como “Cristianos por la justicia y la paz en el conflicto palestino-israelí”.

Los cristianos de origen no judío estamos en deuda con la nación judía por todo lo que hemos recibido por medio de ellos, pero debemos ser ecuánimes y bíblicos en la manera de expresarnos, y no dejarnos llevar por un sentimiento o dudoso razonamiento espiritual. Que Dios nos ayude a los cristianos de origen gentil a enterrar el orgullo y crucificar nuestra autosuficiencia, y que reconozcamos humildemente nuestra deuda con este pueblo a menudo despreciado.

Preguntas:

1.¿Por qué los cristianos no judíos están en deuda con la nación judía?

2.¿Cómo podemos los cristianos no judíos pagar nuestra deuda con los judíos en la actualidad?

3.¿Es legítimo amar a los judíos y al mismo tiempo no darles el evangelio?


8.La palabra procedente del yidish es schnorrers. Otras palabras españolas descriptivas podrían ser las de “gorrones” o “chupópteros” y, sin duda, muchas más procedentes del rico español de América Latina. N.T.

9.La principal publicación semanal judía del Reino Unido.

10.Le recomiendo la lectura de cualquiera de sus libros, pero sobre todo El Refugio Secreto.

11.La aliyah es un término usado por los judíos que designa el regreso para vivir en la tierra de Israel.

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