Читать книгу Trabajo social digital frente a la Covid-19 - Paula Méndez Domínguez - Страница 32
3. LAS COMUNIDADES COMO SUJETO Y ACTOR DE LOS PROCESOS DE TRANSFORMACIÓN
ОглавлениеPara entender la comunidad debemos profundizar en la noción de territorio, ese constructo social, cuyas fronteras están marcadas por elementos culturales, sociales, ambientales, económicos, administrativos, legales y comunitarios, y que condiciona las relaciones e intereses de los sujetos (Rojas, 2013). En todo caso el territorio está atravesado por el conflicto que se teje a partir de la definición y búsqueda de satisfactores para las necesidades sociales de los/as vecinos/as. Sin duda, la crisis sanitaria de la COVID-19, que corona otra larga crisis socio-económica iniciada en 2008, ha provocado una redefinición del territorio mediante un mecanismo de repliegue al barrio. Ello ha dado lugar a un proceso de resignificación del conflicto, pero también a la emergencia de respuestas innovadoras en torno a la noción del cuidado desde una perspectiva colectiva. Se ha observado la emergencia de nuevas lógicas de acción colectiva y de redes organizativas que canalizan los cuidados a nivel comunitario. Todo ello tiene un impacto a nivel de las subjetividades, pero también en la noción de ciudadanía (Marchioni, 2013; Pastor Seller, 2017). Podemos pensar que la ciudadanía se teje en relación a dos ejes: por un lado, el eje de los derechos y la pertenencia a una comunidad política; por otro, el eje de la participación y la pertenencia a una comunidad social, es decir, el protagonismo en la construcción del espacio público societal, el desarrollo de una identidad colectiva y, en sentido amplio, los contornos mismos de la democracia a partir del trabajo en los espacios colectivos.
A partir de la fuerte crisis que venimos soportando, nos encontramos en un escenario en el que cabe reflexionar respecto a dos tendencias contrapuestas en ambas dimensiones de la ciudadanía: de retraimiento y expansión de la ciudadanía, En primer lugar un proceso de retraimiento en el eje de derechos-pertenencia, caracterizada por la pérdida de titularidades pero sobre todo por el deterioro en las provisiones, ya sea por las dificultades económicas para acceder a ellas vía mercado, o por los ajustes realizados por el Estado en materia social, lo que inevitablemente arroja profundas consecuencias en las condiciones objetivas de vida. Pero también, y en contraposición, observamos una expansión del eje participación-pertenencia comunitaria que ha llevado a los sujetos a inter-venir en el espacio sociopolítico más allá del ámbito electoral. Así pues, y de forma paradójica surgen nuevos actores y novedosas formas organizativas para dar respuesta a las necesidades colectivas y, en sentido amplio, los contextos de fragmentación del vínculo con la comunidad política de referencia y la fragilización social, producto del adelgazamiento del Estado de Bienestar.
En este sentido cabe profundizar en los contornos de este proceso pues visibilizando estas organizaciones (y/o reacciones) de la sociedad civil es también como el Trabajo Social aporta a promover la transformación social mediante el fortalecimiento de la solidaridad. Y para ello entendemos que debemos analizar las nuevas lógicas de acción colectiva y la objetivación de las redes de solidaridad que se tejen en el territorio y que van dando lugar a nuevas respuestas ciudadanas o resignificando las existentes.