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LA EXPEDICIÓN DE MINA

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Fermín Leguía estaba convencido de que podía contar con sus amigos para toda empresa liberal, y como era inquieto y audaz, cuando los constitucionales españoles, presididos por Espoz y Mina, se reunieron en Bayona en 1830 y acordaron invadir España por cuatro o cinco puntos y restaurar la Constitución, Fermín se ofreció a Mina para entrar el primero con sus amigos, por el boquete de Vera.

Mina aceptó, y Fermín Leguía fué formando sus huestes. Anduvo de caserío en caserío, sacando mozos y llevándolos a Francia. La gente decía que el dinero con que contaba se lo prestaban los judíos liberales de Bayona.

Leguía llegó a reunir cincuenta o sesenta hombres, armados con escopetas. Entre ellos había diez o doce vasco-franceses; los demás eran campesinos de la montaña de Navarra y de Guipúzcoa.

En Vera se sabía quiénes estaban con él, y se citaba a Pedro Mari, el padre de Pello; a Zugarramurdi, el contrabandista; a Martín Belarra; a Erauste, a Landáburu; a Landachipia y a otros, entre ellos el leñador de Antula, hombre éste atrevido y valiente, gran cazador de jabalíes, de quien la canción popular dijo, después de la intentona fracasada de Fermín:

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