Читать книгу 50 pasos hacia la Paz - R. M. Carús - Страница 12

Quizá no sea por casualidad que la palabra persona provenga del griego máscara —«prósōpon»—. En la antigüedad los actores se ocultaban el rostro con una careta a través de la cual hablaban. «Per» significa ‘a través’, «sona» significa ‘sonido’.

En el caso de un actor la fuente de las palabras no es la máscara, sino algo oculto tras ella. Según esto, la persona es algo que cubre, algo que esconde. La personalidad es la máscara, la rígida expresión de algo más profundo existente detrás: el rostro.

¿Cuál es tu máscara?, ¿usas más de una?, ¿cuánto te oculta?, ¿qué quiere tapar?, ¿la llevas puesta siempre o solo en presencia de alguien?, ¿en qué medida te restringe?, ¿la quieres o no?, ¿te la has puesto voluntariamente o tal vez sin darte cuenta?

¿Cómo es tu rostro real?, ¿qué gesto tiene?, ¿es más expresivo que esas caretas?, ¿qué sucedería si lo mostraras? ¿Y tus ojos? ¿Cuál es el color de tu piel? Sonríe.

Prueba hoy a quitarte el antifaz aunque sea solo durante unos minutos si es que lo llevas puesto. Enfréntate al día o al menos a una situación determinada con el rostro descubierto. Recuerda lo que hay detrás. Hazte consciente de cómo es tu maquillaje y cómo tu tez. Descubre por qué te lo has puesto. Encuentra qué es más eficaz. Luego decide si colocártelo de nuevo o no, o si usarlo a ratos, o si llevarlo ya para siempre.

Si me preguntaras a mí te diría: «despójate totalmente de la máscara. No la necesitas aunque así lo creas. Te anquilosa, te falsea, oculta tu luz, te impide respirar libremente. Solo te la has puesto por miedo. El miedo paraliza. Deshazte de ella. Es una tirana.»

Si no quieres, al menos sé consciente de tu disfraz y elige cómo utilizarlo, al igual que hace un actor para quien es una herramienta útil y no una distorsión. Mientras lo uses conscientemente tendrá menos poder sobre ti aunque, no te engañes, seguirá ocultando tu bellísimo rostro.