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1. Introducción: la filosofía de la crisis permanente

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En una de las más conocidas y céntricas librerías de París hay dos estanterías simétricas con dos peculiares rótulos: en el primero se apunta un resplandeciente “Francia va bien” y el segundo replica con un sombrío “Francia va mal”. La cantidad de libros que se acumulan en sus baldas puede servir, a modo de termómetro, para comprobar a cuál de los dos discursos –el optimista o el pesimista– le sube la fiebre medida en volúmenes y páginas; y últimamente la temperatura de la segunda se ha disparado.

El permanente discurso de la crisis de civilización o de la decadencia nacional no es en absoluto algo particular de Francia1 –aunque en ese país haya alcanzado verdaderas cimas de desesperación–; tampoco es algo reciente. Optimismo y pesimismo, progreso y decadencia, esperanza y nostalgia, son dos figuras arquetípicas de una modernidad bifronte que es descrita en 1880 por Flaubert en las figuras de Bouvard y Pécuchet: “Pécuchet tenía una tenebrosa visión del futuro de la humanidad. El hombre moderno había sido reducido a convertirse en una máquina […] si las convulsiones existentes desde la Revolución de 1789 continúan […] no habrá más ideal, religión ni moralidad. América habrá conquistado el mundo […] Bouvard tenía una visión rosa del futuro de la humanidad. El hombre moderno progresa. El mal desaparecerá con las necesidades. La filosofía será una religión. La comunión de los pueblos. Las fiestas públicas. Se viajará a las estrellas”2.

Hoy, en las democracias occidentales, ganan adeptos los Pécuchet. Asciende, una vez más, el relato de la grandeza añorada y de la arcadia perdida. “Hacer a América Grande de nuevo”, “Devolver a Francia su grandeza”, “recuperar la Gran Hungría y la Europa cristiana”, ese es el discurso que alimenta la retórica nacional-populista a una y otra orilla del Atlántico. Sin embargo, como veremos en estas páginas, es la nostalgia de un espejismo, aunque sus consecuencias sean muy reales.

Una arquitecta del cambio social desde el activismo y las políticas públicas. Testimonios de rutas compartidas con Isabel Martínez Lozano

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