Читать книгу La traumática desolación de los niños - Rafael E. López-Corvo - Страница 11

Una segunda oportunidad

Оглавление

Somos un producto de la naturaleza, inicialmente nacemos impolutos, aunque siempre estaremos marcados por la ignorancia y hegemonía de unos padres comunes, quienes siempre inducirán una condición traumática ubicua, a la cual me he referido como el ‘Trauma Pre-conceptual’. Esta situación traumática, es mayormente el resultado de una combinación fatalista entre el niño indefenso y la supremacía de los padres. El sentimiento de indefensión y restricción mental, siempre presente en los niños, les obliga a utilizar defensas mágicas y omnipotentes, con el propósito de revertir el poderoso control ejercido por los padres9. Al mismo tiempo, en sus inicios, su lógica infantil se caracteriza por una condición emocional confusa –a lo cual me refiero como estado traumatizado– la cual se repite de modo circular toda la vida; sin embargo, como nuestra mente va madurando a medida que crecemos, hasta eventualmente convertirnos en adultos independientes, la mente, paulatinamente evoluciona hacia el estado no-traumatizado, posiblemente con una capacidad intelectual superior a la de nuestros padres; después de todo, una de las razones por la cual la humanidad siempre progresa es debido a que los hijos son, por lo general, mucho más creativos que sus padres. Siempre hay una interacción dialéctica continua entre el estado traumatizado y el no-traumatizado y nuestra forma particular de lidiar con la realidad dependerá continuamente de cuál estado controla nuestra mente. Usar nuestra función alfa –siguiendo la teoría del pensamiento de Bion– presente en el estado no-traumatizado, o en términos simples, usar nuestra capacidad para pensar con lógica, nos permite contener los elementos traumatizados de nuestra infancia –estado traumatizado– y el uso de este pensamiento lógico nos facilita la posibilidad de liberarnos a nosotros mismos de los efectos inducidos por el estado traumatizado. Esta posibilidad es lo que el psicoanálisis intenta lograr con el uso de la propia ‘función alfa’ del analista. Una vez que nos hacemos adultos poderosos10, seremos capaces de proveernos una segunda oportunidad, mediante la evaluación y comprensión razonada de aquellas condiciones mentales, producto de nuestro trauma pre-conceptual, inducido por la ignorancia de nuestros padres, pudiendo darle un significado lógico y lograr una salida al dolor mental resultante de lo que he denominado la “trampa mental”, un mecanismo bien discutido en el Capítulo IV.

La capacidad de alcanzar esta segunda oportunidad no es una tarea muy simple, por cuanto hemos de lidiar con dos condiciones imperativas: en primer lugar, la inmensa resistencia a renunciar al uso de las defensas mágicas y omnipotentes, las cuales fueron creadas usando lógicas presentes en los primeros años de nuestra infancia y a las que nos hemos habituado, después de “apoyarnos” inconscientemente en ellas por muchos años, junto al hecho común que tales defensas devienen en otras formas de rescate, como lo es por ejemple la religión. En segundo lugar, tenemos que considerar la dificultad de dar una mirada objetiva a algo tan cercano a nuestro yo, algo que a veces se nos hace imposible lograr, quizás similar a lo dicho por Shakespeare: “porque los ojos no pueden verse a sí mismos”. Es por ello y con el afán de encontrar una solución que se hace indispensable obtener ayuda externa, bien sea a través del psicoanálisis o de la psicoterapia psicoanalítica.

El propósito principal de esta “segunda oportunidad” debería ser, el intentar desandar las huellas traumáticas dejadas en nuestro inconsciente por nuestros padres ignorantes y “peligrosos”, pero además, y muy importante, llegar a perdonarlos a ellos y a nosotros mismos, por nuestros propios errores y por lo mal que ellos hayan podido hacerlo, por cuanto con mucha frecuencia, ¡los padres deseando hacer bien terminan haciendo mal! El objetivo principal será concebir la oportunidad de “convertirnos”, al hacernos adultos, en nuestros propios padres rescatadores y “contener” el trauma que se repite constantemente en nuestra mente, en lugar de ser “contenido” por éste y actuarlo. En otras palabras, transformarnos y comprender que cualquier injuria que hubiese sido infligida en nuestro ser, es algo que no nos merecíamos. ¡Al final, ello va a significar transformarnos en nuestro mejor y más incondicional amigo, cuyo objetivo sería crear y mantener a toda costa, un estado interno de bienestar!

1 Un concepto que Bion tomó prestado del filósofo David Hume, para explicar cómo un objeto o un hecho apunta a otro, si bien las ideas implícitas en ambos no están relacionadas. Pareciera como si no hubiese nada lógico que explicara la relación entre ambos y que apuntara más bien hacia una causalidad o relación causa-efecto, donde ambos quedan ligados durante la experiencia accidentalmente, permaneciendo así vinculados desde ese entonces. Dos elementos están en “conjunción constante”, dice Hume, cuando inferimos uno a partir del otro, no de acuerdo a la razón, sino debido a la particular circunstancia que los unió, por lo cual podríamos fallar al tratar de comprender la lógica de tal conjunción. (López-Corvo, 2003).

2 Traducido de la obra de John Cooper, p. 48a.

3 La mayoría de la literatura existente se refiere a esta forma de trauma como stress post-traumático.

4 Ver López-Corvo, 1992, 1995, y 1999.

5 René Thom fue un matemático francés, quien introdujo el concepto de “teoría de la catástrofe”, que en simples términos considera que pequeñas alteraciones en ciertos factores de un sistema no lineal pueden afectar el equilibrio de tal manera que pudiesen preservarlo o hacerle desaparecer, induciendo cambios significativos y abruptos en la funcionalidad del sistema.

6 Ver López-Corvo, 2014, Capítulo XI.

7 Bion define la turbulencia como un estado de resistencia o perturbación mental ligado a un cambio, en relación con la comunicación con otra persona o, ante todo, a lo que podríamos considerar como un crecimiento psicológico. (Ver Lopez-Corvo, 2018).

8 Es un mecanismo al cual me he referido anteriormente como el “self olvidado” (López-Corvo, 2006).

9 Desarrollaré con más detalle esta forma de defensa en el siguiente capítulo.

10 Me refiero a “poderoso” como una comparación con la “indefensión” del niño.

La traumática desolación de los niños

Подняться наверх