Читать книгу La traumática desolación de los niños - Rafael E. López-Corvo - Страница 9
Cambio catastrófico como una forma de defensa utilizada por el estado traumatizado
ОглавлениеBion (1965) hace referencia a dos formas de cambio catastrófico: i) aquel cuyas consecuencias implica a personas fuera del consultorio; ii) el otro, permanece como un “quiebre emocional controlado” dentro de la díada analítica (p. 8). Considero que la diferencia entre estas dos formas recae sobre la seriedad de la psicopatología presente. También me referiré a una tercera forma de cambio catastrófico, el cual tiene lugar intra-psíquicamente entre elementos internos, como acontece entre los estados traumatizado y no-traumatizado. Sin embargo, antes de continuar con este tema me gustaría hacer una sinopsis de la descripción sobre el concepto de “cambio catastrófico” descrito por Bion.
Bion tomó prestado de Thom5 el concepto sobre la “teoría de la catástrofe”, para desarrollar su propia disertación sobre los cambios catastróficos. Siguiendo este modelo, podemos inferir que la interpretación, al integrar mediante la transformación de los objetos-parciales bivalentes y dialécticos, en objetos totales y univalentes, es capaz de producir cambios en las diferentes clases de equilibrio interno,6 creando como resultado un intervalo o discontinuidad en la estructura mental. En otras palabras, lo catastrófico podría ser creado por la interpretación, al introducir aspectos tales como el tiempo, el espacio y la simbolización, dentro de un estado de equilibrio estable y nivelado, el cual había estado hasta entonces, mantenido y estructurado acorde a la circularidad repetitiva de “la repetición compulsiva” del trauma pre-conceptual infantil. En el Capítulo I he hecho alusión a cómo los traumas pre-conceptuales, eventualmente, organizan la existencia de cada ser humano, deviniendo en un hecho seleccionado, que progresivamente determina la idiosincrasia específica de cada individuo en particular. La acción continua de la interpretación (función alfa), erosiona el equilibrio patológico narcisista que estructura al estado traumatizado de la personalidad, trabajando a su modo, hasta un punto en el cual algunas de las estructuras podrían colapsar, produciendo una “turbulencia”7 y dando lugar a un nuevo estado de equilibrio, el cual tiene como consecuencia un cambio catastrófico. Con frecuencia, la discontinuidad de la terapia puede ser inducida por cambios catastróficos no contenidos.
El cambio catastrófico puede ser ilustrado con numerosos ejemplos clínicos. De esta manera (López-Corvo, 2006), pacientes que sufren patologías de falso self, se sienten atrapados entre falsos self que son opuestos: uno complaciente, visible, inicialmente presente en la transferencia y vinculado a fijaciones orales; y el otro, negativista, oculto, presente en la contratransferencia y vinculado a fijaciones anales. A medida que el análisis progresa y el falso self negativista se hace visible y presente, existe la posibilidad de un cambio catastrófico y de una interrupción prematura del análisis.
Un ejemplo clínico: un supervisando expresaba con preocupación que su paciente “empeoraba”. Era un paciente varón de 50 años, excesivamente complaciente, una actitud ligada a sentimientos ambivalentes instituidos por su relación con un padre cruel y castrante. Como un intento de lidiar con sus deseos asesinos reprimidos y de mantener vivo a su “padre castrante interno”, viajaba continua y compulsivamente a lugares que usualmente había visitado cuando niño con su padre. Luego de algún tiempo y de numerosas interpretaciones intentando vincular su viajar compulsivo con su agresión reprimida, el paciente mostró un cambio de actitud, incorporada en la sesión presentada por el supervisando quien se mostraba preocupado. La sesión del paciente, según el supervisando, comenzó de la siguiente manera:
“No lo estoy haciendo bien. Manejé ayer y todavía continúo manejando. Ayer en la tarde llegué a mi oficina, pero no estuve allí mucho rato. Pareciera que deseo estar en curso hacia un desastre. Quiero hacer eso. Hay algo en ello que me resulta atractivo. El sentimiento es: ‘sí, quiero hacer esto’. Supongo que es un talante de rebeldía que no pude actuar cuando niño, y ahora sí puedo rebelarme. Me tiene sin cuidado. Todos los controles los he tirado por la ventana: conciencia, ética laboral, … simplemente no me importa más.”
Era un discurso con un estilo completamente diferente a su usual comportamiento complaciente, era un cambio drástico hacia su falso self negativista (López-Corvo, 2006), una forma de protesta que introducía el peligro a un cambio catastrófico y la posibilidad de “lanzar por la ventana” a la terapia misma, algo que el supervisando, al preocuparse, había percibido intuitivamente. Este tipo de “cambio catastrófico” también puede ocurrir en el análisis de adolescentes bordes, quienes han sido usados por sus familias como depositarios de identificaciones proyectivas no deseadas. Cuando ellos se rehúsan a seguir jugando ese rol, otro miembro de la familia, usualmente la madre, se hace sintomática.