Читать книгу Luces de Bohemia - Ramón María del Valle-Inclán - Страница 13
ОглавлениеAl parecer, el primer escritor que usó el vocablo «esperpento» en España fue Benito Pérez Galdós. En su novela Rosalía (escrita hacia 1872 pero inédita hasta 1984), leemos: «Pues verás qué esperpento es el tal indiano». El término fue utilizado en España y en México con ese sentido de grotesco, extravagante. Valle-Inclán desarrolla su teoría del teatro en la escena XII, la de la muerte del protagonista. Mientras camina con Don Latino hacia su casa, Max compara el esperpento con el reflejo de la realidad en el espejo, no el fiel habitual, sino el cóncavo y deformador del callejón del Gato. La nueva estética esperpéntica proyecta una imagen distorsionada. La caricatura nos hace reír pero nos inquieta porque acentúa los defectos. Don Ramón selecciona el espejo cóncavo porque en él la imagen se achaparra de forma burlesca, frente a la estilizada en el espejo convexo. Así como El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde, refleja la perversidad encubierta del retratado, el espejo cóncavo proyecta una desfiguración personal y social. El esperpento es, pues, una distorsión grotesca, caricaturesca, de la realidad dramática para denunciarla de forma más evidente, dejando al descubierto sus miserias. Sus rasgos son los siguientes:
1. Presentación de lo más desagradable de los seres humanos: la falsedad, la crueldad, la estupidez, la avaricia.
2. Deformación de la realidad por medio de exageraciones y degradaciones.
3. Fusión entre un argumento dramático o trágico y un tono burlesco y de humor negro, propio de muchas obras maestras, como El Buscón, de Quevedo.
4. Gusto por el contraste, entre personajes, en el tono de las escenas contiguas, en la iluminación y en el lenguaje.
5. Diálogo muy elaborado, rico en registros (argot, vulgarismos), con muchas réplicas breves y abundante retórica: prosopopeyas, antítesis, hipérboles, imágenes…
6. Empleo de didascalias muy complejas, de códigos muy diversos (visual, auditivo, gestual…), que provocan sorpresa en los espectadores o en los lectores.
7. Movimientos escénicos y gestos característicos del guiñol o del teatro de títeres, sin apartarse completamente del naturalismo.
8. Concomitancia con rasgos expresionistas, que rompen con el efecto de realidad teatral, en la escenografía, el vestuario, el maquillaje y los accesorios.
9. Aplicación de efectos especiales con juegos de luces, con efectos de contraluz y oscuridad, para desfigurar la realidad, cercanos a los del cine.
10. Uso de acotaciones con rasgos narrativos y descriptivos, con acumulación de breves detalles yuxtapuestos.
A estos rasgos se unen otros comunes de todo el teatro de Valle-Inclán:
1. Afán innovador en la temática, los argumentos, la estructura, el lenguaje de los diálogos y de las didascalias, y el uso de los espacios y de los tiempos.
2. Esteticismo verbal, tanto en los diálogos como en las acotaciones: riqueza expresiva y empleo de recursos para conseguir un resultado armónico.
3. Crítica a la burguesía conservadora.