Читать книгу Luces de Bohemia - Ramón María del Valle-Inclán - Страница 20

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Destaca el dominio de la polifonía, el interés por dotar a cada personaje de una forma única de hablar, de un idiolecto. Señalamos algunos. Así, los galicismos de Madama Collet (I): «No tomes ese caso por ejemplo» en vez de «como ejemplo», y, entre otras casos, la confusión de ser y estar: «¡Oh, sería bien!» en vez de «estaría bien». Caracteriza verbalmente a Rubén Darío (el «admirable» que utilizaba en la realidad) y al Borracho, quien repite «¡Cráneo previlegiado!». Hay citas literarias: «¡Juventud! ¡Noble apasionamiento! ¡Divino tesoro, como dijo el vate de Nicaragua!», «¡Mal Polonia recibe a un extranjero!», etc. Abundan las referencias mitológicas: Hermes, Morfeo, Venus, Minerva, etc. Los eufemismos suelen ser despectivos: «guindillas» en lugar de «guardias». Las expresiones vulgares aparecen igualmente: «cambiar el agua de las aceitunas» por «orinar»; «dilustrado» por «ilustrado». Se emplean abreviaturas («Delega» por «Delegación») y madrileñismos, como «pápiro» («billete»), o «naturaca» («natural»). Tampoco faltan los términos cultos. En la escena IV Max pregunta «¿Qué rumbo consagramos?» con un término religioso que sacraliza ese viaje nocturno. No escasean los latinismos («Salutem plurimam») y los helenismos («Eureka», Crisóstomo). Afloran poemas, como la octavilla hexasilábica que el Ministro dedicó a una hermana de Max, y un fragmento de Rubén Darío.

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