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Prólogo

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Me gusta ver el mar, sentir la brisa e imaginar lo que puede haber en las profundidades”. Así comienza Ricardo Ernesto Torres, O. P., la presentación de su libro. Ver, sentir, imaginar, no solo el mar, sino también la vida, la vida que transcurre en los claustros universitarios. De ahí la metáfora del autor, que nos invita a hacer una travesía por ese mar inmenso y profundo, lleno de riqueza y paisaje, de lo conocido y lo desconocido, de certeza e incertidumbre. Este libro nos ofrece navegar por ese mar de los conocimientos y de las oportunidades que es el mundo de la educación y de las universidades; una reflexión profunda sobre lo que son, de dónde vienen y para dónde van; una propuesta que nos cuestiona y, a su vez, nos alienta a estar al lado de la transformación positiva de las personas, de las instituciones y de la sociedad. Y todo esto, desde una genuina y espontánea declaración de amor por un futuro mejor; una declaración de amor por la educación y con lo que hay en ella, en sus profundidades y en sus instituciones.

Ricardo Torres es el Rector en Medellín de la Universidad Santo Tomás, el primer claustro universitario fundado en Colombia en 1580, más de cuatro siglos dedicados a estimular y propiciar el conocimiento y la búsqueda de la verdad, dentro de un pensamiento humanista que claramente el autor expone con rigor en este trabajo que hoy nos comparte. Un Rector navegante, jazzista, pintor, gerente, líder y soñador. Rige una universidad, navega su mar de enseñanzas, hace sonar sus acordes con los diversos tonos de las necesidades de la sociedad; pinta y esboza la sociedad deseada; sabe que gerencia activos pero también que primero gerencia personas hacia un mundo mejor para todos. Este libro es un acto de generosidad que comparte el conocimiento, la experiencia y la sensibilidad de una búsqueda personal que estimula una reflexión permanente para alcanzar el puerto anhelado. Se trata de la vocación de un maestro que nos transmite la ilusión y el ideal de poder pensar críticamente, convivir como ciudadanos y comunicarnos asertivamente.

El mar y la universidad son navegables, unas veces en medio de las turbulencias, las dificultades y los vientos que azotan y, otras, cuando amainan y aparecen la calma, la serenidad y el sosiego.

Este libro recoge la experiencia y el pensamiento de un humanista amigo que nos anticipa esas tormentas que aparecen en la vida, que nos perturban y nos ponen en alerta, que no son diferentes de las tormentas de la deshumanización, la desigualdad, la falta de oportunidades, la corrupción, la violencia, la indiferencia, la mentira, la cultura mafiosa y la corrupción. Pero como buen capitán, Torres sabe que eso pasa y piensa en su destino, en cómo sobrepasar los momentos difíciles, en cómo no se puede dejar sumergir el barco, en no dejarlo a la deriva y, para ello, toma el timón con firmeza, consciente del rumbo que quiere seguir y el puerto al que quiere llegar, para navegar sin naufragar, y es así como nos propone avanzar, ir hacia delante, porque sabe que cuenta con seres humanos solidarios que son capaces de obrar de acuerdo con sus valores, de actuar con ética, que saben de empatía y compasión, que son humildes, que no quieren más desigualdad y viven su espiritualidad sin complejos.

Entre la tormenta y la calma aparece este libro, un bálsamo de esperanza para un nuevo día, donde los nubarrones desaparecerán y las aguas se calmarán. Un libro que reivindica el espacio y la función de la educación y de la universidad, donde se hace y se construye el conocimiento, que nos lleva al encuentro con la verdad (pensada, convivida y comunicada); esa institución diversa, común a todos, allí donde se gestan los acuerdos fundamentales de la sociedad, ese foro donde los humanistas ponen al ser humano en el centro, donde su humanidad se despliega como su fuerza, ese lugar al que acudimos en la búsqueda del conocimiento y de las herramientas para alcanzarlo. Se trata de la universidad, donde ocurren los encuentros entre el maestro y el alumno, los problemas y las soluciones, los sueños y las realidades, la familia y los hijos, el ciudadano local y global, donde ocurre lo bueno a partir de lo bello, donde buscamos la verdad permanentemente, como decía Tomas de Aquino.

También, entre la tormenta y la calma, está un rector, capitán, artista, gerente y líder que alza su voz, para que navegando todos juntos hacia un mismo lugar lleguemos al destino deseado: una sociedad mejor para todos, transformada desde lo humano, la equidad, el sentir por el otro, la empatía y la compasión, una sociedad donde todos cabemos. De manera que cuando miremos hacia atrás, al trayecto recorrido, podamos decir que ha valido la pena, que juntos lo hemos logrado, que hemos entregado un mundo mejor que el que recibimos.

Al autor un profundo agradecimiento por entregarnos tanto, por mostrarnos que la vida es navegar y que tiene un destino, que no navegamos a la deriva y que nos espera ese puerto que nos hará mejores como personas y como sociedad. Como lo dijo el papa Francisco recientemente: “Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos llamados a confortarnos mutuamente. En esta barca, estamos todos”1.

CARLOS RAÚL YEPES JIMÉNEZ

1Prensa Celam, “Bendición Urbi et Orbi: frases para pensar”, 29 de marzo de

2020.


He atravesado el mar

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