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2. PROFUNDIZANDO LA COMPRENSIÓN: SUPRAPARADIGMA INTEGRATIVO CUANDO EL CONOCIMIENTO VA PRIMERO 2.1. PERFILANDO LAS RESPUESTAS: CAMINOS DE INTEGRACIÓN
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Esta tendencia, que ha sufrido una enorme aceleración a través del tiempo, se está acercando ahora a la categoría de "tren de la orquesta", al que los nuevos terapeutas están ávidos por subirse. Cada vez más, la integración en psicoterapia se convierte en un fenómeno propio de la corriente principal, en lugar de quedar relegada a un modo de pensar que ocupa solo la periferia (Paul Wachtel, 2004, p. 9).
"LA INTEGRACIÓN EN PSICOTERAPIA" Manual Práctico
Héctor Fernández-Álvarez y Roberto Opazo Castro (Eds.).
El complejo y complicado panorama que presenta la psicoterapia contemporánea, ha generado diversos tipos de reacciones y de respuestas. Como lo hemos señalado, muchos han buscado "soluciones" por el camino del eclecticismo. Otros muchos, también, han venido buscando las respuestas por los caminos de la integración.
El eclecticismo – con todos los problemas que conlleva – constituye una respuesta comprensible al panorama que presenta la psicoterapia. Como es ampliamente sabido, el eclecticismo involucra libertad para elegir, para que cada terapeuta elija "lo mejor" frente a cada paciente sin adscribir a teoría alguna. Podríamos precisar que el eclecticismo, adquirió su "adultez" tras la publicación del libro Psicoterapia: Un Enfoque Ecléctico (Garfield, 1980).
En perspectiva, se podría decir que el eclecticismo constituye una etapa previa a la integración; tal vez necesaria para muchos. "Dada la creciente evidencia de que se presentan algunos efectos técnicos específicos, así como amplios efectos comunes a través de los tratamientos, la vasta mayoría de los terapeutas ha asumido la orientación ecléctica. Esto parece reflejar una saludable respuesta a la evidencia empírica, y un rechazo hacia las tendencias previas de lealtades rígidas a escuelas de tratamiento." (Lambert y Ogles, 2004, p. 139).
Pero muchos no tienen muy claro las diferencias entre eclecticismo e integración. Incluso muchos eclécticos desean ser integrativos, y no saben cómo. Y, hay muchísimos "integrativos" que, sin incluso desearlo, son eclécticos.
El "de todo hay en la viña del Señor", puede ser aplicada de mil maneras. Sin embargo, en pocos ámbitos calzará mejor que en el de la psicoterapia.
Perfilar lo que sería la "respuesta integrativa" al problemático panorama que presenta la psicoterapia requiere primeramente de precisar el concepto de integración; para luego incursionar en el cómo han evolucionado los caminos de la integración. Es la temática que abordaremos en el presente capítulo.
De este modo, conceptualizar la integración constituye una especie de prerrequisito, para poder reseñar cómo ha venido evolucionando el movimiento hacia la integración en la psicoterapia.
Si bien la palabra integración tiene una cuota de significado común, el concepto presenta algunas diferencias de matices y de lecturas. Para Lersch (1962), la palabra integración se conecta con el concepto de totalidad, en la cual las partes se van transformando en miembros. En un sentido genérico, la integración involucraría la mutua compenetración y la cooperación de las respectivas funciones en pro de una adecuada subsistencia y de una adecuada evolución de la totalidad, de la cual esas funciones forman parte (Jaensch, 1929).
Para muchos, entonces, la evolución hacia una mayor integración constituiría un progreso: "La integración es un fenómeno necesario, en el camino del desarrollo de las personas" (Remplein, 1968, p. 7).
La integración puede ser conceptualizada de otras múltiples maneras. Es así como para algunos, integrar implica encontrar respuestas articuladas a conjuntos que son diversos y complejos (Fernández-Álvarez, 1996). Para otros, integrar involucra la coordinación de las actividades de las diferentes partes, para alcanzar un funcionamiento armonioso (Millon y Davis, 1999).
Y las conceptualizaciones continúan. La integración implica el "amarrar", en conjunto, diferentes cabos generando una totalidad nueva y coherente (Holmes y Bateman, 2002). Lo integrativo concierne a una totalidad dinámicamente y articulada de partes, cuyo resultado final es diferente y más completo, complejo, y útil, que sus elementos aislados (Balarezo, 2004). La integración involucra "un proceso de desarrollo en el cual impulsos separados, experiencias, habilidades, valores y características de personalidad, son gradualmente conectados en una totalidad organizada" (apa, Dictionary of Psychology, 2007, p. 488).
Cada una de las conceptualizaciones anteriores aporta lo suyo.
Por mi parte, conceptualizo la integración en los términos siguientes: Integrar, es construir una totalidad coherente, a través de la conexión de partes válidas diferentes. Un aspecto central aquí, está representado por el término "válidas"; desde nuestra óptica, en el ámbito de la psicoterapia, no tendría valor aportativo alguno la conexión de partes "no válidas". Desde nuestra óptica, por lo tanto, integración se relaciona con excelencia y con progreso.
En el contexto de lo señalado, integrar no es sumar, no es juntar, no es combinar, no es meramente unir; menos aun es amontonar. Integrar involucra ampliar la mirada… pero también algo más.
Como lo ha señalado Verónica Bagladi, ampliar la mirada no es sinónimo de integración; es una condición necesaria pero no suficiente. Desde nuestro punto de vista, integrar comprende la génesis de una conexión de las partes… en una totalidad enriquecedora. Implica una "apertura ecléctica", en el sentido de favorecer el escuchar, el explorar alternativas, el mirar en diferentes direcciones, el identificar, el recoger hipótesis, el alejarse de dogmas. Pero exige un paso adicional al eclecticismo: exige evaluar, validar, seleccionar, decantar... y formar una totalidad coherente a partir de las partes validas rescatadas.
En un sentido riguroso – y a diferencia del eclecticismo – la integración exige una teoría integrativa que conecte las partes. En las propias palabras de Millon y Davis (1999): "A diferencia del eclecticismo, la integración insiste en la primacía de una gestalt que da coherencia, proporciona un esquema interactivo, y crea un orden orgánico entre las diferentes unidades o elementos" (p. 188).
Lo anterior se aviene con el planteamiento de Norcross cuando señala: "La integración teórica involucra un compromiso con una creación teórica o conceptual, que va más allá de una mezcla que sintetice los mejores elementos de dos o más aproximaciones a la terapia. La integración aspira a más que una simple combinación; procura una teoría emergente que sea más que la suma de sus partes, y que conduzca a nuevas direcciones para la práctica y la investigación" (2005, p. 9).
Según Norcross (2005), el eclecticismo involucra un énfasis en lo técnico, aceptar las divergencias, escoger entre lo ya existente, aplicar lo ya existente, un aplicar las partes, una suma de partes y un énfasis en lo empírico en desmedro de lo teórico. Desde la óptica de Norcross, la integración involucra un énfasis en lo teórico; una búsqueda de convergencia, un ir combinando lo ya existente, un ir creando algo nuevo, un ir unificando las partes, y un ir creando un todo que sea más que la mera suma de las partes.
En una dirección similar se ubican los planteamientos de Moursund y Erskine (2004), quienes sostienen: "Seleccionar lo mejor entre las psicoterapias que se han mostrado efectivas […] es una muy buena idea; pero esos ‘mejores’ deberían ser integrados en una comprensión teórica consistente, acerca de la naturaleza del cambio terapéutico, y acerca de cómo tal cambio puede ser facilitado" (p. 8).
De este modo, una idea central en el movimiento integrativo es el ir evolucionando hacia una macro-teoría integrativa compartida, sobre la base que lo empírico vaya fundamentando la teoría, y que la teoría vaya siendo capaz de ir enriqueciendo la investigación empírica, la comprensión conceptual, y el trabajo psicoterapéutico.
Como vemos, los caminos de integración se pueden proponer en diferentes niveles; y cada opción, su vez, puede involucrar un grado diverso de integración.
Desde una perspectiva dialéctica – Hegel (1770-1831) – , se podría asumir que los enfoques psicoterapéuticos "tradicionales" aportan las tesis. En nuestra evolución histórica, estas tesis generan reacciones o antítesis, representadas por las aproximaciones eclécticas. La síntesis – que para Hegel significa alcanzar un punto más alto, más "rico" – estaría representada por el movimiento hacia la integración. El Recuadro 2 expresa, gráficamente, esta "dialéctica evolutiva".
RECUADRO 2: DIALÉCTICA HISTÓRICA DE LA PSICOTERAPIA
Hipotéticamente, la psicoterapia integrativa se "nutriría" de lo "mejor" de tesis y antítesis, en procura de generar una buena síntesis. De los enfoques "tradicionales", por ejemplo, rescataría la importancia de la teoría y la tendencia a la sistematización. De la aproximación ecléctica, en cambio, rescataría la apertura, la actitud poco dogmática, y la capacidad de diálogo con los diferentes autores y enfoques. A su vez, la psicoterapia integrativa aportaría algo nuevo, vale decir aspectos creativos que le son propios. Por ejemplo, la búsqueda de ir gestando una "macro-teoría", no reduccionista, capaz de albergar coherentemente y en plenitud todos los datos válidos existentes.