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Opciones de integración: un territorio complicado
ОглавлениеTeniendo como referente el marco conceptual antes señalado, me aventuraré en el desarrollo de una breve reseña acerca de cómo ha venido evolucionando el movimiento hacia la integración.
Al hacer esta "reseña" no nos resulta posible, aquí, el ser exhaustivos. Tampoco puedo pretender ser plenamente "objetivo". Ser "objetivo" – en las narrativas históricas – no es tarea fácil. Esto lo sintetiza muy bien un viejo proverbio africano: "Hasta que los leones no tengan sus propios historiadores, todas las historias de cacerías glorificarán al cazador".
Por lo pronto, el proceso mismo de una psicoterapia individual se relaciona directamente con un procurar integración Es así como, en un sentido genérico, "la empresa de la psicoterapia es inherentemente integrativa; en la medida que procura ayudar al cliente a recuperar y a entretejer – en un todo – aspectos diferentes del self. Los cuales, debido a dificultades en el desarrollo y/o estrategias defensivas, están ‘des-integrados’ al comienzo de la terapia" (Holmes y Bateman 2002, p. 9). Por supuesto, la teoría deberá estar a la altura de estos propósitos; generando los espacios para comprender y las fuerzas de cambio para movilizar al paciente, en procura del logro de sus objetivos terapéuticos, los cuales en un sentido de fondo serán "pro-integración".
Ahora bien, ¿qué ha pasado con la evolución de los enfoques integrativos?
En la "evolución" de la psicoterapia integrativa, es posible enfatizar hitos, precisar circunstancias favorecedoras, distinguir etapas, y reconocer aportes relevantes. Es así como, en una secuencia cronológica, iré precisando, enfatizando, y comentando, aquellos hitos que me parecen más relevantes.
Sería absurdo considerar a Freud como un exponente del movimiento hacia la integración en psicoterapia. Sin embargo, resulta sugerente que, ya en 1919, en "Líneas de Avance en Terapia Psicoanalítica", recomendara la complementación de técnicas conductuales y analíticas para los pacientes agorafóbicos. Freud sugirió que el analista debía inducir a estos pacientes a "salir solos", y que solo una vez cumplidas estas tareas conductuales, podrían venir a la mente del paciente aquellas asociaciones y recuerdos que posibilitarían el resolver la fobia. En otras palabras, solo después de una "exposición in vivo" se podrían abordar los "conflictos subyacentes" causantes del síntoma.
Los primeros intentos – más propiamente integrativos – surgieron en los años treinta. Se trató de intentos incipientes, cuyo valor fundamental fue su carácter de pionero. Es así como, tempranamente, French (1933) publicó Interrelaciones entre el psicoanálisis y el trabajo experimental de Pavlov. Y, en 1936, Rosenzweig describía algunos factores comunes entre las psicoterapias. Posteriormente Dollard y Miller (1950), propusieron opciones integrativas en su publicación Personalidad y Psicoterapia; en particular, intentando traducir los conceptos psicoanalíticos al lenguaje de las teorías del aprendizaje.
Lazarus (1967) aportó su eclecticismo técnico, el cual fue contextualizado en el marco de su enfoque multimodal. Lazarus argumentó que combinar diferentes teorías, en la esperanza de crear métodos más potentes, solo contribuiría a adornar una mezcolanza de nociones diversas e incompatibles. En tanto que el eclecticismo técnico (no teórico), permitiría seleccionar y aplicar un amplio rango de estrategias potentes. El eclecticismo técnico sostiene que la integración entre diversos enfoques de tratamiento debería tener lugar al nivel de los procedimientos específicos, más que al nivel de las teorías. A la hora de las consistencias tendríamos que señalar que, en el marco del concepto de integración que hemos explicitado, la aproximación de Lazarus no sería integrativa; constituye una aproximación ecléctica, por muy sistemático que sea el proceso de selección de las técnicas. Un enfoque integrativo exige la presencia, y la aplicación, de una teoría integrativa.
En 1986, Beutler propone la psicoterapia ecléctica sistemática, la cual procura ir ordenando la aproximación meramente ecléctica. Esta aproximación ha sido "agiornada" recientemente por Beutler y Clarkin (2013); los autores establecen tres supuestos ordenadores de su quehacer ecléctico: 1. La creencia que la prescripción de un tratamiento efectivo debe incorporar a los factores comunes. 2. La afirmación que el enfoque debe involucrar un respeto a la diversidad de teorías y valores que caracterizan a los clínicos. 3. La fe en que hay beneficios que se derivan del ir configurando tratamientos específicos a las específicas necesidades de los pacientes. Desde nuestra óptica este enfoque, aunque establece pasos y límites, adolece de virtudes y defectos similares a los del eclecticismo técnico; y no constituye una propuesta realmente integrativa. Por lo pronto, carece de una teoría integrativa. Adicionalmente, nos parece que el respetar personas no debe confundirse con el respetar errores; sobre todo, cuando estos errores quedan muy de manifiesto a la luz de la investigación Es así como el respetar teorías "reduccionistas" pasa a sonar mal… a la hora de respetar los conocimientos válidos.
En la década de los setenta, Jerome Frankl explicitó los posibles aspectos comunes a los diferentes enfoques terapéuticos, en su libro Persuation and Healing (1973). Los aportes de Frankl tienen relevancia, por la precisión en la descripción de los factores comunes; y por las repercusiones posteriores de estas descripciones, en otros autores. El enfoque de los factores comunes, una vez más, no aporta ninguna teoría integrativa. Se limita a rescatar lo que es común a los enfoques; lo cual, en último término, involucra un conformismo en relación a los resultados "promedio". Se trata de nivelar hacia el "medio", lo cual tiene un fuerte sabor a… "medio-cridad".
En 1977, Paul Wachtel se preguntaba: ¿Qué pasaría si le agregamos insight a la acción y acción al insight? Esto involucra una complementación inter-enfoques; en este caso, entre el enfoque psicodinámico y el conductual. Este camino de complementación fue avalado por Goldfried cuando señalaba: "Deberíamos abrirnos a la posibilidad de que nuestras áreas de debilidad pudieran ser complementadas por un área de fortaleza proveniente de otra orientación" (1982, p. 587). Este camino de integración, que calza bien con lo lógico y con el sentido común, tiene también un marcado sabor ecléctico. Se toma lo "mejor" de diferentes enfoques… y no se enfatiza la teoría.
Es necesario destacar que integración en psicoterapia es muy distinto de integración de las psicoterapias. Pretender integrar en un todo – 300 o 400 enfoques – respetando la identidad de cada uno, constituiría un absurdo lógico, una laxitud psicoterapéutica… y una imposibilidad práctica. Un absurdo lógico, puesto que muchos enfoques difieren entre sí de maneras incompatibles. Una laxitud psicoterapéutica, porque se estarían integrando los múltiples errores de cada enfoque. Una imposibilidad práctica, porque la extensión de cada enfoque es tal, que resulta imposible abordar la "integración" de todos. De este modo, el pretender integrar "todos" los autores y/o "todos" los enfoques de psicoterapia, constituye un camino inconducente.
Es importante señalar también que, una eventual integración de "algunos" enfoques o de "partes de enfoques", desvirtúa cada enfoque original, para adecuarlo a la nueva teoría emergente. En ese contexto, pocos "militantes" de los enfoques originales quedarían conformes… lo cual no importaría, si se enriquecieran el conocimiento y la práctica clínica.
Pero no queda claro con qué criterio seleccionaríamos dos o tres enfoques, a fin de intentar integrar "esos" dos o tres. ¿Por qué estos tres enfoques y no otros… cuando todos se han mostrado casi igualmente "eficientes/ineficientes"? Adicionalmente, al integrar un enfoque, se estarían integrando los aciertos y los errores de ese enfoque. Y, desafortunadamente, los errores de cada enfoque suelen ser… muchos.
Finalmente, al integrar "de a dos" los 300 enfoques, por posibles combinaciones, podrían surgir miles de enfoques "integrativos". En un proceso de "integrar" este con este, o bien este con este otro, o quizás este con ese otro, podríamos ir armando, literalmente, miles de enfoques "integrativos" posibles.
De este modo, si combináramos "de a dos" los 300 enfoques – al más puro estilo del enfoque "cognitivo-conductual" – las combinaciones posibles nos conducen a la cifra de 44.850 nuevos enfoques "integrativos" posibles.
Y si combináramos "de a tres" los 300 enfoques – al estilo del enfoque "cognitivo-procesal-sistémico" – llegaríamos a 4.455.100 nuevos enfoques "integrativos" posibles. Y, por la vía de combinaciones "de a cuatro" – al estilo de la "psico-neuro-inmuno-endocrinología" – los enfoques "integrativos" posibles llegarían a… 330.791.175 nuevos enfoques "integrativos" posibles.
Lo anterior suena a exagerado, y también a irónico. No lo es… y sí lo es.
No es exagerado. En los hechos los "Congresos Integrativos" y las "Revistas Integrativas" están plenos de trabajos que "integran" esto, con esto, o esto otro con esto otro, o… "cualquier cosa" con "cualquier cosa". Y a nadie parece importarle mucho.
Como muestra, un botón. En el Congreso Anual de la "Society for the Exploration of Psychotherapy Integration", realizado en Dublin, Irlanda (2016), uno de los trabajos se titulaba: "Integrando Principios Cognitivo-Conductuales, Multiculturales, Sistemas de Familia, y Principios Focalizados en la Emoción, en la Supervisión en Terapia de Parejas". Y no se trata, en modo alguno, de un caso excepcional; la tendencia va en esa dirección.
Si es exagerado. Aun cuando las cifras que mostrábamos son matemáticamente correctas, en los hechos son claramente exageradas. Resulta más que probable que no existan 300 enfoques de psicoterapia… que ameriten el nombre de enfoques. Adicionalmente, muchísimos de ellos no se perfilan con suficiente claridad, como para saber qué estaríamos integrando. Esto, sin hablar del tema de los aportes válidos. Así, las cifras "millonarias" antes explicitadas, constituyen tan solo una ironía… pero el problema de fondo se presenta con mucha fuerza.
Es así que no se vislumbra cómo, este estilo de aproximación "integrativa" – vía integración de enfoques – podría contribuir a aportar síntesis, unificación, orden, comprensión y potencia a la psicoterapia.
Hacia 1980, Albert Bandura propone su Modelo del Determinismo Recíproco, el cual involucra una integración de las variables ambientales, cognitivas y conductuales. No integra enfoques sino variables; y su aporte, aunque más bien incompleto, es bastante integrativo.
En 1983, Roberto Opazo propone su Modelo Integrativo Supraparadigmático, en el marco del Congreso Anual de la a.a.b.t. en Washington d.c. Puesto que todos tienden a coincidir en que la existencia de una teoría integrativa es lo que diferencia a los eclécticos de los integrativos, el aporte de Opazo consiste precisamente en proponer lo que él denomina una teoría "realmente integrativa". El tema me involucra directamente, y lo iremos retomando a través de todo el presente libro.
En un sentido genérico, el logro de una integración – en niveles teóricos – pareciera ser lo más importante; esto, a juicio de muchos autores. Desafortunadamente, lo más difícil de todo pareciera ser precisamente la búsqueda de la integración en un nivel teórico. "La integración teórica es la forma más compleja, sofisticada y difícil de integración. Las psicoterapias que están teóricamente integradas, se basan en un proceso de sintetizar aspectos; desde variadas teorías de la personalidad, combinando modelos de psicopatología, e integrando diversos mecanismos de cambio psicológico… desde dos o más sistemas tradicionales. Estas novedosas teorías integrativas, pueden indicar la mutua influencia de variables ambientales, motivacionales, cognitivas, y afectivas" (Messer y Gurman, 2011, p. 431; las cursivas son nuestras). En un sentido de fondo, esto involucra el ir integrando teorías provenientes de dos o tres enfoques lo cual, como lo hemos explicado, resulta tanto arbitrario como incongruente.
Hacia mediados de la década de los ochenta, se formó la Society for the Exploration of Psychotherapy Integration (s.e.p.i.), la cual celebró su primera reunión anual en Annapolis, eua. Recogiendo sus postulados esenciales, puede decirse que s.e.p.i. es una organización interdisciplinaria de profesionales, interesada en enfoques de la psicoterapia que no estén limitados a una orientación; los objetivos primarios de s.e.p.i. son alentar la comunicación, y servir como grupo de referencia, para individuos interesados en explorar la interfase entre diferentes enfoques de la psicoterapia. Destacados terapeutas como Paul Wachtel, John Norcross, Barry Wolfe, Marvin Goldfried, Carol Glass, George Stricker, Louis Castonguay, Diane Arnkoff, etc., han desplegado esfuerzos por años en el ámbito de s.e.p.i.
En 1992, Prochaska, DiClemente y Norcross proponen un modelo comprensivo del cambio terapéutico, a través de su Enfoque Transteórico. Esta aproximación centra su mirada en los tratamientos mismos; y luego, a su interior, coordina los diversos procesos, etapas, y niveles de cambio. Los autores procuran alcanzar las metas de la integración a través de cuatro dimensiones centrales: procesos de cambio, etapas del cambio, pros y contras del cambio y niveles de cambio. Aunque el término "transteórico" a muchos les suena a "supra-teoría", la propuesta tiene un nivel menos abarcativo; se ubica más cerca de "lo práctico", en una búsqueda de identificar y combinar procesos, etapas de cambio, etc., que trasciendan a las teorías y que pasen a ser comunes a todos los enfoques. De este modo, el enfoque transteórico, más que una teoría, constituye un aporte práctico… para potenciar los logros clínicos de los distintos enfoques.
Hacia 1990, Anthony Ryle perfila su Terapia Cognitiva Analítica (c.a.t.). La Terapia Cognitiva Analítica surge – inicialmente – de la búsqueda de una integración teórica y práctica de ideas psicoanalíticas, cognitivo-conductuales y constructivistas. "El nombre ‘Terapia Cognitiva Analítica’ reflejó las dos principales fuentes, pero, en realidad, a medida que la actividad clínica y la investigación continuaron, y a medida que fueron reclutados colegas desde diferentes persuasiones, la red se extendió más ampliamente y otras importantes influencias pasaron a jugar su parte" (Ryle, 2005, p. 197). Entre las influencias incorporadas Ryle señala a Frankl, con sus factores comunes; a Vygotsky, con sus aportes a pensamiento y lenguaje; a Winnicot, con su teoría de las relaciones objetales; a Kelly, con su teoría de los constructos personales; a Beck, con su terapia cognitiva, etc. En un sentido de fondo, Ryle se va "abriendo" a la incorporación de múltiples aspectos teóricos y técnicos, aunque algunos criterios – para la incorporación de teorías – son más bien fortuitos; por ejemplo, la orientación teórica de los nuevos "reclutados" para el enfoque. Aunque Ryle no logra crear una macro-teoría a partir de estas múltiples influencias, la búsqueda de integración – más que su logro efectivo – está presente en todo su trabajo teórico y clínico.
También Millon (1990; 2000), ha propuesto ir gestando la integración en torno a lo que él denomina un Modelo Evolutivo. El Modelo de Millon se aplica preferentemente a la personalidad, entendida ésta como "Una totalidad intrínseca de dominios interactuantes (Millon y Davis 2000, p. 57). Según Millon, una teoría de la personalidad debe ser construida para ser tan integrativa como el constructo mismo de personalidad. En el Modelo de Millon, los dominios interactivos son el biológico, el cognitivo, el psicodinámico y el interpersonal. Puesto que es el organismo total el que enfrenta las tareas evolutivas de sobrevivir, adaptarse y reproducirse, Millon ubica a la evolución como el fundamento de una ciencia integrada de la persona. A su vez, cada tarea evolutiva, involucra diferentes polaridades: la supervivencia, la polaridad placer-dolor; la adaptación, la polaridad actividad-pasividad; la reproducción, la polaridad sí mismo-otros. La salud psicológica dependerá del calce entre la completa configuración de las características y potencialidades de la persona, y los ambientes en los cuales la persona funciona. El Modelo de Millon representa un muy serio esfuerzo en el desarrollo de una teoría integrativa. Sin embargo, más que una teoría integrativa de la dinámica psicológica, se trata de un modelo para comprender la personalidad y sus desajustes.
En 1993 Cloninger presenta su Modelo Psicobiológico del temperamento y el carácter. Para Cloninger, la personalidad es un complejo sistema jerárquico, que puede ser naturalmente descompuesto en distintas dimensiones psicobiológicas del temperamento y del carácter. Sobre la base de estudios de Gray, Zuckerman, Eysenck, etc., establece cuatro dimensiones del temperamento: evitación del daño, búsqueda de novedad, dependencia de la recompensa, y persistencia. Sobre la base de aportes de Frankl, Rogers, Bandura, Baruk, etc., establece tres dimensiones del carácter: autodirección, cooperación y autotrascendencia. El Modelo de Cloninger es integrativo de lo biológico y de lo psicológico; y se nutre del aporte de autores de diferentes enfoques. Adicionalmente, se ha mostrado aportativo en términos clínicos. Su aplicación más directa – al igual que los planteamientos de Millon – se restringe al área de la personalidad.
La integración asimilativa involucra adscribir a una de las teorías existentes… sea ésta cognitiva, psicodinámica, etc., para luego, tomando como eje esa teoría elegida, pasar a abrirse al uso de estrategias y técnicas provenientes de otras latitudes. Un buen ejemplo de esto sería la terapia cognitivo-conductual (Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979). Tomando como eje. A partir de la teoría cognitiva, este enfoque se "abre" a la utilización de diversas técnicas conductuales,… destinadas en última instancia a modificar las cogniciones desadaptativas del paciente.
En 2001, Gold y Stricker proponen la integración asimilativa psicodinámica, en la cual la teoría psicodinámica se mantiene… pero "se abre" al uso de técnicas provenientes de otras persuasiones. Algo similar proponen Castonguay et al. (2005), a través de la integración asimilativa cognitivo-conductual. En realidad, cualquier integración asimilativa involucra asumir como válida… una de las teorías existentes; y luego, asumiendo esa teoría como marco orientador, se van incorporando estrategias y técnicas provenientes de otras latitudes.
A su vez Wachtel et al. (2005) han propuesto las bases para una "terapia relacional integrativa", que procura sintetizar facetas clave de las teorías psicodinámica, conductual y familiar-sistémica. "En contraste con un enfoque ecléctico técnico, en el cual las técnicas son seleccionadas probabilísticamente, sobre la base de que han funcionado con pacientes que tenían características similares, las psicodinámicas cíclicas buscan desarrollar una estructura teórica coherente, capaz de guiar la toma de decisiones clínicas" (Wachtel et al., 2005, p. 172). Los autores se apoyan preferentemente en aportes de la teoría psicodinámica… aunque procuran generar una nueva teoría – más integrativa – incorporando algunos elementos esenciales del enfoque conductual y del familiar-sistémico. Los propios autores señalan que las psicodinámicas cíclicas pueden ser consideradas como un tipo de integración asimilativa.
Desde nuestra óptica, sin embargo, la integración vía integración asimilativa resulta arbitraria y reduccionista. Involucra seleccionar una teoría – entre muchas teorías reduccionistas que han funcionado poco – para luego mezclarla con técnicas que aportarían potencia al cambio en psicoterapia. Desde mi perspectiva de análisis, esto constituye una especie de último esfuerzo de los enfoques para sobrevivir… sin perder su teoría.
En años recientes, se ha venido perfilando un enfoque denominado Psicoterapia Basada en Evidencias (EBT). El enfoque debe ser diferenciado de los "tratamientos apoyados empíricamente", los cuales constituyen solo una parte de la psicoterapia basada en evidencias. El enfoque fue definido tempranamente como "el uso consciente, explícito y criterioso, de la mejor evidencia existente […] para tomar decisiones acerca del cuidado de los pacientes individuales" (Sackett et al., 1996, p. 71). Lo que se pretende aquí, es incorporar toda la evidencia científica y la información clínica útil, para guiar y enriquecer los procesos psicoterapéuticos, las intervenciones, las relaciones terapéuticas, y los resultados. En tiempos más recientes, se ha venido incluyendo también la experticia clínica del terapeuta, los valores del paciente, su cultura, y sus preferencias y la mejor investigación disponible. "La psicoterapia basada en evidencias involucra un proceso de evaluación clínica coherente, una formulación de caso, una identificación de objetivos, una planificación del tratamiento, una construcción de alianzas, intervenciones basadas en la investigación, un monitorear los progresos, un ajustarse a las necesidades, y un término del proceso… todo ello, en un contexto de colaboración con el cliente" (Goodheart, Kazdin, & Sternberg, 2006, p. 3). Se trata de un lugar de encuentro entre investigación y práctica clínica. El enfoque, sin embargo, carece de una teoría integrativa que lo aparte más decididamente de su perfil ecléctico.
En los últimos años, en América Latina, algunos han comenzado a hablar de psicoterapia integrativa ligada a las respectivas nacionalidades. Por ejemplo, psicoterapia integrativa ecuatoriana, psicoterapia integrativa uruguaya, etc. Es así como, por ejemplo, Lucio Balarezzo (2016) ha fundamentado esta opción, aproximadamente en los siguientes términos: "El paciente ecuatoriano es muy especial. Tiende al locus de control externo, tiende a ser pasivo en terapia, tiende a tener su propia idiosincrasia. Por lo tanto, no funciona bien con las psicoterapias generadas en otros países y en otras culturas y se hace necesario generar una psicoterapia integrativa ecuatoriana".
Lo anterior es muy atendible, y es vital el ir adaptando la psicoterapia integrativa al contexto socio-cultural de cada país; una "buena" psicoterapia integrativa estaría obligada a hacerlo. Pero, esto, no puede servir de pretexto para que cada país genere su propia psicoterapia. Con más de 200 países reconocidos por las Naciones Unidas", tendríamos que ir sumando 200 psicoterapias integrativas más – a los ya existentes 300 enfoques de psicoterapia. Esto, asumiendo que los otros enfoques no decidan imitarnos… generando el psicoanálisis panameño, el enfoque familiar sistémico tailandés, o el enfoque humanista japonés. Esto, y apagar el incendio con bencina… suenan demasiado parecidos.
Y, más allá de las aproximaciones integrativas recién bosquejadas, también han venido aportando lo suyo las personas; es decir, los psicólogos y los psiquiatras integrativos. De lo que se trata aquí, es de reconocer otros aportes provenientes de autores integrativos de relevancia. En particular, estamos enfatizando aquí el aporte de algunos autores latinoamericanos.
En 2002 Héctor Fernández-Álvarez recibe – en Viena – el Premio Sigmund Freud; fue el primer latinoamericano en recibir esta relevante distinción. Héctor se ha destacado – a nivel latinoamericano y mundial – por sus aportes profesionales y gremiales al movimiento de integración.
En 2003 Humberto Guajardo y Diana Kushner, reciben el Premio Reina Sofía, de España, otorgado por sus relevantes aportes – en el marco de la psicoterapia integrativa – al tratamiento de los trastornos adictivos.
En 2004 Roberto Opazo recibe, desde Viena, la noticia que le fue otorgado el Premio Sigmund Freud por sus relevantes aportes al desarrollo de la psicoterapia. En estos aportes, el Supraparadigma Integrativo ocupa un lugar preferencial.
Entre las publicaciones, algunos aportes son destacables también. En el ámbito de las publicaciones integrativas relevantes, el Journal of Psychotherapy Integration se editó por primera vez en 1991. En 1992, Norcross y Goldfried publican el Handbook of Psychotherapy Integration. En 1992 Fernández-Álvarez publica el libro Fundamentos de un Modelo Integrativo en Psicoterapia. En 1992 Opazo edita el libro Integración en Psicoterapia y, en 1993, Stricker y Gold publican el Comprehensive Handbook of Psychotherapy Integration.
En 1997 Roberto Opazo publica el artículo "In The Hurricane’s Eye: A Supraparadigmatic Integrative Model", en el Journal of Psychotherapy Integration de s.e.p.i. Y, en 2001, Opazo publica su libro Psicoterapia Integrativa: Delimitación Clínica.
En 2002, Holmes y Bateman publican Integration in Psychotherapy: Models and Methods. En 2004 Moursund y Erskine publican Integrative Psychotherapy. En 2004 Héctor Fernández-Álvarez y Roberto Opazo Castro publican en Paidós, Barcelona, La Integración en Psicoterapia: Manual Práctico. En 2005 Norcross y Goldfried publican la segunda edición de su Handbook of Psychotherapy Integration.
A nivel del movimiento integrativo en América Latina, Héctor Fernández-Álvarez, de la República Argentina, puede ser señalado como uno de los pioneros del movimiento de integración. Más allá de sus múltiples presentaciones y publicaciones ha liderado, en el continente, un sinnúmero de iniciativas fortalecedoras del movimiento integrativo. En 1994 y con el respaldo del Centro de Estudios Humanos (aiglé), Héctor fue Program Chair y organizó en Buenos Aires el X Congreso de la Society for the Exploration of Psychotherapy Integration (s.e.p.i.).
Un acápite especial merecen, también, los psicólogos Verónica Bagladi (Chile) y el antes mencionado Lucio Balarezo (Ecuador).
Verónica, junto a sus múltiples aportes a la integración – publicaciones nacionales e internacionales, docencia y supervisión en psicoterapia integrativa, investigación y dirección de innumerables tesis en temáticas integrativas, etc. – , ha desarrollado docencia en "Psicoterapia Integrativa", en la Escuela de Psicología de la Universidad Católica de Chile. Ha dirigido durante 20 años los Consultorios del Instituto Chileno de Psicoterapia Integrativa. También ha coordinado el "Programa de Magíster en Psicoterapia Integrativa", realizado a partir de 2003 por el Instituto Chileno de Psicoterapia Integrativa en conjunto con la Universidad Adolfo Ibáñez. Verónica ha creado también, la revista online acpi, de la cual es editora; la sigla acpi hace alusión a "Actualizaciones en la Psicoterapia Integrativa (EIS)".
Por su parte Lucio Balarezo ha contribuido sustancialmente a generar en Cuenca, Ecuador, un "Programa de Magíster en Psicoterapia Integrativa" (2005), con el respaldo institucional de la Universidad de Azuay. Lucio ha liderado, también, la organización del Primer Congreso Latinoamericano de Psicoterapia Integrativa, realizado en Quito, Ecuador (2006). Y ha participado muy activamente en la creación de la Asociación Latinoamericana de Psicoterapia Integrativa (alapsi). A través de los últimos años, Lucio ha liderado en Ecuador un fuerte movimiento psicoterapéutico centrado en la integración en torno a la personalidad. En 2014, Lucio lideró la organización del Cuarto Congreso Latinoamericano de Psicoterapia Integrativa realizado por alapsi.
También en el ámbito latinoamericano, diversos psicólogos y psiquiatras han venido contribuyendo sustancialmente al desarrollo del movimiento integrativo. Es el caso de la psicóloga Alejandra Pérez y Beatriz Gómez, del psiquiatra Herbert Chappa y de la psicóloga Claribel Morales de Barbenza; todos argentinos. Recientemente Beatriz Gómez ha sido elegida como presidente de la Society for the Exploration of Psychotherapy Integration (s.e.p.i.); se trata de un cargo que es ejercido, por primera vez, por alguien proveniente de América Latina.
También ameritan reconocimiento el psicólogo Bernard Rangé, de Brasil, la psicóloga Sylvia Mancheno, del Ecuador, y la psicóloga Margarita Dubourdieu, de Uruguay.
En Chile, de particular relevancia para la integración en psicoterapia han sido los aportes de los psicólogos Fernando Alliende, Texia Béjer, Eugenio Suárez y Ana María Marchetti; y de los psiquiatras Humberto Guajardo y Ximena Rojas. Más recientemente, ameritan reconocimiento publicaciones integrativas relevantes realizadas por Paulina Nitsche (Chile), Sonia Chalup (Bolivia), y Andrea Cardemil (Chile); todas, en el contexto de nuestra psicoterapia integrativa (EIS).
En 1991, el Centro Científico de Desarrollo Psicológico (cecidep) organizó en Santiago de Chile sus segundas Jornadas Clínicas bajo el título "Integración en Psicoterapia". En 2001 el Instituto Chileno de Psicoterapia Integrativa (icpsi) organizó el xvii Congreso de la Society for the Exploration of Psychotherapy Integration (s.e.p.i.); esta vez fue Roberto Opazo, director del Instituto, el Program Chair (presidente) de ese Congreso Internacional. En 2002, el Instituto Chileno de Psicoterapia Integrativa, con el respaldo institucional de la Universidad Adolfo Ibáñez, dio inicio al primer "Programa de Magíster en Psicoterapia Integrativa" dictado en América Latina. En 2003 el Instituto Chileno de Psicoterapia Integrativa y la Escuela de Psicología de la Universidad Adolfo Ibáñez, organizaron una Jornada Clínica Internacional bajo el título "Psicoterapia Integrativa: Desafío para el siglo xxi".
En 2008, en Lima, Perú, se creó la Asociación Latinoamericana de Psicoterapia Integrativa (ALAPSI). El común denominador de esta Asociación, ha sido la búsqueda y la apertura a encontrar las mejores respuestas, dondequiera éstas se encuentren. Otro punto de convergencia ha sido la necesidad de tener, como guía, una teoría integrativa; y la necesidad de enfatizar el rol de la investigación.