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Por los caminos que no hemos andado... Supraparadigma Integrativo: integrando el conocimiento válido
ОглавлениеEn líneas precedentes, bosquejábamos una especie de contradicción paradójica. Por una parte, todos están de acuerdo en que, el adscribir a una teoría integrativa, es lo que distingue a los integracionistas de los eclécticos. Y son muchos los que consideran, además, que el procurar integrar – en un nivel teórico – es lo más importante. Sin embargo, son también muchos los que consideran que lograr la integración en torno a una "gran teoría central integrativa" es imposible.
Peor aún; en la poco probable eventualidad que tal teoría integrativa central fuera posible… nadie sabría cómo generarla. ¡Excelente!... diría mi hijo Cristián. El dilema central, entonces, rezaría más o menos así: o se adscribe a teorías integrativas menores, parciales y reduccionistas, o se prescinde de integrar a un nivel teórico. Lo cual, dicho sea de paso, deja a la integración en un territorio demasiado parecido al eclecticismo.
Peor aún. Adscribir a una teoría reduccionista restringe y aprisiona; ante esto, el eclecticismo, y la "no teoría", constituyen una alternativa mejor.
En este contexto, ¿qué se puede hacer? ¿Es efectivo que la búsqueda de una "macro" teoría integrativa central, que constituya un eje efectivo de integración, sea una empresa imposible? ¿Es efectivo que, tal búsqueda, involucraría una ingenuidad, una señal de ignorancia, de simplismo, de ambiciones ilimitadas, una señal de "prepotencia intelectual" carente de autocrítica, una "falta de consciencia de realidad"?
Las interrogantes anteriores podrían invitarnos a abandonar nuestros esfuerzos integrativos. Principalmente, porque estos serían poco conducentes.
Con todo lo anterior, nos ocurren muchas cosas. Por lo pronto, nos incrementa la convicción de que nuestros objetivos son muy difíciles de alcanzar. Adicionalmente, contrastamos estas dificultades con la consciencia que una teoría integrativa "macro" constituye una verdadera "exigencia de los tiempos" (por supuesto, "los tiempos" podrían estarnos exigiendo algo imposible). Y estamos plenamente conscientes de que una "macro" teoría integrativa deficiente solo nos aportaría un "macro" desorden adicional, por muy "integrativa" que esta teoría pretendiera ser.
Si una teoría deficiente "micro", puede causar mucho daño; si una teoría integrativa deficiente "micro", puede causar mucho daño, una "macro-teoría integrativa" deficiente… causaría un daño consistentemente "macro".
En definitiva, todo esto nos moviliza a renovar nuestros esfuerzos puesto que, o proponemos algo que valga realmente la pena… o no proponemos nada. Este desafío involucra esfuerzos centrados en fortalecer nuestra valoración del conocimiento, fortalecer nuestra capacidad para observar en 360 grados, fortalecer nuestra capacidad para darnos cuenta, fortalecer nuestra capacidad de respetar para avanzar, fortalecer nuestra capacidad de autocrítica, fortalecer nuestro bagaje de información, fortalecer nuestra capacidad para releer lo existente, fortalecer nuestra capacidad para optar, cuando hay que optar, fortalecer nuestra capacidad para complementar, cuando hay que complementar. Y se trata de fortalecer, muy especialmente, nuestras capacidades para reconectar lo válido existente, para integrar lo válido rescatado, para integrar todo lo que amerita ser integrado, para enriquecer nuestro mecanismo de toma de decisiones, para "subirnos sobre los hombros" de tantos autores aportativos que nos han precedido. En suma, puesto que nada de esto ha sido frecuente en psicoterapia, nuestros desafíos de fondo nos llevan a renovar nuestros esfuerzos para "recorrer los caminos que no has andado".
De este modo, "los caminos que no has andado", incluyen un esfuerzo por sintetizar el conocimiento válido existente en psicoterapia, una relectura panorámica de la investigación existente… en busca del conocimiento válido dondequiera que se encuentre. Ello incluye un movimiento posterior, para integrar ese conocimiento válido encontrado, conectándolo en una totalidad coherente. Incluye la génesis de una "macro-teoría integrativa"… válida.
En el ámbito de la psicoterapia, esfuerzos grandes se han hecho muchos. Sin embargo, todo parece indicar que un esfuerzo de esta envergadura, transitando por los "caminos" que hemos venido enfatizando aquí… no se ha hecho nunca.
Por supuesto, la necesidad de una "macro-teoría" integrativa se viene planteando desde hace ya algún tiempo: "Lo que se necesita es un sistema comprensivo y abarcativo, que incluya una teoría y una filosofía integradoras y principios y técnicas relacionados con ellas" (Patterson, 1989, p. 433). "Los optimistas esperan que, en los próximos años, las ciencias de la mente van a unirse en torno a un paradigma nuevo" (Horgan, 1996, p. 111). Y, tal paradigma nuevo, debería ser capaz de integrar lo existente en una nueva totalidad: "A diferencia del eclecticismo, la integración insiste en la primacía de una Gestalt que da coherencia, proporciona un esquema interactivo, y crea un orden orgánico entre las diferentes unidades o elementos" (Millon y Davis, 1999, p. 188).
Desde mi propio punto de vista, comparto la necesidad de un paradigma nuevo, comparativamente más conducente… para quienes se dejen guiar por él. Sin embargo, no comparto la creencia que autores y enfoques se van a unir en torno a este nuevo paradigma.
Es que son demasiadas las opciones de discrepancia… y es muy potente nuestra tendencia a la discrepancia. Adicionalmente, es demasiado escasa nuestra vocación de síntesis. Y son demasiados los intereses personales en juego.
No parecen ser pocos los colegas dispuestos a guiarse por un "prefiero algo menos válido pero generado por mí, a algo más válido pero generado por otro…".
En estas páginas, y eso está por verse, podríamos eventualmente aportar una "macro-teoría integrativa" completa y válida. Sin embargo, en el difícil caso de que esto fuera así, lo probable es que no muchos lo acogerían bien, lo probable es que muchos lo acogerían mal, y lo seguro es que muchos no compartirían el valor del aporte… por "valioso" que este pudiera ser. ¡Excelente!... nos diría una vez más mi hijo Cristián.
Incluso entre los propios "integracionistas", el Comité de Bienvenida a un nuevo paradigma integrativo entrega señales poco alentadoras: "Deseo que finalmente alguien llegue con la respuesta de cómo integrar mejor las terapias; también temo que alguien haga el intento. Como una manera de resolver este conflicto interno he llegado a reconocer que, en esta etapa, es el proceso de exploración el que es más importante que cualquier otro intento, el cual puede ser una solución prematura" (Goldfried, 1991, p. 6). Si a un connotado explorador de la integración le ocurre esto, ¿qué se podría esperar de los demás?
Si lo que se va a proponer es defectuoso, las inquietudes de Marv se justifican. Sin embargo, por esta vía, se puede generar fácilmente una especie de profecía autocumplida: "puesto que es difícil que alguien plantee una teoría que valga la pena, asumo que nadie lo hará… y contribuyo a generar un prejuicio de que nadie lo hará". Se genera, por esta vía, una falta de espacio psíquico para acoger una teoría que pudiera ser realmente integrativa.
A su vez, Héctor Fernández-Álvarez ha manifestado una inquietud muy atendible: "Todo modelo integrativo necesita ser formulado como un sistema abierto, evitando el peligro de elaboraciones absolutas y totalizadoras como las formulaciones reduccionistas que intenta superar" (1992, p. 41).
Es así que "el remedio puede ser peor que la enfermedad", y resulta esencial el que una teoría integrativa esté abierta permanentemente a las nuevas evidencias, a la crítica "externa", y al autocuestionamiento. Y resulta obvio que, ninguna teoría, puede pretender establecer un punto final para la investigación… o para el conocimiento. Sin embargo, apertura y autocuestionamiento son una cosa, e "hiperapertura" e "hiperflexibilidad" son otra cosa. Desde nuestra óptica, una teoría integrativa válida, debería ser plenamente compatible con apertura; por ejemplo a la crítica y al cambio. Sin embargo, no tiene por qué estar abierta a validar, o a aceptar, múltiples teorías integrativas menos válidas, o simplemente "no válidas".
Generar una "macro-teoría" integrativa completa y válida no requiere de esperar más tiempo. Hacerlo ahora no resulta prematuro, ni se requiere acumular más datos. En mi opinión, es un asunto de motivación y de actitud; y, lo más difícil, es un asunto de capacidad para hacerlo.
Por lo tanto, un problema de fondo – plenamente comprensible – es que pocos confían en que se pueda generar un paradigma integrativo, bien fundamentado, valioso, profundo, convincente, y útil.
Finalmente, y como lo iré mostrando, no es posible pretender integrar a los autores o a las terapias, sino alCONOCIMIENTO VÁLIDO, proveniente de distintas latitudes. Esto, ya, nos ubica directamente en uno de "los caminos que no has andado". ¡Esto es crucial!
Y, para integrar el conocimiento válido, lo primero que es necesario es el privilegiar el conocimiento. Darle al conocimiento válido una prioridad tal, que no dé lugar a dudas que el conocimiento es lo que nos importa más.
El sentido o "sinsentido" de un nuevo paradigma integrativo, no puede ser evaluado en función de su "popularidad"; o de su capacidad para aglutinar en torno a sí mismo a autores y enfoques. Por lo pronto, porque grandes errores pueden ser muy "populares"; y porque grandes aciertos pueden permanecer en la orfandad.
Sin embargo, no se trata de "dar en el gusto" a autores o a enfoques. Estos, difícilmente se sentirán "a gusto" en un encuadre integrativo que no acoja en plenitud sus propios planteamientos. De lo que se trata es de "darle en el gusto" al conocimiento, de modo de llegar más lejos.
Adicionalmente, y desde mi óptica personal, cada psicoterapeuta tiene el más pleno derecho a pensar cómo le parezca; por lo cual de todo esto no se desprende necesidad alguna de conflictos o de agresiones entre nosotros. Podemos discrepar, con amistad; y podemos enriquecernos mutuamente a través de la discrepancia. Tal vez el único punto de conflicto se pueda generar frente a evidencias que muestren efectos iatrogénicos de algunas aproximaciones psicoterapéuticas.
Resulta claro, entonces, que nuestra propuesta integrativa será independiente de autores y enfoques… aunque procurará rescatar todos los aportes válidos de cada autor y de cada enfoque. Resulta claro, también, que no buscaremos, prioritariamente, "popularidad" o "mayorías"; sí procuraremos permanentemente el privilegiar el conocimiento.
No obstante, por supuesto, invitamos a todos a compartir con nosotros. Y a ayudarnos a enriquecer nuestros planteamientos a través de comentarios, cuestionamientos, críticas, etc. De este modo, invitamos a todos a ejercer su pensamiento crítico, con nosotros.
En suma, no deseamos generar una teoría unificadora de las psicoterapias, ni de todos los planteamientos de los diferentes autores. No lo consideramos factible… desde la epistemología, y desde las teorías mismas. Y no lo consideramos deseable, desde el punto de vista del conocimiento y de las aplicaciones clínicas.
Lo que sí deseamos es generar una macro-teoría integrativa, capaz de ayudar a unificar todos los datos válidos, y todo el conocimiento válido, capaz de contribuir a organizar coherentemente esos datos válidos, y capaz de ayudar a acumular y a utilizar de un modo sistemático esos conocimientos válidos.
De este modo, en el contexto de nuestro Supraparadigma Integrativo, no se sentiría cómodo un Freud, un Rogers, un Guidano… Tampoco se sentiría cómodo el enfoque psicoanalítico, el humanista o el post racionalista... Paradójicamente – dados los múltiples errores en los que ha incurrido cada uno de ellos – nos resultaría preocupante que, al interior de nuestro Supraparadigma, alguno de estos autores o enfoques se sintiera "cómodo".
Lo importante es que los conocimientos válidos aportados por autores y enfoques, se sientan cómodos al interior de nuestro propio enfoque. Eso sí que es importante.
Es así que, nos resulta vital, que los aciertos de cada enfoque, lo válido que aportó cada autor, encuentren, en nuestro Supraparadigma, un espacio amplio, cómodo, conectante, organizado y funcional. Un espacio que incluso contribuya a potenciar su aporte original; y que posibilite proyectar hacia el futuro los aportes valiosos de cada cual.
Resulta "noble" reconocer que, a esta altura de nuestro análisis, nuestra ambición bordea la psicosis. Ambicionamos que, en el contexto de nuestro Supraparadigma Integrativo, los aportes válidos de Freud, de Skinner, de Rogers, etc., se vean potenciados, en un contexto de sinergia positiva, que impida que las partes no válidas de la cuna original perjudiquen el aporte de las partes válidas.
Como lo hemos venido señalando, no se trata de "dar en el gusto" a autores y enfoques, sean estos Skinner, o Frankl, o Freud, o Bandura, o Perls, o Jung, o Beck, o… Tampoco pretendemos "darles en el gusto" a nuestros colegas psicoanalistas, cognitivistas, post-racionalistas… por mucho aprecio que les podamos tener. Como decíamos, de lo que se trata es de "darle en el gusto" al conocimiento; y, sobre la base de un mejor conocimiento, de lo que se trata es de aportar más a los pacientes a través de nuestra práctica clínica.
En el ámbito de las teorías, la disyuntiva está clara: o bien se "fuerzan" los datos válidos, para que quepan en las estrechas teorías existentes, o bien se amplía la teoría… para que sea capaz de contener apropiadamente todos los datos válidos.
Lo que proponemos, entonces, es una teoría unificadora del conocimiento en psicoterapia. Reiteramos: esto requiere de una adecuada selección de los datos, y de una relectura unificadora de los datos válidos existentes; con el objeto de organizarlos en una totalidad diferente. Se trata de generar – a partir de los datos válidos existentes – una teoría capaz de acogerlos en forma amigable, completa, coherente, conectada, sistémica, aplicable y no reduccionista. Y esta nueva teoría integrativa – extraída a partir de los datos válidos – a continuación, servirá como guía orientadora para ir accediendo de mejor manera a nuevos datos válidos.
En un sentido de fondo, asumimos que una disciplina incapaz de organizar en un todo coherente el conjunto de los datos válidos que ha venido generando, no podrá llegar muy lejos.
En el contexto de lo revisado, estamos en condiciones de retomar la temática de "integraciones o integración". Asumimos, entonces, que nuestro Enfoque Integrativo Supraparadigmático ambiciona ir contribuyendo a integrar todo el conocimiento válido existente en psicoterapia; y ambiciona aportar un enfoque comparativamente superior… en relación a los enfoques existentes. En este nuevo encuadre, las diferentes integraciones que se han venido proponiendo, constituyen pasos menos ambiciosos en comparación con lo que aquí nos proponemos. El Recuadro 4 explicita los elementos comunes que compartimos con otras aproximaciones integrativas; pero explicita, también, las esenciales diferencias que mantenemos con nuestros muy queridos "compañeros de ruta integrativos, amigos y, además… ocasionalmente adversarios".
El tronco común que compartimos, con nuestros compañeros de ruta integrativos, es de la mayor importancia. Sin embargo, las amplias avenidas que no compartimos, son de la mayor relevancia también. Confluencias sustanciales y discrepancias sustanciales, en un contexto interpersonal de valoración y de amistad.
El Recuadro 4 nos muestra el cómo, a partir de un "tronco" común, nuestra "Supra" integración se ha venido diferenciando.
RECUADRO 4: ENCRUCIJADA INTEGRATIVA