Читать книгу Psicoterapia Integrativa EIS - Roberto Opazo - Страница 25
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A la hora de identificar "caminos de integración", es importante enfatizar lo que hemos venido señalando: un enfoque integrativo involucra una teoría integrativa. En torno a esto, los autores integrativos tienden a converger, aun cuando, paradójicamente, solo lo hacen de una manera "teórica". Y también, como lo hemos visto, los autores tienden a compartir la idea que la principal diferencia entre una aproximación ecléctica y un enfoque integrativo consiste en que el enfoque integrativo involucra una teoría integrativa.
En suma, ciencia y teoría configuran una totalidad inseparable. Integración y teoría también. Teoría y buena práctica clínica, también.
Ahora bien, ¿de qué tipo de teoría estamos hablando?
Para algunos "integrativos", basta la presencia de una teoría integrativa; no importa mucho de qué teoría integrativa se trate, ni la calidad de ésta. Lo importante sería que exista "alguna" teoría. Al respecto recuerdo que, en una conversación con uno de los líderes mundiales de la integración, éste me decía: "La verdad, Roberto, es que no veo que marquen mucha diferencia las distintas teorías; para mí las distintas teorías dan más o menos lo mismo".
Pero… ¿dan "más o menos lo mismo"?
Otros, consideran que cada teoría tiene sus fortalezas y sus debilidades. Por lo cual, lo que no aporta una lo aporta la otra y así se va cubriendo la totalidad de la dinámica psicológica. Esto deja abierta la opción a un caos teórico, y a que cada teoría reclame que "algo bueno" aporta.
En realidad, el desafío pareciera ser otro. El desafío consiste en elaborar una "macro-teoría" válida que procure incorporar todo lo válido de las demás teorías. Y que le haga justicia al cómo operan integradamente las cosas en las dinámicas psicológicas de las personas. Por supuesto, esta tarea suena muy utópica y para muchos, a imposible. Sin embargo, al menos en el análisis conceptual, queda claro que una teoría integrativa – válida y completa – sería lo que nos está "recetando el doctor" a estas alturas de nuestra evolución.
Una teoría "incompleta" va dejando mucho conocimiento válido fuera. Una teoría "reduccionista", sesga la mirada; e impide observar aquello que, en el fondo, "obliga" a nunca observar. Una teoría "laxa y difusa" aporta muy poco; es casi como si no existiera. Y una teoría "deficiente", aporta muy poco en términos de predicción y cambio. Ya nos detendremos en esto.
Un pasaje – casi anecdótico – nos puede ayudar a ilustrar este punto. Con mi esposa, la psicóloga Verónica Bagladi, nos encontrábamos revisando un antiguo video de Aaron Beck. En el video, Beck ejemplificaba su psicoterapia cognitiva, con una paciente depresiva. Al final del video, Verónica y yo concluimos lo mismo… casi "al unísono": La teoría cognitiva de Beck le perjudicaba su trabajo clínico. Le impedía ver aspectos clínicos importantes y casi obvios; y lo llevaba a enfatizar y a sobreenfatizar permanentemente lo cognitivo.
Lo anterior resulta esencial a la hora de delimitar una teoría integrativa. Si la teoría integrativa es incompleta, reduccionista o deficiente, su existencia resultará perjudicial.
En suma, una "mala" teoría empobrece el conocimiento y debilita el trabajo psicoterapéutico. De este modo, cuando la teoría es "mala" es mejor que no haya teoría. Más aun; cuando la teoría es "mala", es preferible una aproximación ecléctica.
RECUADRO 3: LOS APORTES DE UNA TEORÍA
Una parte de las teorías integrativas que se han venido proponiendo pueden ser consideradas como deficientes o "malas". Otras muchas, podrían ser consideradas incompletas o "insuficientes". En los hechos, sea por una razón u otra, las teorías integrativas no han estado a la altura de los desafíos integrativos. En otras palabras, las teorías integrativas no han estado a la altura de las circunstancias.
De este modo, al delimitar un enfoque de psicoterapia integrativa – un enfoque que sea realmente aportativo – este enfoque tiene que estar conducido por una teoría integrativa de primer nivel. Estamos hablando de una teoría completa; capaz de contener todos los datos válidos existentes. Estamos hablando de una teoría efectivamente integrativa, que constituya una totalidad coherente que conecte partes válidas diferentes. Estamos hablando de una teoría realmente guiadora; capaz de aportar una orientación significativa en comparación con el carecer de esa teoría. Estamos hablando de una "teoría/práctica", capaz de ayudar a enriquecer sustancialmente la práctica clínica. Son esas las exigencias que habría que cumplir. Son esas las exigencias que nos "auto" exigimos.
De este modo, el lector y yo quedamos con una tarea pendiente: el evaluar si la teoría integrativa que aquí propondremos, cumple o no con los requisitos que aquí hemos establecido.
En suma: no podemos conformarnos con el atractivo que ejerce la palabra integración. En un sentido de fondo, no se trata de aglutinar mucha gente en torno a "nada". Resulta preferible el convocar a pocos en torno a "algo". A algo que valga realmente la pena.
De este modo, no podemos conformarnos con cualquier teoría… o con cualquier "integración". Y de la calidad de la teoría integrativa… dependerá la calidad de la psicoterapia integrativa que derivemos a continuación.
Es así que, en el contexto que hemos venido explicitando, nuestras "auto-exigencias integrativas" se vienen a dar la mano con las exigencias de los tiempos.