Читать книгу Sombra roja - Rodrigo Castillo - Страница 14
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el lecho iridiscente
(el pronombre, el texto, la primera despedida).
La mujer crea un bosque (de oyameles) (bajo las nubes) (en las laderas del volcán).
La mujer entra en el bosque. Lo circunda. Lo penetra.
(Hanzel y Gretel se preparan, de su mano y sin saberlo, para un filicidio o para una errancia.)
La mujer se pierde y se abandona dentro del bosque.
Y dentro del bosque se despide.
(El momento es tan largo que casi parece la traducción de un bosque.)
La mujer prescinde de la Tercera Persona. La Triplicada Santísima Trinidad. La Agnes-Lucina-Nombre-Oculto-que-Nunca-se-Sabrá. La Amaranta Caballero-Abril-Castro-Maggie-Triana.
La mujer conoce el Yo
(el momento es tan poco momento que casi parece una eternidad).
Y el Yo sólo sabe doler
It cannot be helped, on earth
we play at people 1
el Yo es una astilla que se clava en la yema del dedo índice del Yo
el Yo es una guillotina que separa la cabeza del cuerpo del Yo
el Yo se muerde la lengua y la escupe
el Yo conoce a La Muda.
La Muda soy Yo, dice La Muda paradójicamente.
La Muda Paradójicamente soy Yo.
Y entonces construyo El Texto
(que es el bosque)
y dentro del Texto está La Ciudad
(y por ser la ciudad de mi texto la ciudad no tiene nombre)
y alrededor de la Ciudad-Sin-Nombre está el océano
(el Hecho Iridiscente)
(el Lecho Iridiscente).
Y el Yo todavía sólo sabe doler
But in her
The child—I cannot
Pray. She is in herself
A prayer. You, in this quiet circle
Yourself
Are utterly
In Yourself 2
(acaba de suceder un momento tan corto como la misma invisibilidad).
Hanzel y Gretel son libres ya
(todo esto dentro de la muerte)
(y la muerte usualmente es una errancia).
Y entonces El Texto construye el Yo
(porque sus líneas son sarcófagos también)
y Yo soy la mujer que se pierde en un bosque
(y soy los oyameles y las nubes y las laderas del volcán)
y Yo soy el cuerpo que se tiende sobre sus hojas
(y soy el color verde y el color café y el color gris)
y Yo soy quien va hacia la Tercera Persona
(trémulamente)
(en medio de tanto aire)
y la deja ir.
in the light of valley-crossings
it seemed—that children awoke amid grasses
and their singing sought words—somewhere nearby
as if from there
it seemed—
in the mist of the shining of the world
they remained like pearls like islands
more painfully than in life—to shine 3
(este es El Texto del Yo para la Ex-Muerta).
(Ésta es la primera despedida.)
[retrocederá…]
1GENNADY AYGI, «Quietness», Selected Poems 1954-1994 (trad. por Peter France), Evanston, Illinois: Northwersten University Press, 1997, p. 41.
2AYGI, «Leaf-fall and silences», p. 181.
3AYGI, «Forests—Backwards», p. 187.