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Libertad Lamarque, la reina del melodrama

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Según Ricardo Manetti, Libertad Lamarque supo, en su larga carrera cinematográfica, “entender el deseo de los espectadores, erigirse en mujer a quien los inconvenientes definitivos no consiguen sepultar, en ama de casa y en mujer casadera, en hermana, en hija y en madre. Supo derrochar simpatía y bañar en lágrimas las mejillas de sus maridos, novios e hijos de ficción. En la cinematografía mexicana, exigió personajes de buena mujer, con dignidad, sin la altivez esquiva de la divas aztecas”.

Menuda, dueña de una voz que le dio fama rotunda en todo el continente, aunque un “poco aflautada” según su autocrítica, fue una diva indiscutida. “La novia de América” cuando se estaba a años luz de figuras del entretenimiento en términos globales. Fue su papá quien impulsó su carrera. En realidad, la vida de Lamarque también da para un argumento excepcional de cualquier película de su estilo.

Su padre, que la bautizó con ese nombre por ser anarquista, era un hojalatero que se casó con doña Pepa, una viuda varios años mayor y con siete hijos. Con ella tuvo a la futura famosa: primero como cantante y luego consagrada como actriz. En su autobiografía recuerda esos tiempos en que se compraba ropa de segunda mano para guardar las apariencias lujosas en una sociedad que le daba al aspecto un valor superlativo.

Lamarque se casó antes de la mayoría de edad con Emilio Romero, un apuntador del teatro Smart. Y tuvieron una hija, Mirtha. Un confuso episodio dio por terminado el matrimonio cuando la cantante y actriz se cayó desde el balcón del dormitorio de un hotel en Chile en el medio de una gira, según lo cuenta ella en un intento de fuga mezclado con ganas de suicidarse. Otro episodio envuelto en aires de folletín ocurrió cuando debió rescatar a su hija en Montevideo porque su exesposo la había literalmente raptado. Fue su segundo marido, el director de orquesta Alfredo Malerba, su gran compañero.

Asociada para siempre con el supuesto cachetazo que le dio a Eva Duarte durante la filmación de La cabalgata del circo (1945), ella lo desmentía empeñosamente cada vez que se lo preguntaban. Y así lo publicó en su autobiografía. Pero la enemistad existió. Porque Libertad estaba disgustada con los supuestos beneficios de los que gozaba la dama joven del film, como llegadas tarde y la suspensión de filmaciones con todo preparado para rodar. Lamarque los enumera uno por uno y también confiesa que en dos oportunidades Eva Duarte le pidió ser invitada a tomar el té a su casa, porque quería ser su amiga, y ella no quiso saber nada. Ante testigos. Lo cierto es que la Lamarque se fue a México en aquellos años y prosiguió una carrera internacional que siguió prácticamente hasta su muerte.

Esta es su filmografía: ¡Tango! (1933), El alma del bandoneón (1935), Ayúdame a vivir (1936), Besos brujos (1937), La ley que olvidaron (1938), Madreselva (1938), Puerta cerrada (1939), Caminito de gloria (1939), La casa del recuerdo (1940), Cita en la frontera (1940), Yo conocí a esa mujer (1942), Una vez en la vida (1942), En el viejo Buenos Aires (1942), Eclipse de sol (1943), El fin de la noche (1944), La cabalgata del circo (1945), Romance musical (1947), Gran casino (1947), Soledad (1947), La dama del velo (1949), Otra primavera (1950), Huellas del pasado (1950), La marquesa del barrio (1951), La mujer sin lágrimas (1951), La loca (1952), Te sigo esperando (1952), Mi campeón (1952), Rostros olvidados (1952), Acuérdate de vivir (1953), Nunca es tarde para amar (1953), Ansiedad (1953), Reportaje (1953), La infame (1954), Cuando me vaya (1954).

Continuó con Si volvieras a mí (1954), La mujer X (1955), Historia de un amor (1956), Bodas de oro (1956), Bambalinas (1957), La mujer que no tuvo infancia (1957), Cuatro capas (1958), Sabrás que te quiero (1958), Mis padres se divorcian (1959), Yo pecador (1959), La cigüeña dijo sí (1960), Creo en ti (1960), Amor en la sombra (1960), Bello recuerdo (1961), El pecado de una madre (1962), El cielo y la tierra (1962), La canción del alma (1964), Canta mi corazón (1965), Los hijos que soñé (1965), Arrullo de Dios (1967), El hijo pródigo (1969), Esmeralda (1970), Rosas blancas para mi hermana negra (1970), La sonrisa de mamá (1972), Negro es un bello color (1974), La loca de los milagros (1975) y La mamá de la novia (1978). Su carrera continuó en televisión con participaciones especiales en telenovelas que la mantuvieron vigente hasta sus últimos días siempre en papeles de buenas mujeres sufridas.

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